ALBEDRÍO

¿QUÉ VIENE?
SEAN OSMIN HAMUD RUIZ 

Sin duda alguna, la mejora social, desde un punto de vista de la convivencia y la armonización de ésta, tiene que pasar por procesos que nos lleven a la simpatía y la empatía entre los integrantes de ese grupo humano.

Pocas cosas más indignantes que presenciar, atestiguar o participar en actos que lleven a segregar o despreciar a alguien por una razón de origen, género, edad, nivel educativo o económico.

Partiendo de un análisis biológico, el ADN se ve igual. La mayoría de las creencias religiosas en el mundo dan la misma categoría a todos los seres humanos. Las leyes diseñadas en casi todos los estados laicos reconocen la igualdad de derechos y obligaciones para todos los individuos. Dando un primer vistazo, ni duda cabe, no hay razón lógica para hacer distingos o diferencias, debemos considerarnos entre nosotros totalmente equivalentes.

Y las preferencias de cada quien, si acaso, nos hacen definir nuestro primer círculo de convivencia. Claro está que, si un cierto grupo de personas prefiere bailar música tropical, poco podrá socializar con los que gusten más del estilo electrónico. Pero no significa de ninguna forma que se deban odiar entre ellos o que si se encuentran caminando por la calle sea correcto que “se saquen la lengua”.

Sin embargo, irracional sería que estando en pleno bailongo, probablemente escuchando un cumbión de Los Ángeles azules, llegara “Juan Cuerdas” y quisiera obligar a los presentes a brincotear al ritmo de Cardio Dj. No se vale.

Y creo que la controversia que desató el diputado federal transgénero María Clemente “Gatúbela” va en ese sentido. Su oficio, trabajo, consignas, luchas, preferencias e intimidades, tienen que respetarse, se esté o no de acuerdo con ello y si todo está en el marco de lo legal.

Pero cuando sabiendo que en su actual posición es una persona mucho más popular y observada, publicar pornografía explícita en sus redes sociales, por supuesto que trasgrede el equilibrio de una sana convivencia.

Algunos dirán que nadie te obliga a meterte a su cuenta de Twitter y ver su post, pero en la naturaleza de la investidura que ostenta, creo que hubo un dejo al menos de un comportamiento artero. Sabía de antemano lo que provocaría.

Y lo anterior es la parte morbosa. Donde salta tolo límite de lo deseable en un comportamiento aceptable es cuando en esa misma cuenta, defiende el derecho de un menor de edad a contratar servicios sexuales, haciendo una clara apología del delito y convirtiéndose en un delincuente, en un corruptor de menores. (https://twitter.com/MARIACLMENTEMX/status/1578963202800394241).

Lo peor es que, en esa lucha muy mal entendida de la necesidad de reconocer los derechos del tercer género, este individuo enmascara estos hechos. Seguimos en una confusión. Un género es una condición biológica y por más que la maquilles, no se puede cambiar. El ADN es de un hombre o de una mujer. Preferencias puede haber las que quieras, pero ello pertenece a la intimidad del individuo y manifiesta deseos y gustos producto de decisiones que vienen del desarrollo emocional y psicológico del individuo. Y con todo respeto, esto no puede generar derechos especiales, mucho menos servir de contexto para pretender justificar una conducta criminal, por mucho que se pretenda estar haciendo uso del libre ALBEDRÍO

MICROCUENTO

Hermosa luna llena de octubre. Mirarte, sentirte, admirarte, me cambia completamente el ánimo. Me pone en un estado casi de euforia y quisiera alcanzarte y abrazarte. Pero me detengo. No se si llegara a lastimarte con estas garras…