LAS RAZONES DE LOPEZ GATELL

TAREA PUBLICA

(Farmacias y médicos no oficiales, han contribuido a mantener la salud de los mexicanos)

Por: Carlos OROZCO GALEANA

En medio de las complicaciones sanitarias que sigue  generando la pandemia en su quinta ola,  apareció en escena recién el  cuestionado subsecretario Hugo López Gatell para opinar sobre un asunto de su competencia, como es el de la  venta de fármacos en distintas redes de servicio que ofertan  a la vez, en  establecimientos contiguos ubicados al lado de farmacias, consultas a precios bajos  otorgados por profesionales de la medicina que obtienen salarios medianamente significativos en lo que es una labor altruista de su parte.

El subsecretario de Salud consideró que los consultorios de farmacias a los que acuden millones de mexicanos “pueden poner en riesgo la salud, e incluso la vida, de los pacientes”, por ello “lo deseable es que no existan” a pesar de que la propia SSA los autorizó desde 2010. Advirtió que en esos despachos  adjuntos a farmacias de cadena o corporativas, son atendidos síntomas como una gripe leve o un dolor de cabeza, o una diarrea pero no   problemas de salud más graves. Resumiendo, según Gatell no resuelven problemas de salud de mayor importancia, solo  los de  corta duración que afectan, principalmente, a población sana.

“Pero alguien que tiene diabetes, hipertensión o una enfermedad pulmonar o cardiaca crónica como gran cantidad de la población mexicana, no encontrará en esos consultorios solución absoluta, incluso podrían poner en riesgo su salud y su vida, y esto es muy importante tenerlo presente”, dijo. A mí me parece claro que esta circunstancia es muy sabida por las personas que acuden a esos establecimientos, saben que encontrarán en ellos un alivio temporal y no la solución definitiva a sus males.

Lo anterior, porque los médicos entregan recetas cargadas de medicamentos con el objetivo de que los pacientes adquieran éstos en la farmacia adjunta.  Ellos tienen  una presión importante por ser agentes de ventas de medicinas que se dan en la farmacia (…) están bajo presión porque tienen que hacer recetas de múltiples medicamentos, porque ese es el interés principal, no es dar consulta, no es resolver un problema de salud. “Para estas cadenas lo importante es que salgan (los pacientes) con una receta de 6, 8, 10, 15 medicamentos, la gran mayoría no indicados, no correctamente indicados, hay abuso en el uso de antibióticos”, aseguró.

Las disquisiciones del “doctor muerte”, como le llaman algunos de sus críticos porque según ellos tomó decisiones equívocas durante la fase brutal de la pandemia, no reconocen que esas farmacias y consultorios desempeñan una importante función pública que no ejecutan las instituciones oficiales. Así como la Iglesia católica hace una  gran labor altruista  en sus distintos ministerios sirviendo a los más necesitados, los empresarios de esos negocios son solidarios a su modo pero  ganan ciertamente mucho dinero, están millonarios, pero surgieron por la insuficiencia de los gobiernos de atender a esa población abandonada y sin servicios de seguridad social, y  lo cierto es que  apoyan la economía familiar y la salud pública.

Yo he asistido algunas veces a alguno de esos consultorios y he salido satisfecho siempre. Los médicos que me han atendido han revisado mis síntomas, dialogando lo necesario y me han prescrito no más de dos o tres medicamentos, no 10 o 15 como dice Gatell.  Es decir, el servicio por lo general en esos lugares es bueno, pues ahí se encuentran médicos en horarios que no atienden especialistas, sobre todo sábados y domingos. Y están titulados, algunos de ellos laboran incluso en el sector público de salud.

Me parece imprudente la descalificación de Gatell hacia esas farmacias y los médicos. Habla a la ligera porque si bien hay la perspectiva de negocio con esa conjunción farmacia – médico, se presta una atención que ordinariamente es de mejor calidad que en instituciones gubernamentales, donde los pacientes tienen que pedir cita, la cual obtienen hasta en tres o seis meses, independientemente de la negativa que reciben en ocasiones cuando requieren algún medicamento que simplemente no lo tienen.

Entonces, me parece que son más los puntos positivos que los negativos respecto a esos establecimientos.     En lo que Gatell tiene razón es que ahí no pueden resolverse problemas crónicos como diabetes o hipertensión, pero sí pueden coadyuvar con un buen diagnóstico a mantener controles en la salud de los pacientes.

Es posible que ocurran, por lo demás, defunciones en casos graves que hayan sido atendidos tardíamente y hayan llegado a esas farmacias y / o consultorios pacientes en situación muy crítica. En tales casos, he sabido, los médicos han derivado a los enfermos a clínicas privadas u hospitales públicos.

En síntesis, reconózcase la  atinada y a veces difícil labor de farmacias y médicos solidarios en coadyuvar en la salud de los mexicanos. Llegaron en un momento en que la medicina se ha encarecido y los servicios de los médicos, particularmente los especialistas, están por las nubes. Muchos de éstos, compiten con sus iguales  a ver cuál es el  más exitoso en lo económico  en esa realidad supra materialista que enraizó en la sociedad de hoy y que tiene atrapado a tantos. . . .