De Ourense, Madrid a México, así hablamos aquí

En palabras Llanes
Por: Alberto LLANES

Quien no conoce a Margarita Domeq, querrá decir Gotier, es lo mismo, las dos embriagan Tin-Tan

A esta edad puedo decir que todavía tengo primeras veces. He asistido a ene cantidad de presentaciones de libro «tantas que ya casi ni me emocionan», por otro lado, también he comentado y, por ende, leído, otra ene cantidad de libros «tantos que, repito, ya casi ni me emocionan», conste que he dicho en ambos casos la palabra salvadora: «casi». Sin embargo, cuando la presentación del libro es porque fue escrito por un amigo/a, como en este caso, no me la pienso dos veces y acepto y me emociono doblemente. O cuando es de un tema que me apasiona, inevitablemente ahí estoy, emocionado, también como es este mismo caso.

Voy a citar mis primeras veces: a) Es la primera vez que presento y comento un libro de mi amigo y compañero Falcom el doctor Freire a quien le agradezco la deferencia hacia mi persona para este momento, no así es la primera vez que lo leo, porque antes leí de su autoría también, un libro dedicado a Cantinflas «no sé si sea el momento o no, el lugar o no, pero diré que soy mucho más fan de Cantinflas que de Tin-Tan», sin embargo, a ambos cómicos, actores, bailarines, músicos, poetas, locos y demás los respeto, admiro y, por supuesto que he visto sus películas; incluso de Tan-Tan tengo un disco doble con sus canciones, su música, su lenguaje, su humor, así que, doctor, muchas gracias por invitarme; b) Es la primera vez que leo, comento y escribo ese comentario sobre una persona que terminó siendo un gran personaje o al revés: Tin-Tan, porque para él todo era música; y c) Es la primera vez «al parecer ha sido la noche de las primeras veces» que comparto una mesa de presentación de libro con la estimada y querida maestra Martha, a quién también le agradezco su presencia.

Cuando el doctor Freire escribió un libro sobre Cantinflas me emocioné. Yo trabajaba en aquellos días en la Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima, por desgracia no me tocó editarlo a mí, pero estuve cerca, digámoslo así, del proceso. Pude ver la portada, maravillosa, por cierto, del rostro de Cantinflas hecha con puros títulos de sus películas, si mal no la recuerdo así. En ese momento pensé que sería bueno que saliera un libro de iguales características de otros personajes de la cultura popular mexicana, no sé, pensé en Pedro Infante, en Tin-Tan, Óscar Pulido, Resortes, Mantequilla, La Vitola, María Félix, no sé, incluso hasta Diego Rivera, Frida Khalo, en fin… A los años de ese libro de Cantinflas tenemos ahora: Historia del habla de Tin-Tan, de José Manuel González Freire.

En los años del libro de Cantinflas que estoy trayendo esta noche a colación, me puse a investigar quién era el doctor Freire a quien conocía de lejitos, de cuando iba a la Facultad de Lenguas Extranjeras a invitación expresa de mi querida amiga Vanessa Fonseca a eso que se llamaba Coloquio de Lengua y Letras Flex-Falcom que conjuntaba los esfuerzos y los trabajos de dos facultades que podrían ser facultades hermanas: la de Lenguas Extrajeras y la de Letras y Comunicación, ahí veía yo al doctor e, incluso, pude haber estado en alguno de sus talleres, charlas o conferencias dentro de ese marco.

Al repasar el libro de Cantinflas, como lo hice ahora con el de Tin-Tan me da mucho gusto y emoción que una persona del otro lado del mundo, como el caso del doctor, sepa tanto y haya visto tanto «de películas» de estos dos grandes personajes de la cultura de México. Me emociona, pero también me asusta un poco y me explico. Me emociona porque sin duda alguna tanto Cantinflas como Tin-Tan, rompieron todas las barreras del terruño y salieron a que el mundo los conociera, aplaudiera y si el doctor Freire los conoce es por algo «además me gusta mucho que los utilice como ejemplo para poder enseñar español a personas que no nacieron con el español como su lengua materna» aquí voy a abrir un pequeño paréntesis y decir que, bueno, primero, el doctor Freire tuvo que entender todo lo que estos dos personajes querían, intentaban o estaban diciendo, cosa que no es nada fácil y miren que lo digo yo que soy mexicano y que cada que veo una película de estos dos personajes, de estos dos genios, entiendo y/o comprendo algo nuevo, eso sin duda alguna es trascender y ellos lo hicieron. Ahora diré que me asusta, vaya, me asusta y no, quizá más que asustarme me preocupa, que, en nuestro México, nuestros paisanos, nuestras generaciones más jóvenes poco se interesen por las películas, la música y la comedia de estos dos y, bueno, no sólo de estos dos personajes, sino de la cultura popular mexicana en general.

Por ejemplo, el otro día en clases preguntaba si conocían o habían leído a Carlos Monsiváis; nadie, a Elena Poniatowska; nadie, si conocían películas de María Félix; nadie, de Pedro Infante; una mano levantada, de Jorge Negrete, igual resultado y así, a veces siento que no valoramos lo que tenemos en este país quienes lo habitamos, en fin.

En México nos gusta jugar mucho con el lenguaje, los albures «cada vez menos populares por aquello de ser políticamente correctos», son un ejemplo de ello, los piropos «también cada vez menos utilizados por la misma razón de los albures» son otro ejemplo. Tin-Tan fue un gran humorista que a cada tanto jugaba con decir unas cosas por otras, mezclando el inglés con el español; las clases de primaria de sentido figurado con Tin-Tan están clarísimas, de crear campos semánticos y demás, con Tin-Tan son una delicia.

Cuando crecía, veía a Derbez por la televisión, sí a Eugenio Derbez y pensé que hacía lo mismo, sin embargo no creía que él fuera el primero o el único en hacer esto «jugar con el lenguaje», y no lo creía porque tenía la referencia de estos dos grandes «porque mis papás y mis abuelos veían y ponían sus películas o sus canciones» y además digamos que él, Derbez, no  era el creador, su creador en todo caso era Gus Rodríguez, su escritor, Derbez sólo interpretaba y, bueno, cito a Cantinflas y a Tin-Tan nada más, por ser los personajes de los que el doctor Freire ha escrito, ha investigado, ha biografiado, ha visto y ha tenido ene cantidad de referencias sobre ellos, pero, en la cultura popular de México existen muchos más: Resortes, Clavillazo, Joaquín Pardavé, Viruta y Capulina, Manolín y Shilinsky entre otros.

Es justo y necesario utilizar hipocorísticos; además de que suenan bonito, suenan tiernos, entrañables, no es lo mismo decir Rosalinda que Rosy; Rosalinda aunque termine en lindo/a, decirlo así suena seco, feo, fuerte, como si estuviéramos enojados; no es lo mismo decir Ricardo que Riky o Richy, suenan mucho más maternales/paternales las segundas opciones, sus hipocorísticos, término del que la doctora Lucila Gutiérrez Santana ha escrito, comentado, presentado, ha dado charlas, conferencias sobre el tópico, he aquí una de las muchas importancias que tiene la lingüística en nuestra vida. No les definiré aquí qué es un hipocorístico para que cada quién lo investigue, ya di algunos ejemplos de ello.

Sobre el mismo, imaginen nombrar a Diego Rivera de esta manera: Diego María de la Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez, pfffff, demasiado largo ¿no lo creen?, por eso Frida terminó diciéndole sapo, un apodo que, bueno, ni mandado a hacer según su forma física «esto también tiene una definición en la lingüística o la lingüística tiene una definición para estos apodos»; o a Juan Rulfo llamándolo así: Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, ya no tan largo como el de Diego Rivera, pero largo a final de cuentas; o qué me dicen de Pablo Neruda que, incluso es el seudónimo que utilizó el poeta Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto y así podría mencionar a muchos/as más.

Que este libro del doctor Freire sea una biografía, una antología de las películas, una enciclopedia de los momentos de Tin-Tan, es una delicia, porque uno rememora esas grandes cintas (filmadas en su mayoría a blanco y negro) y no sólo eso, cuando leía las frases que contiene o rescata el libro, sentía o escuchaba en mi mente el eco de la voz de Tin-Tan diciéndolas él mismo. De entre mis películas favoritas están: La máscara del zorrillo, donde el actor da una verdadera cátedra de actuación que no tiene punto de comparación porque hace tres personajes y su habla es otra cátedra para quien quiera aprender español, Dos fantasmas y una muchacha compartiendo créditos con su carnal Manuel “El Loco” Valdés y Ana Luisa Peluffo, sólo por mencionar algunas.

Varias horas pasó el doctor Freire viendo «y no sólo esto, analizando» las películas y canciones de Tin-Tan para escribir este hermoso compendio, este libro de consulta, este referente de aquellos años que, definitivamente, no nos tocará vivir jamás, pero que ahí queda, ahora plasmados en este valioso documento que ensalza la vida, la obra, las anécdotas, los personajes que estuvieron alrededor de él y hasta su deceso, de uno de los más grandes comediantes, aunque yo sea más fan de Cantinflas, que ha dado este país.

Enhorabuena doctor por este documento y no quiero decirlo, pero sí lo voy a hacer, ya estoy esperando el de Resortes, el de Clavillazo o el del que tenga en su lista… y que esté por venir, no es mala la idea y puede servir para seguir ensañando el habla, el caló, la jerga de nuestro español en México, tan rico como tan variado; el lenguaje es un ente vivo y el nuestro está más vivo que nunca.

Por último, quiero recomendarles de Tin-Tan, la pueden oír en YouTube, la canción: La taxista, que viene en ese álbum doble que compré hace algunos, muchos años, cuando todavía se vendían discos compactos en las tiendas de desprestigio. En esa canción el manejo del lenguaje con marcas de coches, sus partes y todo lo que envuelve el mundo de los vehículos no tiene comparación y de que se aprende, se aprende, y se aprende de la mejor manera, escuchando música, escuchando al mismo Tin-Tan que, por su cierto, su nombre también era largo y ahí va: Germán Cipriano Teodoro Gómez Valdés y Castillo, en este caso, como en el de los demás, es urgente un hipocorístico o un apodo como el de Tin-Tan, aunque, por cierto… ¿Cómo se les dice de cariño a los que llevan por nombre Germán?

¡Hala, Madrid y nada más!