LECTURAS

COMPARECENCIAS ¿PARA QUÉ?

Por Noé GUERRA PIMENTEL

De un tiempo acá luego del informe presentado por el gobernador en apego a la ley, se realizan las llamadas comparecencias, acto en el que algunos titulares de área del ejecutivo estatal, no todos, convocados por la comisión de gobierno previo acuerdo interno, se presentan en su condición de funcionarios estatales para ante la representación popular que invisten los diputados locales dar respuesta o, en su caso, ampliar la información sobre presuntas dudas que en el rubro correspondiente pudiera haber respecto al testimonial presentado por quien encabeza la administración estatal.

Al principio digo: de un tiempo acá, porque no siempre ha sido así, antes, aun en tiempos de Carlos de la Madrid (1991-1997), si no mal recuerdo, la práctica era la llamada “glosa del informe” que el mismo titular del ejecutivo después de su informe, desde no sé qué momento y bajo qué circunstancia, se presentaba ante sus partidarios, es decir, con la gente de su mismo partido político, el PRI, ante quienes de manera sucinta retomaba algunos puntos de su mensaje político que en los usos y costumbres de aquellos tiempos era recibido por la dirigencia, sectores y organizaciones adheridas al mismo tricolor. Acto que, entre otras, esencialmente servía para aplaudir los presuntos logros alcanzados por el gobernante en turno.

Fue durante la LII legislatura (1997-2000), con la autodenominada histórica, cuando siendo gobernador Fernando Moreno Peña, ante el empate técnico de 10 vs 10 logrado por la inédita alianza en Colima entre panistas y perredistas contra los priistas en el congreso local lo que, además de otras posibilidades, logró que a instancias de dicha empoderada oposición se pudiera transigir en la modalidad de que el otro poder, el ejecutivo, a través de los secretarios explicara o ampliara la información en varios rubros, incidiéndose particularmente en los mediáticos o políticamente rentables para algunos diputados con aspiraciones futuristas.

Escenario que muchas veces se vio como una especie de circo romano en el redondel legislativo donde más de una vez relucieron los chantajes, el cobro de facturas y, en varios casos, el desahogo o lucimiento personal de algunos tribunos, el caso es que en su momento la dinámica generaba cierta expectación, sobre todo entre representantes de medios y más cuando se suponía cierto malestar contra algún funcionario, no obstante, varios de esos funcionarios, la mayoría hasta hoy, no solo han salido librados sino hasta con aplausos del respetable al hacer valer no solo su solvencia sino un trabajo sustentado y el correspondiente buen manejo de su área o, simplemente, mostrando el colmillo.

Memorables fueron las sesiones en las que varios diputados que, como se dice: con la espada desenvainada yendo por lana salieron trasquilados, ante la contundencia de las respuestas, aunque también se han visto casos penosos en los que representantes del ejecutivo no solo han mostrado novatez y falta de preparación, sino una evidente incompetencia y desconocimiento de sus áreas y en otros casos hasta soberbia, mostrándose insolentes con la representación popular.

Así ha venido ocurriendo legislatura tras legislatura con este ejercicio desde hace poco más de veinte años hasta caer en la rutina de un acto en el que el funcionario equis acude y desde su perspectiva presenta una panorámica de lo supuestamente realizado durante el último año para que luego, un diputado por fracción, previo sorteo de orden, le pregunten y él replique, para al final retirarse sin más, sin recomendaciones, sin apercibimientos, sin seguimientos, sin ajustes ni correcciones, sin posibles sanciones, después de un arcaico y cansado ritual cuyo formato resulta por demás estéril, pues ni jurídica, ni económica, ni políticamente pasa nada, al menos no para la sociedad, cuando, por sí, debiera reportar algo.

Así que, de entrada, si no se cancela al menos sí debe cambiar su diseño para que en lugar de “posicionamientos”, en el recinto se promuevan y generen mesas de trabajo y verdaderas discusiones argumentadas al margen de lo mediático, cuestionamientos fundados en razón de problemas reales, aclaraciones y propuestas de mejora en los diferentes renglones de la administración pública estatal, por mencionar algunos aspectos, pues de otra manera seguirá siendo como hasta hoy, una ordinaria práctica intrascendente y sin sentido.