Garrafón de agua, a 100 pesos en comunidades de Cerro Grande

Foto: AFmedios/Jairo Martínez

Colima.- Aunque es un derecho, el agua potable no está garantizada para todos, y en Colima hay lugares que viven con esta realidad, en donde incluso comprar un garrafón de agua, con todo y traslado, implica un costo de 100 pesos.

Esto ocurre en la zona de Cerro Grande, en donde cerca de 2 mil pobladores de siete comunidades rurales distribuidas en Colima y Jalisco, sólo cuentan con el agua de lluvia que logran captar, y cuando se acaba, deben trasladarse varios kilómetros cerro abajo para llegar a la zona urbana y comprar agua.

En el marco del Día Mundial del Agua que se conmemora este 22 de marzo, Angélica Jiménez, presidenta de Fundación Manantlán, expone la paradoja que viven estas cerca de 900 familias que carecen de agua potable pero son los guardianes de los bosques que producen alrededor del 90 por ciento del vital líquido que se consume en Colima y Villa de Álvarez.

«Porque nadie les paga por hacer esa labor pero ellos asumen estos costos de conservación cuidando los bosques, evitando incendios, haciendo aprovechamiento sustentable, no tirando basura, cuidando que el turista no haga destrozos, entre otras cosas», afirmó en entrevista con AFmedios.

Lo que sucede en Cerro Grande, explica, es que el bosque funciona como una esponja absorbente del agua de lluvia que después llega a los manantiales y se toma para llevar a las viviendas de estas ciudades, pero a la par, al absorberse el agua de lluvia, en las comunidades no se crean depósitos superficiales como ríos o lagos.

«Si no llueve, están en serios problemas de abastecimiento de agua (…) Ellos tienen que ir a Minatitlán o bajar a Colima y Villa de Álvarez para comprar agua potable, es un costo grandísimo, cada garrafón, con todo y traslado, les sale a 100 pesos, lo que es bastante irónico y porque son comunidades con alto grado de marginación y son personas que ganan mil pesos al mes», afirma.

El sistema con el que cuentan estas familias es la captación de agua de lluvia mediante grandes ollas destinadas para ello, sin embargo, se considera agua con riesgos de contaminación dado que las ollas se encuentran a la intemperie y carecen de un filtro que evite, por ejemplo, la caída de animales o basura en el interior; y esta agua, es la que usan para cocinar, lavar o bañarse.

«Estamos bastante endeudados con ellos, es necesario colocar plantas purificadoras de agua para que no tengan que gastar tanto sino comprarla ahí mismo, tuberías, tratado de aguas residuales (…) Es momento de ser conscientes de todo el trabajo que hacen las comunidades para que estos bosques sigan proveyendo de agua».

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