El otro legado de Janis Joplin 

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Sarai AGUILAR ARRIOZOLA

El 4 de octubre de 1970 murió por sobredosis la primera estrella femenina del rock. Y a cincuenta años, nos seguimos preguntando quiénes sí son o no feministas o qué agendas hay que levantar para poder tener un carnet que nos avale en la causa.

Y al parecer la vida Janis Joplin es fiel reflejo del purismo que la causa ha permitido, dando así lugar a reproducir discursos patriarcales y el permitir que el modelo de mujer perfecta que nos ha sido impuesto se perpetúe aun en el feminismo.

En este mes, mientras se conmemora el 50 aniversario de la muerte de Janis Joplin, la diosa blanca del rock, las notas con respecto a su legado parecen más dedicados a resaltar los detalles oscuros de su vida personal a su legado en lo musical y sociocultural. “Criatura salvaje del rock, nadie igualaba sus excesos. Su vela se apagó tan rápido como prendió, sumida en el licor y los cocteles de drogas”, “Janis Joplin dependía cada vez más del licor y la heroína para cantar”.

La Janis Joplin, la mujer de carne y hueso que irrumpió en un mundo de hombres y lo conquistó, poco es destacada. Despreciada en su conservadora comunidad por ser bisexual y negarse a ajustarse al modelo de belleza impuesto, defendió la integración racial y llegó a ser amenazada por el Ku klux Klan, debido a su amistad “con negros”, quienes, al ser ella marginada, le abrieron las puertas de su amistad en sus años adolescentes, en su ciudad natal, Port Arthur.

“Fue una pionera. E hizo sacrificios para asumir riesgos que allanaron el camino para que las artistas mujeres ganaran presencia en la industria de la música y para que no se ajustaran a las demandas que imponía una sociedad patriarcal”, dice Holly George-Warren, estudiosa de la cantante y autora de La biografía definitiva de la legendaria reina del rock (El País, 04-10-2020).

Su canción “Women is Losers” retrata cómo las artistas eran subestimadas sólo por su género. Para Anwen Crawford, escritora australiana y crítica musical, esto trasciende a las artistas y se permea desde los roles sociales asignados a las mujeres, pues el rock rara vez ha ofrecido a las mujeres la misma promesa tangible de rebelión social y libertad sexual que les ha dado a los hombres, menciona. Y con una frase demoledora, Crawford engloba la tesis que ha predominado no sólo en el rock, sino en las artes en general. “Rara vez se supone que las mujeres rebeldes de rock, incluidas sus escritoras, sean genios; a menudo, se supone que son prostitutas.” (The New Yorker 26-05-2015).

Es momento de darle un giro a las biografías que banalizan la trascendencia de las mujeres en el arte, cualquiera que sea la expresión, y centrarnos en los logros y triunfos de mujeres, que sin llevar pancartas, han trastocado el orden patriarcal en un mundo de machos. Janis Joplin lo supo hacer. En ese sentido resulta didáctico que es una de sus canciones emblemáticas, Cry Baby, es un cover de Garnet Mimms, un cantante afroamericano de soul. Tomó una canción interpretada originalmente por un hombre y la transformó con un giro único. Como gritándonos, a 50 años de distancia, ustedes también arrebaten el lugar que la sociedad les ha negado.