Colima.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lamenta el daño al patrimonio histórico que se presenta en el centro de la ciudad pero admite que no tienen muchas facultades para actuar pues su labor “es más bien normativa”, explicó la responsable del área de Monumentos históricos del INAH en Colima, Dora Angélica Correa Fuente.
“Es una lástima que nuestro patrimonio esté siendo afectado por este tipo de vandalismo. Nosotros regulamos las acciones que se hacen en los inmuebles y lo que se podría hacer es mandar un requerimiento a los propietarios para que le den mantenimiento a sus casas”.
Recordó que esto ya se ha hecho pero se han encontrado con problemas en los inmuebles, “se ha hecho en algunas ocasiones que hemos visto que el abandono es muy fuerte, pero nos hemos encontrado de que hay problemas legales con las propiedades: están intestados, el propietario no está en el estado o incluso en el país”.
Acerca de si es posible que el INAH tome posesión de las casas y terrenos abandonados para darles mantenimiento y vocación, Dora Angélica Correa dijo que el proceso de expropiación del inmueble es largo y difícil pero aseguró que “las instancias han trabajado con respecto a esta situación, nosotros apoyando con la normatividad y reglamentos al respecto, y en todo caso, al momento de ir regularizando todas las obras”.
Descuido y graffiti en el centro histórico de Colima
El “Reglamento de imagen urbana de la zona centro de la ciudad de Colima” parece ser letra muerta, pues varios inmuebles del primer cuadro de la ciudad se encuentran descuidados y convertidos en lienzos para graffiteros.
El artículo 36 de dicha normativa municipal establece en su fracción XI que “todas las fachadas y edificaciones que representen un valor cultural para la ciudad y que se encuentren en estado de descuido o abandono deberán ser rescatadas, rehabilitadas y conservadas aprovechando su estructura y fisonomía original en la mayor medida posible”.
Sin embargo, tan solo como un ejemplo, el portal Hidalgo, ubicado justo frente al Jardín Libertad, parada obligada de turistas nacionales y extranjeros, está lleno de graffitis, sucio y con la pintura descarapelada producto del descuido y del tiempo sin atención.
De la misma manera, paredes de establecimientos comerciales, casas y casetas de teléfonos públicos del primer cuadro de la ciudad han sido tomados como espacio de expresión para graffiteros.
El artículo 237 Bis al Código Penal para el Estado de Colima establece las sanciones para quien “plasme, pinte, grave, tiña o imprima signos, grabados, mensajes o dibujos” en muebles o inmuebles sin autorización del propietario, y son de hasta un año de prisión y multa por 60 unidades (3 mil 682 pesos).
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