Acusa Vaticano a China de reprimir libertad religiosa

El Vaticano acusó hoy al gobierno de China de reprimir la libertad religiosa, pretender controlar la intimidad de sus ciudadanos, inmiscuirse en los asuntos de la Iglesia y violar los derechos humanos de los católicos.

En un largo comunicado protestó en duros tonos contra la Octava Asamblea de los Representantes Católicos Chinos, que se llevó a cabo en Pekín entre los pasados días 7 y 9 de diciembre pese a la oposición abierta de la Curia Roma, que la consideró como ilícita.

“(La reunión) fue impuesta a numerosos obispos, sacerdotes, religiosas y fieles laicos. Las modalidades de su convocatoria y desarrollo manifiestan una actitud represiva hacia el ejercicio de la libertad religiosa, que se auguraba ya superada en la actual China”, apuntó.

“La persistente voluntad de controlar la esfera más íntima de los ciudadanos, como es su conciencia, y de inmiscuirse en la vida interna de la Iglesia católica, no rinde honor a China, al contrario parece un signo de temor y debilidad, antes que de fuerza”, agregó.

El comunicado constató que las autoridades del país asiático mostraron una “intransigente intolerancia” más que apertura a la libertad y al respeto efectivo, sea de la dignidad humana, sea de una correcta distinción entre la esfera civil y religiosa.

Estableció que, en diversas ocasiones, El Vaticano hizo saber, ante todo a los pastores pero también a todos los fieles, incluso públicamente, que no debían participar en dicho evento.

“Es conocido que muchos obispos y sacerdotes han sido forzados a participar de la asamblea. La Santa Sede denuncia esta grave violación a sus derechos humanos, en particular a su libertad de religión y de conciencia”, insistió.

La mencionada asamblea ha sido un capítulo más de la tensión que ha caracterizado las relaciones entre Roma y Pekín, luego de varios años de acuerdos de cara a un posible restablecimiento de relaciones diplomáticas.

En los últimos cinco años y de manera reservada, ambas partes avanzaron en conversaciones para superar los obstáculos para un acuerdo bilateral que estabilice la falta de vínculos institucionales que datan de hace más de 50 años.

El pasado 20 de noviembre, el gobierno chino impulsó la ordenación de un obispo católico sin el visto bueno del Papa Benedicto XVI, lo cual rompió uno de los acuerdos tácitos establecidos con El Vaticano y provocó una dura protesta.

En su comunicado, la Sede Apostólica expresó “su estima más profunda” a cuantos, en diversas modalidades, fueron “testigos de la fe con valentía” y no asistieron a la asamblea, mientras, a los demás, les pidió rezar, hacer penitencia y reafirmar su voluntad de seguir a Cristo.

Desconoció a los líderes de la “Asociación Patriótica Católica China”, elegidos en el encuentro, organización que sostiene “elementos irreconciliables” con la doctrina católica y deploró la elección de un obispo ilegítimo como autoridad de la “conferencia episcopal”, también espuria.

“La Santa Sede lamenta profundamente el hecho que la celebración de la asamblea haya dañado unilateralmente el diálogo y el clima de confianza, iniciado en las relaciones con el gobierno de la República Popular de China”, afirmó.

“Mientras reafirma la propia voluntad de dialogar honestamente, siente el deber de precisar que actos inaceptables y hostiles como los apenas mencionados provocan en los fieles, dentro y fuera de China, una grave pérdida de confianza”, sostuvo.

Con información de Crónica.

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