El estudio Awaiting the Mexican Wave, Challenges to energy reforms and raising oil output, publicado el pasado 23 de junio por el Instituto de Oxford para estudios de energía, considera que luego de analizar las reformas planteadas por el gobierno mexicano, no tendrán un impacto real a corto plazo, y en el mejor de los casos será hasta después de la presente administración federal, a partir del 2020.
El estudio publicado por Amrita Sen, señala que si bien las recientes reformas del mercado energético tendrán consecuencias transformadoras en el sector petrolero mexicano y pudieran ofrecer oportunidades para los inversores privados extranjeros, quedan muchos desafíos y algunos de los objetivos perseguidos por la reforma energética no se materializarán, al menos no tan rápido como predice el gobierno.
Explica que la inversión privada extranjera puede fluir a un ritmo más lento que el que el propio gobierno y Pemex contemplan.
“El mayor inconveniente de la legislación es la falta de detalles para hacer frente a la situación actual de los sectores (energéticos), que enfrentan desafíos profundos, mientras que el estado actual de las tuberías, la capacidad de almacenamiento y refinerías ofrece poco atractivo para la inversión privada”, señala.
“La plena apertura del sector, aguas abajo no es hasta el año 2020 (es decir, más allá de la permanencia del actual gobierno)”.
Consideró ‘irreal’ la meta de extracción de 3 millones de barriles de petróleo diarios para el año 2018, con el argumento de la tendencia se ha mantenido por debajo de 2.5 millones de barriles mensuales, muy lejos del pico alcanzado en 2004, con 3.4 millones de barriles promedio diario.
Amrita Sen señala que esto bien puede alentar el ritmo de la inversión extranjera.
Por otra parte, indicó que mejorar el desempeño de Pemex a través de someterla a una mayor competencia no puede materializarse, ya que Pemex seguirá operando en sus activos (infraestructura) de aguas poco profundas y ofrece poca competencia de las empresas extranjeras en otras áreas.
“Una incertidumbre clave sigue siendo de hasta qué punto el gobierno irá a salvaguardar Pemex de la competencia extranjera, mientras que para otros la incertidumbre política también sigue siendo, lo que podría desalentar la inversión extranjera”, explica.
“Esto tiene el potencial de obstaculizar cualquier progreso realizado y evitar las reformas energéticas en el futuro”.
Estos factores, combinados con altas tasas sugieren que puede que no sea hasta la próxima década que las actuales reformas del sector energético no tengan ningún impacto material en la producción de México.
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