Desaparecidos: encontrarlos cueste lo que cueste

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por. Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

¿Dónde está Viviana?, ¿Dónde está Daniela?, ¿Dónde está Paola? ¿Dónde está José?

Estas consignas, elevadas durante la marcha por la desaparición de cuatro jóvenes de Colotlán, Jalisco, el 25 de diciembre en una carretera de Zacatecas, parecen ser las de decenas de miles de mexicanos que lloran por sus desaparecidos.

Daniela y Viviana, además de Paola Vargas y José Melesio Gutiérrez, desaparecieron en Víboras, Zacatecas, a ocho kilómetros de la frontera con Jalisco. Allí vivían las hermanas y allí se estaba quedando estos días José Melesio Gutiérrez, que había llegado desde Estados Unidos a visitar a Daniela, su novia desde hace tres años. Como tantos otros, tras una última comunicación con sus familiares, no se volvió a saber de ellos hasta la fecha. Como si la tierra se los hubiera tragado. Una metáfora que engloba el destino de miles que terminan en fosas a lo largo del país.

De acuerdo con Fragmentos de la Desaparición, una investigación periodística referente a las desapariciones en el país, Zacatecas se ha vuelto el nuevo epicentro de esta desgarradora violencia. El 24 de noviembre asesinaron a Josué Silvestre Urzúa Padilla, encargado de la Guardia Nacional en ese estado.

El sábado 3 de diciembre, un grupo de hombres armados atacó al juez de control Roberto Elías Martínez en el municipio de Guadalupe. El juez falleció el domingo 4 de diciembre. Posteriormente se registró un motín y un intento de fuga del Centro Regional de Reinserción Social Varonil de Cieneguillas, ubicado en la capital zacatecana. Además, se registraron bloqueos en avenidas que conectan a Zacatecas con otros estados mexicanos.

A esto se suman el incremento en el número de personas desaparecidas y de los homicidios, las cuales ya están entre las principales razones detrás del desplazamiento forzado que se vive en Zacatecas. Basta con revisar lo ocurrido solo en los dos últimos meses del año que recién concluyó. En dos semanas la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJEZ) reportó la desaparición de más de 18 personas, entre las que figuran los cuatro jóvenes oriundos de Colotlán, Jalisco, y la de Raúl Calderón Samaniego, exbajista de Los Románticos de Zacatecas, familiar del coordinador de la bancada de diputados federales de Movimiento Ciudadano, Jorge Máynez. Al músico se le perdió la pista el 31 de diciembre y fue hallado sin vida el 2 de enero.

Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas no Localizadas y Localizadas (RNPDNO), durante 2022 desaparecieron 755 personas en Zacatecas, de las cuales más del 65 por ciento permanecen en calidad de desaparecidas y no localizadas; y el 13% fueron encontradas sin vida.

No obstante, estos números no reflejan lo que verdaderamente pasa. La realidad de que la mayoría de las desapariciones en muchos casos no son siquiera reportadas. Esto, por miedo por los hijos que aun quedan en casa, pues en la mayoría de las ocasiones los familiares son amenazados por los delincuentes si “hacen ruido “o son presas de extorsiones.

Y una vez más ante esta tragedia sin precedente, de ausentes sin rastros, que transforma a familias en muertos en vida, y a sus desaparecidos en muertos sin tumba, nos unimos al clamor de las marchas y reclamos a las autoridades. ¡De norte a sur, de este a oeste, los vamos a encontrar cueste lo que cueste!

 

 

Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA