Los sismos en México y la cultura de la protección civil

APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI

En septiembre de 2017, México vivió uno de los momentos más críticos de su historia reciente: un devastador sismo de intensidad 7.1 que sacudió el país, cobrando vidas y dejando zonas enteras en ruinas.

Sin embargo, en medio de la tragedia, emergió una cultura de protección civil que demostró la fuerza y la solidaridad de los mexicanos. Hoy me gustaría hablar de las lecciones aprendidas de aquellos días difíciles y destaca cómo la sociedad civil se unió para enfrentar la adversidad.

El sismo del 19 de septiembre de 2017 no solo fue un desastre natural, sino también un recordatorio de la importancia de estar preparados para situaciones de emergencia. Paradójicamente, ese mismo día se había realizado un simulacro nacional en conmemoración del Día Nacional de Protección Civil. La casualidad puso a prueba la capacidad de respuesta de los mexicanos, y la respuesta fue impresionante.

Desde el primer momento, cientos de ciudadanos se organizaron de manera espontánea para ayudar. En las calles de la Ciudad de México, se formaron grupos de voluntarios que recolectaron alimentos, agua, equipo médico y herramientas para los rescatistas. A pesar de ser desconocidos entre sí, actuaron como si hubieran estado entrenados para ello toda su vida.

En medio de la devastación, la solidaridad floreció. Desde la Colonia Roma hasta Xochimilco, la gente se unió sin importar su origen social, su apariencia o su situación económica. En un momento en que la nación estaba herida, la ciudadanía se convirtió en un ejército de voluntarios dispuestos a ayudar en cualquier forma posible.

Hombres, mujeres, jóvenes y adultos se sumaron a los esfuerzos de rescate con valentía y determinación. La gente se transportaba en bicicleta, motocicleta, camionetas, trenes y hasta a pie para llegar a las zonas afectadas. Los ciclistas y motociclistas se convirtieron en el mejor sistema de transporte para transportar medicinas y víveres.

Lecciones Aprendidas

El sismo del 19 de septiembre nos dejó lecciones valiosas sobre la cultura de protección civil en México:

En momentos de crisis, las diferencias se desvanecen. Los mexicanos demostraron que la unidad es posible, independientemente de la edad, género o estrato social.

Los simulacros y la preparación para desastres son esenciales. Los mexicanos comprendieron que la prevención y la capacitación son cruciales para enfrentar emergencias.

La sociedad civil puede tomar el control cuando es necesario. Los ciudadanos no esperaron permisos y tomaron la iniciativa para ayudar y acelerar las acciones de rescate.

La solidaridad no tiene límites. Desde compartir recursos hasta abrazar a un extraño para dar ánimo, la empatía y el apoyo mutuo marcaron la diferencia.

El sismo del 19 de septiembre de 2017 demostró que México es más que una nación, es una comunidad unida por el amor a su país y a su gente.

La cultura de protección civil que surgió de esta tragedia es un recordatorio de la resiliencia y la fuerza de la sociedad mexicana. En tiempos de necesidad, los mexicanos son capaces de unirse, superar desafíos y construir un futuro más seguro y solidario.

El espíritu de aquellos días difíciles continúa inspirando a México a ser un país mejor.