EN VOLANDAS

La política, ciencia práctica

Por: Rubén Carrillo Ruiz

Abandoné la traducción, pero regreso a ella porque es fuente de conocimiento, enfoque distinto, exploración. Por torcedura profesional, acudo a fuentes francesas porque en ellas encuentro estructuras de pensamiento lógicas, relacionadas con el ensayo, cuyo creador fue Montaigne.

Hay un sitio, La vida de las ideas, que siempre me proporciona goce intelectual cuando leo sus materiales. Ahí encontré los siguientes textos que relaciono con la, por fortuna, pronta finalización de, quizá, la etapa más nefasta de la vida pública colimense, pero que avizora tiempos inéditos. Un propósito del traslado es que las definiciones son indispensables, imperativas. Más cuando se vinculan con la política y los medios de comunicación, ejemplos metodológicos del significado de la actividad dialéctica.

Con frecuencia, se reduce el concepto a cuaderno escolar o discusión metodológica, es decir, aplicación filosófica que estudia las ideas, esencias eternas. La pregunta sobre el verdadero significado del diálogo es viejo, un método de enseñanza, conseguir la definición de una realidad dada. La política se articula con habilidad y mantiene con la dialéctica una relación compleja y ambivalente.

La búsqueda de la definición ilumina el método dialéctico, que, a su vez, proporciona mejor comprensión de la propia ciencia política, de la que Platón dijo que es ciencia cognitiva y no práctica, es decir, que conoce y no produce. Esta posición plantea una dificultad porque la política es, también, una ciencia de la acción. En síntesis, una política bien definida evitaría el caos.

La prensa en democracia

Es una institución no gubernamental importante y formidable de la democracia, al menos esa creencia plantea el discurso teórico y político del periodismo en los regímenes modernos. Indispensable, garantiza el descubrimiento y circulación informativas, la difusión y confrontación de opiniones; en definitiva, las condiciones del debate público para formar voluntades individuales de ciudadanos. Formidable, ya que las selecciona o retrae y ejerce una influencia perjudicial sobre su formación.

Esta doble certeza se sacude por el declive de medios tradicionales, fallas atribuidas a los órganos periodísticos y aparición de plataformas innovadoras de comunicación que facilitan el acceso de todos a una derivación de mediaciones inevitables.

Los fundadores de regímenes parlamentarios en el siglo XVIII y teóricos de la democracia representativa en el siguiente tuvieron aguda conciencia de la centralidad y peligrosidad de la prensa para el autogobierno. Si Jefferson afirmó, sin dudarlo, preferir una prensa sin gobierno a un gobierno sin periódicos, Tocqueville señaló que uno no va sin la otra: “la soberanía y la libertad de prensa [son] dos cosas enteramente correlativas del pueblo.

La democracia no sólo confiere el derecho de voto a los ciudadanos, sino también crea el contexto político para el ejercicio, en la votación, el juicio político de una manera informada. Por ello, la tentación de la censura es una contradicción en este régimen”. También garantiza la existencia e independencia de una institución cuya tarea principal es hacer públicos hechos y opiniones.

El papel de la prensa no reduce su rol como institución de debate. Es instrumento comercial y fuente de entretenimiento, publicidad y herramienta de propaganda, centro cultural y escisión de identidad.

La aparición de “nuevos medios” (internet y las redes sociales) es gran metamorfosis de la prensa. La proliferación de canales de comunicación, que comenzó con el desbloqueo de los tradicionales y el desarrollo de la televisión por cable y satélite, dio sitio a una “democratización” del acceso de no sólo escuchar, sino también para hablar con los medios.

Los medios tradicionales siguen desempeñando liderazgo en los cargos públicos. No es seguro, entonces, que la disminución general de la prensa, cuya desaparición ha sido anunciada, continúe en el futuro.

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