Irak anuncia que reclamará por veredicto sobre masacre de Haditha

Irak anunció hoy su intención de «hacer cumplir por vía judicial los derechos de sus ciudadanos que fueron víctimas inocentes de disparos indiscriminados de soldados estadunidenses». Preguntada al respecto, Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado estadunidense, dijo que no tenía conocimiento de que la embajada de EU en Bagdad hubiera sido contactada por las autoridades iraquíes.

La masacre de Haditha, en Irak, por la cual el principal acusado, un soldado estadunidense que se declaró culpable de negligencia, evitó la pena de prisión, fue un «drama para Estados Unidos y para Irak» del cual se sacaron «lecciones», dijo Nuland.

«Esos eventos fueron una tragedia al mismo tiempo para Estados Unidos y para Irak», añadió Nuland, que rechazó hacer comentarios sobre el veredicto resuelto el martes por un tribunal militar estadunidense contra el principal implicado.

«Después de ese incidente, el Departamento de Defensa ha realizado una revisión exhaustiva y completa de la participación de nuestras tropas en Irak, de su entrenamiento y de los procedimientos para proteger a los civiles durante los conflictos armados, y sacó gran número de lecciones», afirmó Nuland.

Los habitantes de Haditha afirmaban hoy estar estupefactos y asqueados por la clemencia del veredicto dictado por un tribunal castrense estadunidense contra un militar implicado en la matanza de 24 personas en esa localidad iraquí en 2005.

El sargento Frank Wuterich fue «degradado a soldado» y «condenado a 90 días de detención» (pena que no cumplirá), informó el ejército estadunidense en un comunicado difundido en Camp Pendleton, donde desde hace tres semanas el acusado comparecía ante una corte marcial.

A raíz de un acuerdo con la fiscalía, el sargento era pasible de una pena máxima de tres meses de detención, una reducción de dos tercios de su salario durante tres meses y una degradación militar por su papel en la muerte de 24 iraquíes, entre los cuales había niños, el 19 de noviembre de 2005.

La matanza de Haditha es uno de los más graves crímenes de guerra de los que se acusa al ejército estadunidense durante los casi nueve años de ocupación de Irak, que terminó en diciembre. «Pensamos que la sanción no está a la altura del crimen cometido», dijo hoy a AFP Ali Musaui, consejero de prensa del primer ministro Nuri al Maliki.

«Vamos a hacer valer, por todos los canales legales, los derechos de nuestros conciudadanos, que fueron víctimas inocentes de disparos indiscriminados por parte de soldados estadounidenses», añadió. En esta ciudad sunita de 80 mil habitantes a 200 kilómetros al noroeste de Bagdad, la clemencia del juicio ha causado resquemor.

«Matar a 24 personas inocentes y ser castigado con sólo tres meses (de prisión) es un ataque contra la humanidad», estimó Jalid Salman, concejal y abogado de las víctimas. Según la acusación, a pesar de la ausencia de insurgentes, los soldados estadunidenses se dedicaron durante tres horas a matar para vengar la muerte de un compañero a causa de una bomba.

Jefe del escuadrón incriminado, sin experiencia previa en combate, el sargento Wuterich siempre apareció como el principal acusado. Los otros siete coacusados fueron todos sobreseídos. El lunes, el militar se declaró culpable de no respetar su deber, en el marco de un acuerdo con la fiscalía, lo que permitió retirarle los cargos de homicidio involuntario.

«La gente de Haditha está deprimida, sobre todo los familiares de las víctimas, inocentes a los que mataron sin razón», destacó Asem Omar al Hadithi, un periodista de Haditha. «Todo lo que queremos es que se haga justicia», declaró.

Antes de conocer el veredicto, Wuterich había declarado no ser un «asesino de bebés a sangre fría». Dirigiéndose a las tres familias de las víctimas de la matanza, había declarado antes: «Sé que no puedo hacer nada para disminuir su dolor (…) Quiero asegurarles que nunca tuve la intención de hacerles daño a ustedes ni a sus familias. Yo sé que ustedes son las verdaderas víctimas del 19 de noviembre de 2005».

«No, no les perdonaremos jamás», declaró Awus Famih Husein, un funcionario de 45 años que vive cerca del lugar donde tuvo lugar la matanza. «Ni yo, ni mis hijos, ni mis nietos», dijo junto al lugar mismo donde el militar estadunidense murió a causa de una bomba casera, provocando la respuesta de sus camaradas.

A Ayad Ghazi Musleh, cirujano del hospital de Haditha, el juicio le hace revivir malos recuerdos en relación a una de sus pacientes, Aida Ahmed, a la que había operado días antes de la matanza. «Estaba aún en tratamiento, sé que la mataron en su cama (…) Aún me duele pensar en su muerte», dijo.

Desde su punto de vista, la sentencia pronunciada contra Wuterich es la prueba de la injusticia del sistema: el precio de «la sangre de los iraquíes y de la gente de los países del Tercer Mundo es la más barata» del mundo, comentó el médico.

Con información de AFP

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