Preludio

Calderón en las postrimerías del presidencialismo

Por: Fernando Alberto Gutiérrez Fernández

No son pocas las personas que atribuyen al mandato del actual presidente, un continuismo puro de las reglas del sistema político que antaño dirigían al régimen del partido único.

Dicha apreciación constituye un sofisma, refutado por múltiples fenómenos, entre los que destacan aquellos que desdibujan las viejas reglas no escritas del presidencialismo, una de las cuales decretaba el fin de la vida política activa de todos los expresidentes.

Pocos exmandatarios se aventuraron a pretender conservar el poder posterior a su sexenio. Memorable fue la intentona de Luis Echeverria por construir una suerte de maximato, suscitando incluso el rumor sobre un golpe de estado en las postrimerías de su mandato. No obstante, sus tentativas no fueron más allá de imposiciones de último momento- se atrevío a imponer a candidatos a gobernador, así como al presidente y secretario general del partido hegemónico meses antes de concluir su periodo-, y la pícara pretensión, ya como expresidente, de convertir su casa de San Jerónimo en una suerte de institución autónoma del poder; maniobras que fueron neutralizadas por José López Portillo y su habil secretario de gobernación, cuyo descenlace fue el destierro de Echeverría bajo la egida de embajador ante Australia, Nueva Zelanda y las Islas Fidji.

Remembro tales pasajes de la historia reciente, ante el despliegue del expresidente inmediato para regresar activamente a la política. Felipe Calderón supo utilizar los vacios dejados por el presidencialismo en convalencencia, desde su autodestape anticipado como candidato a la presidencia, sumiendo en apuros y estertores a un Vicente Fox deseoso de ungir a su delfín. Hoy nuevamente aprovecha las coyunturas del sistema y la debilidad de su partido para acceder al poder de manera impersonal a través de su hermana –candidata a la gubernatura de Michoacán- y su esposa –quien realiza un abierto proselitismo con miras a dirigir al Partido Acción Nacional (PAN)-, eventos que auguran una masacre al interior del instituto político blanquiazul, en la lucha por imponer la próxima candidatura presidencial.

La pregunta obligada es si los panistas permitiran el retorno del principal grupo político artífice de sus divisiones internas, y en consecuencia, de sus fracasos electorales a lo largo y ancho del país; pero más importante aún es si los mexicanos estamos dispuestos a admitir iniciativas dinásticas en los partidos políticos como opciones para nuestra incipiente democracia, o si permitiremos que la dirección del país sea regida nuevamente por el idearío político de Calderón, cuyo gobierno omitió reformas profundas, asi como avances en materia económica y educativa, para ceñirse en una guerra fallida cuyos efectos aún sufrimos el grueso de la ciudadanía.

 

Más allá de números.

 

Desde hace más de un año, algunas encuestas colocan a Gabriela Benavides como el puntero en la preferencias de la población para acceder a la presidencia municipal de Manzanillo. La exposición de tales gráficas, que son utilizadas para impactar en el sufragio de la ciudadanía y descomponer al contrincante, omite que hace más de un año, mientrás Francisco Zepeda se avocaba unicamente a la actividad legislativa en la Ciudad de México, la entonces diputada local realizaba abierto proselitismo de la mano del otrora alcalde Virgilio Mendoza, basicamente con cargos al erario.

Transcurrido el tiempo e iniciados los destapes, esas mismas encuentas fuerón mostrando una estrepitosa caida de la preferencia electoral a favor de la aspirante panista, contrastante con el avance númerico que Francisco Zepeda ha demostrado desde entonces. El ascenso del candidato priista ha sido constante desde el inicio de la contienda electoral, a pesar del las viscitudes desde entonces surgidas –guerra sucia basada en escandalos, el factor Virgilio Mendoza, etc.-, demostrando con ello la consistencia de sus propuestas; como se puede constatar en una entrevista simultanea con su contrincante, realizada recientemente por una cadena radiofónica, en la cual escuchamos a un Francisco Zepeda con mayor conciencia de las estrategias para lograr la compaginación entre el puerto y la ciudad, así como para impulsar el turismo.

En la misma entrevista Francisco Zepeda cierra su participación reparando en la posición adversa en que se ha posicionado en las encuestas de anteriores contiendas, y como a pesar de ello ha resultado triunfante, fenómeno que indudablemente sera reproducido en los próximos comicios del 7 de junio.

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