Chiapas, de chafiretes e indignaciones selectivas

EL ARCÓN DE HIPATIA

Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

El secretario de Salud de Chiapas, José Manuel Cruz Castellanos, ha estado en el ojo del huracán mediático debido a sus declaraciones en últimos días. En una conferencia de prensa, el secretario llamó “chafiretes” a los pacientes recuperados de coronavirus e insultó a una reportera que lo cuestionó sobre las cifras oficiales de esa entidad durante una rueda de prensa.

Cruz Castellanos primero dirigió sus ataques contra el delegado estatal de la Cruz Roja, Francisco Alvarado Nazar, por dar cifras que cuestionaban la supuesta baja de contagios en la entidad. Aunque dijo respetar su libertad de expresión, descalificó el dicho del delegado, quien se recupera tras haber contraído el coronavirus, con esta frase: “los que les da Covid-19 no se recuperan tan rapidito, queda uno medio chafirete, entonces tiene que agarrar la onda para volverse a incorporar”.

Posteriormente enfiló las agresiones a una reportera de Mega NoticiasLiz Leyte“Toma nota (…) velo bien para que te quede tu cabecita bien grabada y grábalo, para que no vengas tampoco con cuestionamientos absurdos”. Además, a forma de advertencia señaló. “Nomás que anda con mucha precaución, no te vaya a agarrar por ahí, y no queremos eso. Eres muy guapa, muy elegante, como para que te vaya a pasar algo”.

Si bien, rápido se encendió la indignación por el insulto al delegado de la Cruz Roja, la amenaza contra la periodista pareció ser objeto de indignación sólo entre los grupos de periodistas que se lanzaron en su defensa y fue sólo así como cobró notoriedad en las redes, sin alcanzar la proporción de indignación que su otra frase provocó. Esto se pudo constatar en que el secretario, debido a la presión, se vio obligado a esgrimir un insulso comunicado a través de sus redes sólo para disculparse por el incidente con Nasar, más no con Leyte.

No se trata de preponderar una agresión sobre otra. Lo notable en estas situaciones es que la violencia sistemática contra la mujer no sólo es responsabilidad del agresor, sino también juega un papel trascendente la sociedad, incluidos todos los actores, como el Estado y las organizaciones civiles en general, que han permitido que se afiance en estructuras de desigualdad, dando margen a reproducir modelos de comportamiento que oprimen a las mujeres y perpetúan de esta manera la violencia cotidiana. Y ante el silencio del Estado, la violencia se torna institucional.

Los dichos del secretario no son cosa menor. No en un estado donde La Red por los Derechos de la Infancia en México, en su Balance Anual 2019, informó a principios de 2020 que de enero de 2015 a julio de 2019, el Estado de México, Veracruz, Jalisco y Chiapas, en ese orden, serían las entidades más letales por razones de género en contra de niñas y adolescentes, con 55, 33, 23 y 21 víctimas de este delito, de manera respectiva (Chiapas Paralelo 01-2020).

Asimismo, de acuerdo con el portal Voces Feministas, sólo en el mes de enero de 2020 se registraron 18 casos de muertes violentas de mujeres, de los cuales 5 fueron homicidios, 11 feminicidios, un suicidio sin carta póstuma y una muerte por caso fortuito.

Ante el desdén del gobernador de Chiapas y la ausencia de consecuencias a la violencia de género, es hora de hacer realidad la consigna de muchas marchas feministas: que nunca más tengan la comodidad de nuestro silencio ante la violencia.

EN EL FONDO DEL ARCÓN

Un día después de la declaración del funcionario chiapaneco, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que ahora parece que sólo se dedica a difundir comunicados, emitió uno más para rechazar las expresiones de Cruz Castellanos contra Leyte, aunque destacando más que se tratara de un ataque a su labor informativa que una agresión de género. Reacción tardía y, sobre todo, con insuficiente perspectiva.

Columna publicada con la autorización de @saraiarriozola