Con la pérdida de lenguas indígenas también se olvidan los nombres derivados de estas culturas: INEGI

Foto: AFmedios/Noé Máximo

México.- Con base en los datos del Conteo de Población y Vivienda 2010, en México viven 6 millones 695 mil 228 personas de 5 años y más, que hablan alguna lengua indígena, lo que representa un 6.5% con respecto a la población total del país.

Se tienen contabilizadas 89 lenguas indígenas, de las cuales, las que presentan mayor número de hablantes son: Náhuatl, Maya y lenguas mixtecas.

Los estados que tienen los mayores porcentajes de hablantes de lenguas indígenas con respecto al total de su población son: Oaxaca (30.6%), Yucatán (27.4%) y Chiapas (23.7%) y los estados con menor porcentaje son: Aguascalientes (0.2%), Coahuila (0.22%) y Guanajuato (0.27%).

Un factor que influye sobre la constancia y generación de los nombres indígenas es la permanencia de las lenguas indígenas. En México se desconoce un número exacto sobre cuantas de ellas han desaparecido a la fecha, pero se estima que a partir de la Colonia esta cifra ha rebasado el número 100.

Otra situación que en la actualidad contribuye al desplazamiento u olvido de los topónimos indígenas en México es la migración de la población a algún otro país, especialmente a los Estados Unidos de América.

Cuando los migrantes, en los mejores de los casos, regresan a sus lugares de origen traen consigo términos procedentes del país al cual viajaron y los utilizan para nominar a nuevas localidades o bien para renombrar algunas que anteriormente tenían topónimos indígenas, ejemplos: The Flower Game, Nuevo Hawai, Rancho Little Joe, La Boca Ranch, Nueva Grecia, África, San Antonio Texas, Happy Ranch.

Es notorio además que la tendencia en la asignación de topónimos hoy en día es muy diferente a la que utilizaban nuestros ancestros, que se inclinaban por la descripción de los elementos naturales cercanos o propios de su asentamiento o bien a elementos integrantes del contexto en que se desarrollaban.

Así pues, al revisar el Catálogo Único de Claves de Áreas Geoestadísticas Estatales, Municipales y Localidades de nuestro país, elaborado por el INEGI, tenemos una gran cantidad de nombres de localidades que cuesta trabajo interpretar la razón para decidir su nominación.

Al encontrar una localidad denominada Las Maravillas se abre a la imaginación un buen número de posibilidades sobre el origen nominal; y qué decir de los enigmáticos nombres: Salsipuedes, La Gota de Oro, El Progreso, Pico de oro, o en otro sentido, Rancho sin Fortuna, La Dinamita, El Conejo y El Pony.

Indudablemente que la cultura popular ha llegado hasta la toponimia, con nombres aplicados a localidades utilizando palabras que para algunas personas pueden sonar impertinentes, pero que en algunos estados del país como Jalisco, Guanajuato, Puebla, Querétaro, Michoacán o Chiapas son expresiones coloquiales entre los habitantes por ejemplo: Las Tetillas, La Verija, La Chingada, El Chingadazo, Está Cabrón y Rancho de Guadalupe (La Nalga de Ventura).

Ante la evidencia de estos nombres se puede objetar sobre la pérdida en la actualidad de la disposición descriptiva que poseían los pueblos indígenas, debido a que no se tiene que utilizar mucho la imaginación para comprender a que se hace referencia e irremediablemente se comparan, con cierta nostalgia, nombres indígenas tan representativos como: Xochimilco (la milpa de flores) e Iztapalapa (río de lajas o losas). BP

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