EL EXTRAÑO CASO DE LAS ENCUESTAS

¿QUÉ VIENE?
SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

De manera muy deasfortunada, desde finales de la semana pasada y a inicios de ésta, comenzaron a circular en redes diversos resultados de las mediciones a la preferencia del electorado por algún candidato o candidata a la gubernatura del estado.

Algunas, como el caso del estudio realizado por De Las Heras, las dio a conocer específicamente el candidato de Movimiento Ciudadano, Locho Morán.

Para dar a conocer el ejercicio realizado por la encuestadora Enkoll, la empresa convocó a los medios locales para compartir los resultados de su trabajo.

C&E Research publicó en redes el link directo a su página de internet institucional, para que pudiéramos acceder a las gráficas resultantes.

Y finalmente los datos que arrojan los locales de Cifras los hicieron circular por diversos medios electrónicos.

Lo peculiar es que estos ejemplos son de empresas registradas, formales, con experiencia y que todas describen, cuando muestran sus números, metodologías muy semejantes.

Muestras de 1000 o más encuestas, cara a cara, distribuyendo su aplicación de manera proporcional en todo el territorio del estado, respetando la representatividad de género y edades, con márgenes de error del 3%, etc.

Lo extraño es que todas muestran un escenario distinto. Los porcentajes que cada competidor puntero trae, quién va en segundo, tercero y cuarto lugar, así como también las diferencias entre uno y otro.

Hay que decirlo y contundentemente. Estos instrumentos, o bien ya no funcionan para realmente poder predecir el comportamiento del electorado, o bien son mercenarios del mejor postor: el que la paga, la gana.

En estos días, donde la complejidad de la sociedad se presenta como nunca, donde las redes sociales nos mantienen informados o desinformados al instante, donde la credibilidad en general de los políticos esta por lo suelos, la confusión que generan estos resultados o “estrategias”, tampoco abona a generar condiciones de competencia sana y que sean atractivas para el electorado.

Sin duda, el razonamiento del voto tendrá que ser íntimo y reflexivo. Tiene que darse producto del análisis y de la defensa de los verdaderos intereses que protejan al bien común, considerando que en la democracia, un solo voto de diferencia produce un ganador o ganadora.