EN VOLANDAS

Umbrales

Por: Rubén Carrillo Ruiz

Vivimos el umbral de una decisión ciudadana que demostrará el brío de la sociedad colimense (aquejada como el resto del país por el atasco económico, la inseguridad, políticos funestos, chocarrera rendición de cuentas, propuestas hipotéticas) para elegir su destino inmediato.

Las campañas partidistas deben ser puesta en escena de la verdad, más allá de las diferencias ideológicas, que muestre trayectorias individuales, profesionales, axiológicas y políticas.

Estacionada la transición democrática, onerosa e improductiva en varios casos, conviene que los medios y políticos rompan esa connivencia dañina para la coexistencia tranquila, el envío a la opinión pública de que un debate lo gana aquel que enuncia invectivas, descalifica más, propone menos e insulta a todos.

Estoy seguro: esta temporada electoral puede resultar benéfica para el escrutinio profesional de la prensa, la radio, televisión e internet (con las invasivas y fanáticas redes antisociales). También, un análisis equilibrado para los sistemas institucionales de comunicación, muchos de los cuales todavía conservan el formato obsoleto del boletín de prensa, cuyo derrotero próximo es el epitafio informativo, sin novenario, ni misa de cuerpo presente. Este género es el más santiguado en la práctica periodística porque incluye la ley del menor esfuerzo y evita la profundidad temática de la entrevista, el reportaje, artículo de fondo, la crónica y el editorial.

El debate reciente manifestó la pluralidad, aunque a varios disguste. Con matices, todos coincidieron en la educación, el puerto de Manzanillo, la inseguridad, incrementar el empleo, combatir la pobreza extrema.

Los desplantes de Jorge Luis Preciado son para la gradería, escarceos para el espectáculo, pese a que tenga un tránsfuga sistémico, con aires de intelectual orgánico, quien preconiza que solo con el panista habrá democracia en Colima. ¡Vaya diagnóstico de este desfasado, pero convenencieramente adscrito a dos nóminas oficiales!

El registro más patético de la orfandad del PAN es su vocero, con doble casaca: todavía es diputado perredista y engola mentiras bumerán, como el gracejo de que Ignacio Peralta es culpable de la caída del satélite Centenario, cuando es sabido que Felipe Calderón contrató a la compañía fallida. Lo extraño: algunos periodistas que cubren esas falacias las registran en automático, sin contrastar los datos y no cuestionan tales embu(s)tes.

Locho Morán nunca se quitó el chip de su paso por la presidencia municipal de Colima e hizo un panegírico de su honestidad extrema; tan radical que me hizo recordar el viejo adagio de Groucho Marx: si alguien presume que es honrado, hay que creerle, miente.

Para incrementar su baja aceptación, Morán aludió al tema de las pensiones estatales, de los municipios y universitarias. A los trabajadores de la casa de estudios repitió, como guacamaya, las falsedades de quienes dirigieron al Sutuc, hoy hospedados en Morena, donde con un chorrito de voz (no aquella estentórea y mendaz cuando querían llegar a la Rectoría con presiones y amagues de huelga) susurran mensajes invisibles.

Nacho Peralta aguantó la caballería rusticana de sus adversarios. Cierto, la administración anguianista es impresentable por sus resultados en un debate, y el candidato priista ha hecho malabares para resistir, primero, los misiles internos, forcejeos de grupos contrarios a su postulación, una metralla negociadora de posiciones futuras, y luego ir construyendo su estrategia propia, puliendo ideas y estructurando su llegada al gobierno estatal.

El resto de aspirantes fue testimonial en el debate, celebrado en la Universidad de Colima. Testimonial no por carencia de sensatez, sino porque una elección se gana en las urnas y los partidos mínimos estarán ausentes para el triunfo del 7 de junio.

IDENTIDAD UNIVERSITARIA

Dos hechos recientes prueban el sentido de pertenencia social a la Universidad de Colima. El desfile del pasado 1 de mayo probó que ya se recuperó la cohesión interna, rota por necedades y bulimia de poder de una dirigencia sindical retirada por sus agremiados. El campeonato del equipo de futbol Loros alienta el ánimo de la comunidad. Bastó que se conociera su victoria para que los sitios del periodismo digital quedaran abrumados por comentarios y señales positivos. Uno de ellos registró más de cien mil “likes” en menos de cuatro horas. Sumados todos, más de medio millón.

“LAS MALAS PALABRAS”

Hace una década, Julio César Londoño, escritor y crítico colombiano, escudriñó el origen e historia sorprendentes de la palabra puta, cuyo significado actual tiene matices despectivos, pero en otros tiempos habitaba la sabiduría.

“El verbo latino puto, putas, putare, putavi, putatum, procedía de un vocablo griego, budza, que significaba sabiduría hacia el siglo VI antes de Cristo. En Atenas las mujeres carecían de los más elementales derechos. Estaban acostumbradas a que las hetairas les robaran por una noche el cuerpo de su marido, pero estas sabias, estas budzas, les estaban robando para siempre también el corazón. Entonces la palabra budza, noble y antigua, comenzó a tomar en los celosos labios de las matronas entonaciones ásperas y significados maliciosos. ‘Sabihonda’. ‘Sabida’. El fonema beta, suave y bilabial, se endureció en una pi también bilabial pero explosiva, pudza. Luego, se fue haciendo más fuerte, marchó a Roma en libros y viajeros, y cuando llegó ya no era una palabra, era un escupitajo: ¡puta! Significaba, hacia el siglo 1 después de Cristo, sapiencia y meretriz.”

 

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