Acoso en Oaxaca: no al silencio, la complicidad y la impunidad

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

Aunque en México se denuncie un delito lo más seguro es que no pase nada. O que la víctima termine señalada como culpable o los testigos acusados y hostigados por las autoridades. Y esto se ratifica en la Unitsmo, en Oaxaca.

Profesores de la Universidad del Istmo (Unistmo), quienes no ejercieron acción alguna cuando alumnas denunciaron casos de violencia sexual en el campus de Ciudad Ixtepec, Oaxaca, esta semana salieron en defensa de las autoridades del Sistema de Universidades del Estado de Oaxaca (Suneo) y justificaron el despido de la profesora Virginia Ilescas Vela.

La docente dio acompañamiento a alumnas que denunciaron casos de violencia sexual en la Unistmo. Estas denuncias están desde 2019 cuando alumnas de la licenciatura en Derecho y la maestría en Derecho de la Energía informaron a las profesoras Monserrat Sánchez Moreno y Virginia Ilescas Vela del hostigamiento y abuso sexual contra ellas por parte de tres profesores, así como de las amenazas de feminicidio por parte de un alumno de la misma carrera. Las víctimas fueron revictimizadas y violentadas, y las docentes terminaron hostigadas, denunciadas y ahora una de ellas despedidas y con los violentadores lanzando desplegados para ¡acusarlas! Y con los imputados no pasó nada. Por el contrario, a uno de ellos le asignaron una clase en condiciones normales. (Proceso 11-23-2020)

Esto que resultaría escandaloso en cualquier otro sitio aquí no lo es, en un país donde la impunidad en los delitos de feminicidios en 2019 alcanzó el 51.4%, de acuerdo con un análisis elaborado por la asociación Impunidad Cero. En otras palabras, la mitad de los asesinatos de mujeres por razones de género no se esclarecen (Animal Político 11-10-2020).

Asimismo cabe recordar que en el país sólo el 26.4% de los asesinatos de mujeres son tipificados como feminicidio, contraviniendo recomendaciones internacionales de que cuando una mujer es encontrada muerta con violencia la hipótesis inicial siempre debe ser que fue por razones de género e investigar con esa perspectiva, y ser descartada sólo con hechos y no al revés, como ocurre aquí.

En el mismo informe se señala que ni siquiera las carpetas de investigación que se abren coinciden con el número de mujeres asesinadas. “Hasta 2009, cada víctima de homicidio era registrada y se iniciaba una investigación en particular por cada una, aunque hubiera varias víctimas derivadas de los mismos hechos”, dice el informe de Impunidad Cero. Pero eso cambió en 2010 “lo cual, por mucho tiempo, invisibilizó a las víctimas y produjo una aparente reducción en la incidencia del delito” (El País 11-10-2020).

Sólo en este panorama no asombra que el doctor Modesto Seara Vázquez, de conocida trayectoria en el medio académico mexicano y rector de la Universidad del Istmo, guarde silencio, y el Sistema de Universidades del Estado de Oaxaca avale que las víctimas sean violentadas, que apoyarlas sea un delito. Que las denuncias contra las amenazas proferidas por el vicerrector académico de esa institución, Israel Flores, contra las docentes sean minimizadas. ¿Cómo explicar el silencio de Inmujeres?

Nos piden serenidad en medio de la impunidad. No a los silencios cómplices que ensordecen el clima de violencia. Nunca más. Más que días naranjas, queremos una vida en paz.

Columna publicada con la autorización de @saraiarriozola