‘Generación brillante’

APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI

El sábado pasado mientras tomaba religiosamente mi café en un lugar del norte de la ciudad, nuevamente perdí las esperanzas.

Antes que nada, debo contarles que a estas alturas de mi vida tengo muchos rituales personales y entre ellos están: correr, leer, escribir, escuchar música, tomar mate, café y uno importante es que al despertar, renuevo totalmente mis esperanzas en la humanidad, aunque por la noche al terminar mi día, se hayan hecho añicos una vez más.

Todos los sábados o domingos cuando no me toca guardia, acudo al mismo lugar y me siento en la misma mesa con un libro, mi libreta de notas y laptop por si surge algo inesperado y tuviera que trabajar a distancia, ya saben, esta profesión no tiene horarios ni días.

Pues bien ahora les cuento. Mientras disfrutaba de mi ritual de café, me encontré inmerso – sin quererlo – en una conversación que me hizo cuestionar la dirección en la que se dirige la perspectiva de las nuevas generaciones.

En la mesa de a lado desayunaban tres jóvenes menores de 30 años, dos hombres y una mujer. En su sobremesa los escuché debatir apasionadamente sobre socialismo y capitalismo, obvio se mostraban más afines al socialismo, es lo de hoy, lo in y lo chido.

Al escucharlos hablar en voz alta como si quisieran que todos nos enteráramos de sus teorías y argumentos, voltee y no pude pasar por alto los detalles, bueno nunca lo hago, nunca se me van.

Por la manera de hablar, supuse y así fue, todos estaban perfectamente armados con sus iPhone 13 y 15. La ironía no pude ignorarla: nada más contradictorio que defender el socialismo desde un dispositivo móvil emblemático del capitalismo.

Sin embargo, lo que realmente capturó mi atención y me sumió en una profunda decepción generacional fue la propuesta audaz de uno de ellos: la exclusión del voto para adultos mayores de 70 años en las próximas elecciones.

Su argumento versaba básicamente en que si el promedio de vida de los mexicanos es de 70 años, aquellos ciudadanos con esta ‘maldita edad’ o superior a ésta, no llegarán a ver el siguiente sexenio.

Por esta razón, dijo: “yo digo que los de 70 años o más no deberían votar”.

Y reforzó su argumento señalando que su voto sería inútil y potencialmente perjudicial para las elecciones futuras.

Es decir, en el supuesto de que vivan para llegar a la casilla de votación en su sección electoral el próximo 6 de julio del 2024, podrían hacer valer un voto que afecte a las generaciones venideras sin que probablemente vivan para sufrir las consecuencias de su voto.

En el ‘peculiar universo’ de este joven visionario, la lógica parece ser que solo aquellos que tendrán la «suerte» de vivir más allá de la siguiente elección presidencial del 2024 deberían tener el privilegio de participar en el proceso electoral por venir.

Tal vez este joven profeta de la política ha descubierto la fuente de la eterna juventud o ha firmado un contrato vitalicio que garantiza su presencia en todas las elecciones por venir con menos de 30 años.

Es fascinante ver cómo la misma generación que abraza con fervor los ideales del socialismo, una ideología que se basa en la igualdad y la inclusión, pueda abogar por la exclusión de un segmento de la sociedad. La ironía es tan palpable como el costo de sus iPhone.

Quizás, en lugar de limitar la participación de ciertos grupos demográficos, podríamos aprender de la riqueza de la experiencia de aquellos que han presenciado múltiples ciclos políticos a lo largo de las décadas.

La democracia no solo se trata de las voces de los jóvenes visionarios, sino también de la sabiduría acumulada de aquellos que han visto la evolución de nuestro país a lo largo del tiempo.

En última instancia, esta peculiar propuesta refleja una desconexión sorprendente entre la teoría y la práctica, entre la defensa del socialismo desde la comodidad de sus iPhone y la sugerencia de excluir a ciertos ciudadanos del proceso democrático.

En tiempos donde la unidad y la inclusión son más cruciales que nunca, tal vez deberíamos reconsiderar ¿quiénes serán los verdaderos arquitectos de nuestro futuro político y qué valores queremos promover como sociedad en México?.