Claudia; la vida de una madre desde la cárcel

Sobrepoblación en los penales

Los festejos de 10 de mayo para Claudia cambiarán dentro de dos años; ahora ella no tiene fiestas, ni siquiera tiene la seguridad de que su pequeño de 9 años la visitará este próximo martes en la cárcel, en donde purga una condena de 13 años.

La vida de Claudia cambió por dos factores, dice la joven mujer de 30 años: su encierro  y el nacimiento de su hijo, que vivió con ella por dos años en la sección femenil del Centro de Readaptación Social  (Cereso) de Colima.

El hijo de Claudia nació dentro del Cereso, fue la época más feliz de su vida, y aunque lo pudo tener hasta que cumpliera 3 años, decidió enviarlo con sus familiares antes, cuando cumplió dos, “los niños son unas esponjitas, absorben muchas cosas”, platica la joven madre, quien no consideró adecuado que su único hijo creciera rodeado del ambiente en el encierro.

Como a todas las madres, comenta, lo que más le preocupa en su vida es su hijo, que esté bien, que se desarrolle en un lugar adecuado, por lo que da vueltas a los argumentos que le dará su pequeño de 9 años cuando cumpla su condena, dice que le atormenta pensar en esa etapa, y en lo que su hijo pueda preguntarle.

Para ella este 10 de mayo no habrá una comida con sus hijos y familia en su casa, algo que no le preocupa, pues dice que lo mejor y más importante es que su hijo esté bien.

Quiere que pese a sus errores, su hijo se sienta orgulloso de ella, por eso comenzó a estudiar alta costura y música dentro de la cárcel, para al salir tener una vida junto a él, además de que ésta sea productiva en el área laboral.

Claudia dice que para una madre que ha estado en la cárcel, al salir uno de los mayores retos es el volver a conocer a su hijo.

LA VIDA SEPERADAS

Lorena, a diferencia de Claudia, aún no piensa en su salida, 20 años  la separan de una vida libre, ejerce su maternidad desde la cárcel, su hija, de 19 años la visita constantemente, lo que la hace sentirse siempre acompañada.

A  ella, estar encerrada no le impide ser madre, pues asegura que aunque no vive con su hija, comparte con ella planes de vida, las une el mismo objetivo: tener sus estudios universitarios, y compartir sus logros.

La vida desde la cárcel para Claudia y Lorena no les impide ser felices, aprovechan su tiempo en actividades que les permitan tener una vida productiva cuando estén en libertad, pero sobre todo volver a desempeñar el rol más importante de su vida: ser madres.

 

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