“Tiempo fuera para los deportes, tiempo dentro para la crianza”.

Psicomedios
Por: Ramón Rodríguez Jacob

Hace muchos años se creía que un buen docente es aquel que tenía el control total del grupo. Hace muchos años se creía que la obediencia en la infancia era uno de los valores más importantes para el contexto familiar.

A día de hoy dichas creencias aún se mantienen vigentes y por ello se llega a la reiteración de dichas prácticas porque eso es lo que antes “servía”. Sí, pero no porque sirva quiere decir que sea lo más adecuado. Hace muchos años existía la terapia de electro-shock para corregir conductas indeseadas y era normal; tiempo después se utilizó el castigo corporal como parte de la “educación” para seguir con la línea de la corrección (incluso en la escuela también) y es por eso que ya no vemos a mamás o papás pegando en público como se hacía antes, pues en la actualidad la presión social que se ejerce sobre los nuevos cuidados a los más pequeños ha ganado más peso.

Sin embargo aún se mantienen prácticas en el ámbito educativo y familiar como lo es el famoso tiempo fuera. Esta famosa “técnica” tiene su origen que muchos desconocen y aún así se sigue aplicando sin saber en primera instancia quién lo creó y qué lo orilló a eso. El tiempo fuera fue una técnica diseñada por el psicólogo estadounidense Arthur Staats (1924-2021). Él observó que los niños que atendía eran golpeados por sus padres por lo que consideraba que eran los padres los que tenían que tomarse un respiro, aislarse, regularse, pero si él llegaba a recomendarlo muy probablemente ningún padre o madre le haría caso, así que lo trasladó hacia los niños. Sugirió que cuando un niño “se portara mal” no era para corregir una conducta, sino para evitar que fuera maltratado físicamente. Las escuelas de antes hicieron modificaciones: agregaron unas orejas de burro para la cabeza, mirando hacia el rincón y estar parado hasta que quizás acabara la clase.

Sin darnos cuenta los adultos aplican también el tiempo fuera con otros adultos y aún así sería suficiente para demostrar la inutilidad del mismo. Cuando una persona es enjuiciado por cometer un delito termina en la cárcel, dándoles ciertos años en el aislamiento. Al cumplir su condena existe el riesgo de que tal conducta se repita, pues no hubo un seguimiento médico, psicológico y/o psiquiátrico. Cuando en un sistema familiar o una empresa existe alguien que se esté “portando mal” se le aplica la ley del hielo, y sin irnos tan lejos pasa con las parejas, “para que aprenda”. Entonces en vez de preguntar si sirve o no, mejor preguntémonos “¿me agradó que me ignoraran?, “¿que no me tomen en cuenta?”.

Lo que necesita un niño es acompañamiento, seguridad, a veces no es necesario hablar, solo estar ahí, esperar, así es como un cerebro en crecimiento aprende a tolerar la frustración. Si esto te resulta difícil entonces ¿qué tanta paciencia tuvieron tus padres cuando no les atendías? ¿cuántas veces te dijeron “a tu cuarto” cuando tú solo querías que no te dijeran nada y que estuvieran ahí? Que te comprendieran, que hicieran… un tiempo dentro.

 

Nombre: Ramón Rodríguez Jacob
Twitter: @PsicoJaycob
Reseña profesional: Psicólogo y Psicoterapeuta Familiar. Me dedico a la consulta psicológica en el sector público y en el sector privado atendiendo a niños y niñas con autismo, terapia de pareja y terapia familiar y terapia individual. Manejo de estrés, ansiedad, duelo, infidelidad y crianza.