Lo peor está por venir…

Por Héctor Romero Fierro

Parece que la renuncia obligada de Tatiana Clouthier de la Secretaría de Economía tiene más que ver con las negociaciones dentro de las consultas del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) y la cerrazón del presidente López en relación a los conflictos con las empresas generadoras de energía eléctrica con capital de inversionistas de esos países que operaban en nuestro país y que han sido desplazadas para favorecer a la CFE, derivado de la inconstitucional reforma a la Ley Eléctrica que prácticamente elimino a estas, así como discrepancias con algunas reglas de origen de la industria automotriz, donde la instrucción es a toda costa y bajo el argumento de proteger la soberanía nacional sostener la posición de López, independientemente del costo económico que esto represente. La discrepancia surgió entre la Secretaría de Economía y la Secretaría de Energía sobre cuánto ceder para evitar el levantamiento del panel energético en el T-MEC.

Días después de la “renuncia” de Tatiana, a la cual podemos catalogar como una de las pocas políticas razonables de la CuatroTé, la nueva titular Raquel Buenrostro, “renuncia” también obligadamente a la Subsecretaria de Comercio Exterior, Luz María de la Mora, Doctora en Ciencias Políticas de la Universidad de Yale, y egresada de la carrera de Relaciones Internacionales por el Colegio de México (COLMEX), quien además tiene un envidiable curriculum en el Servicio Exterior Mexicano, siempre en materia de comercio.

Tanto Tatiana, como Luz María, Marcelo Ebrad, Roberto Velasco, jefe de unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores y dos expertos técnicos, encabezaban el equipo que tenían a su cargo las consultas sobre política energética lanzadas por Estados Unidos y Canadá, que, según los especialistas, trataba de evitar que el caso pase a un arbitraje internacional cuyo resultado de seguro, será negativo y costoso para el país. El Departamento de Estado, el Departamento de Energía y el United States Trade Representative (USTR) del país vecino insisten, con razón, que tienen “preocupaciones sustantivas” por la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y otras acciones potencialmente discriminatorias en contra de inversionistas estadounidenses.

De seguro si endurece México su posición, con la línea de Raquel Buenrostro, y vamos al panel de solución de controversias de seguro lo perderemos, (México siempre pierde en Arbitraje Internacional) y como López se negará a cambiar los términos de su ley de Energía Eléctrica se impondrán severas acciones en materia aduanera a nuestro país, que pueden llegar hasta la terminación de T-MEC, que para México representa el 83% de sus exportaciones, además de las forzosas indemnizaciones a las empresas extranjeras afectadas, lo que implicaría un duro golpe no solo a las finanzas públicas, sino además a la industria y comercio nacional.

Alta inflación en nuestro país, sumando a un escenario de desaceleración económica mundial, con posibilidad de que se agrave por la invasión rusa a Ucrania, la crisis energética asociada a ese conflicto, los efectos provocados aun por el COVID-19 y la reciente crisis inmobiliaria en China, nos señalan que no nos depara nada bueno para 2023.

Lo peor está por venir.