TRANSICIONES EN SALUD (Se ignora el protocolo de atención a personas con problemas de depresión o esquizofrenia),

TAREA PÚBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA

Reformas recientes a la Ley General de Salud eliminaron de un plumazo  los hospitales psiquiátricos existentes en México y al mismo tiempo complicaron  la estancia de más de 100 mil personas que se encuentran internadas en estos centros; en ese universo crítico, hay  quienes no cuentan con ningún familiar o, en el peor de los casos, están en abandono o en espera nomás  de la misma muerte.

Esa sorpresiva política pública sorprendió  a muchos mexicanos y a directivos de este tipo de hospitales de todo el país, quienes afirmaron que” no se realizó un diagnóstico a profundidad sobre las condiciones en las que se encuentran estos centros, ni mucho menos los tratamientos que tienen los pacientes, pues la mayoría de ellos sufren de estigmas y discriminación debido a  los tratamientos a los que se someten”.1pEs

De acuerdo con datos oficiales, hay 442 establecimientos de salud mental y adicciones de la Secretaría de Salud Federal y estatales del país, de los cuales la mayoría corresponden a los Centros de Atención Primaria de las Adicciones con 77.1%, a Centros Integrales de Salud Mental 14.9% y por últimos a hospitales psiquiátricos 7.9%.

Esa es  una infraestructura muy  importante  que estaba dedicada a atender a mexicanos desvalidos que cayeron en el infierno de las adicciones o de males mentales, mexicanos en crisis de salud permanente que con frecuencia son abandonados a su suerte esperando la misericordia de las instituciones. Cuando pierden la noción de vida, muchos familiares se les vuelven ojo de hormiga, no pueden lidiar con enfermos tan  difíciles como ellos ya que  pueden reaccionar violentamente contra sí mismas o contra cualquier persona en un determinado momento y cometer atrocidades. De ahí que se opte por “colocarlos” en instituciones experimentadas en ese tipo de atención.

No hay hasta el momento, como manifestaron profesionales de la medicina encargados de clínicas y hospitales que atienden a enfermos de males psiquiátricos o adictos consuetudinarios, explicaciones convincentes de que éstos serán vinculados a alguna entidad especial que conozca la naturaleza de los tratamientos requeridos. Todo es hoy, en ese ámbito sanitario, confusión.

Actualmente, las familias ya se ven en aprietos para que sus enfermos sean atendidos porque  no se sabe cuál será el plan para atenderlos pues  muchos de ellos son permanentes y necesitan de un cuidado de 24 horas, los siete días a la semana.

Pareciera que se ha repetido la misma película, cuando se despareció el Seguro Popular y luego  surgió el  Insabi sin tener a la mano la institución  sustituta. Se acusó corrupción en esas dos estructuras presumiblemente pervertidas, pero poco se supo de averiguaciones penales   que hubiesen conducido a saber hacia dónde se fueron recursos millonarios o si  se encarceló a alguien. En varios estados, los exgobernadores que entregaron el poder recientemente, manejaron los recursos de salud en forma irresponsable desviándolos hacia fines diversos pero no hacia dónde se requerían. Al final, nadie sabe, nadie supo qué pasó, si la ASF  sigue investigando las tropelías o si ya perdonaron desde el centro del poder a aquellos exgobernantes y funcionarios que los acompañaron en los desvíos.

Las reformas contemplan, por otra parte, que los hospitales psiquiátricos  deberán  convertirse a la larga en centros ambulatorios o en hospitales generales dentro de la red integrada de servicios de salud. No obstante, médicos especialistas en salud mental cuestionaron que siguen sin conocer cuál será el protocolo para que se sigan atendiendo a estas personas que mantienen cuadros graves de depresión, esquizofrenia y otros padecimientos graves. Ellos no son cualquier tipo de enfermo de hipertensión o diabetes, constituyen casos más graves como ya quedó asentado en estos comentarios más atrás.

Debe pensarse en el calvario que viven las familias que tienen ese tipo de enfermos  porque no tienen la manera de cuidarlos; ignoran aspectos básicos sobre cómo debe ser la atención respectiva, de ahí que en las nuevas reglas deben contemplarse formas útiles que mantengan estable la salud y la dignidad de cada persona.

NOTA: ESA COLUMNA VOLVERA A APARECER, SI DIOS QUIERE, EL 18 DE ESTE MES.