La sucesión II

A PROPÓSITO

Por: Fernando MORENO PEÑA

Marcelo Ebrard

El presidente AMLO encartó en el proceso de sucesión de Morena a Marcelo Ebrard, un político forjado al lado de Manuel Camacho Solís, de quien fue siempre el segundo de a bordo y que, desde el fallecimiento de Camacho, ha hecho una carrera propia, en la que se ha caracterizado por ser un hombre de ideas progresistas y de buenos resultados en el ejercicio de la función pública.

Fue funcionario en el gobierno de la Ciudad de México con Andrés Manuel López Obrador, tuvo buenos resultados en materia de seguridad pública, en 2006 la elección como jefe de gobierno de la Ciudad de México, como candidato del PRD y fue considerado fuerte prospecto a la candidatura presidencial en 2012 y se dice que cedió su candidatura a AMLO, aunque la leyenda urbana dice que Marcelo resultó ganador en la encuesta que nadie conoció y que declinó para que AMLO fuera el candidato presidencial.

Hay quienes afirman que Marcelo Ebrard es el político más completo que tiene el gobierno de la 4T; por una parte, se valoran sus cualidades personales y la mediocridad del gabinete de AMLO, eso le permite destacar y no ser considerado como muchos de sus compañeros de gabinete: ser un florero más.

Marcelo Ebrard realiza no sólo las funciones de secretario de Relaciones Exteriores, pues también se encarga de muchos otros asuntos que el presidente le encomienda, o le encargaba, sabedor de que los atendería con eficacia.

Sin embargo, en el caso de la sucesión adelantada, AMLO no busca gente eficaz, sino gente leal a su proyecto y a su legado y eso no le beneficia a Marcelo.

Después de los destapes hechos por AMLO y del evento del 1 de julio cuando se destapó a Claudia Sheinbaum como candidata a la presidencia, en un escenario a modo “al grito de presidenta, presidenta”, Marcelo organizó su propio destape en una comida celebrada en una finca cercana a Toluca, Estado de México.

Marcelo se destapó en esa comida, rodeado de los suyos: “Hay que apoyar al presidente; él tuvo la gentileza de incluirnos en la lista de los aspirantes al Poder Ejecutivo, y hay que tomarle la palabra”, dijo el canciller, a quienes acudieron a la comida convocada exprofeso para hablar de la sucesión presidencial que adelantó López Obrador.

Marcelo tomó la palabra para dejar en claro que piensa competir por la nominación presidencial de Morena y pidió a sus cercanos que no se confundan y sigan trabajando, porque esa es la mejor forma de construir un proyecto político: “No hay que dejarnos confundir con el tema de la Línea 12. Nos querían sacar a la mala con eso, pero no podrán. Es muy claro que quisieron resolver lo que pasó (el derrumbe donde murieron 26 personas en Tláhuac) con supuestos errores de hace 12 años. Vamos a seguir trabajando, con prudencia, con eficacia. La mejor manera de competir es sacando la chamba que nos pida el presidente”, dijo el canciller.

Debemos recordar los dichos por el presidente AMLO al respecto: “Ya hablé de que soy como el destapador, nada más que mi corcholata favorita va a ser (él o la candidata a la presidencia) que el pueblo quiera”. Por eso, Marcelo Ebrard le agradece a AMLO ser tomado en cuenta como aspirante en el 2024 y pidió a su equipo seguir siendo perseverante y leal; o sea, reconoce un hecho: quien decide quiénes compiten en Morena por la presidencia es el destapador presidencial, que destapa y conduce el proceso; ello quiere decir que el dueño del dedazo de las épocas del PRI, ahora se le llama el destapador y “al tapado” se le identifica como “la corcholata”.

Las figuras de tapado y dedazo siguen vigentes en la 4T, pero ahora con otro nombre: destapador y corcholata.

Es pertinente no olvidar que el dedazo operó y fue eficaz en un partido hegemónico disciplinado y fuerte cuyas bases militantes acataban la decisión del presidente todo poderoso en tiempos en que el candidato destapado tenía la certeza de que sería el nuevo presidente.

En los tiempos actuales y en algunos procesos a partir del 2000, ya no es así y los presidentes no siempre destaparon al candidato de su preferencia; así le pasó a Zedillo, a Fox, a Calderón y a Peña Nieto, cuyos candidatos no ganaron la elección, excepto Calderón, quien no era el candidato de Fox, pues lo era Santiago Creel, a quien Calderón le ganó la candidatura.

A Morena se le dificultará procesar el destape del destapador presidencial porque no es un partido, sino un movimiento carente de disciplina política y de tradición en esos menesteres y, además, será la primera vez en 36 años que el candidato de la izquierda sea alguien diferente a Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés López Obrador y en los destapes de estos personajes nadie les disputó la candidatura al interior del PRD y de Morena.

Ahora todo será diferente.

Ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, reconoció que peleará por la candidatura para sucederlo en 2024. Dijo, estar preparado para esperar las reglas de la contienda interna, aunque no mencionó por su nombre a Morena, reiteró: “y por supuesto que cuando se den las normas, lleguen los tiempos, estamos a la mitad del gobierno, cuando eso llegue, estemos preparados para participar, de acuerdo con las reglas que en su momento se den”.

El canciller Marcelo Ebrard advirtió que no piensa volver a declinar a su aspiración de convertirse en candidato presidencial, como hizo en 2012, pues sería “absurdo”. Además, dejó en claro que no es un “ambicioso vulgar” y de no ser el candidato de Morena, no buscará que otro partido lo postule. Y negó, de momento, haber hablado de manera privada con el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las aspiraciones ya hechas públicas.

Marcelo trata de congraciarse con el presidente López Obrador, cuando afirma: “hay un proceso abierto, transparente, y que al final será la decisión que tome el pueblo, a esa nos sumaremos todos los que estemos participando”.

A Ebrard le queda claro que la voz del pueblo es la voz de AMLO.

Ebrard sabe bien que tiene un obstáculo serio: la caída de la Línea 12 del metro y sobre eso dice: “Es una tragedia en la que desgraciadamente perdieron la vida personas. Eso es lo que más me preocupa y me angustia. Ya está en curso una investigación. Siempre daré la cara, siempre explicaré mis acciones. Y yo creo que las acciones que tomé como jefe de Gobierno fueron las correctas”.

Sin embargo, esa desgracia lo perseguirá y será una crítica contra Marcelo, principalmente desde adentro de los morenistas, donde no es muy bien visto, por cierto, porque saben que tiene carrera propia y que de ser el ungido, buscará diferenciarse de AMLO siendo menos radical y buscando la alianza de sectores con los que el presidente se ha confrontado.

Marcelo sabe que toda magia tiene un precio y parece estar dispuesto a pagarlo. Esperemos para ver qué ocurre.