TAREA PÚBLICA

CUELLO DE BOTELLA

Por: Carlos Orozco Galeana

Los índices de criminalidad en el país han aumentado considerablemente, en 2016 pero se espera que por la proximidad de la navidad los transgresores de la ley, escuchando el mensaje cristiano, ablandado el corazón aunque sea por unos días, le bajen un poco a su ferocidad.

En tanto llega ese tiempo, los cuerpos policíacos en nuestro país siguen en una etapa complicada por falta de control sobre ellas, por su incapacidad en renglones diversos para hacer bien su trabajo, por su indefensión ante criminales que no conocen, independientemente de sus carencias y la falta de tecnología para combatirlos. Algunas policías, en ciertas regiones, inspiran más miedo que los propios delincuentes. Se perdió la confianza en muchas de ellas porque fueron infiltradas por el crimen vía sobornos o por amenazas, como lo reconoció hace días el gobernador colimense Ignacio Peralta.

En la actualidad, más de 57 mil policías municipales y estatales de las 32 entidades del país continúan laborando en sus puestos de trabajo a pesar de que no acreditaron o tienen pendiente la renovación de los exámenes de control de confianza que exige la Ley nacional del sistema nacional de seguridad pública.

Por ley, las distintas policías deben someterse a evaluaciones periódicas establecidas por el Centro de control de confianza correspondiente para comprobar el cumplimiento de los perfiles de personalidad, éticos, socioeconómicos y médicos en los procedimientos de ingreso, promoción y permanencia. Estas evaluaciones, dice la SEGOB en sus manuales, reconocen habilidades, destrezas, actitudes, conocimientos generales y específicos para desempeñar sus funciones, identifica factores de riesgo que interfieran en su trabajo. Y algo también muy importante se analiza: que sus percepciones económicas se acomoden con su nivel de vida, que no consuman drogas y no tengan vínculos con la delincuencia organizada.

Autoridades variopintas han expuesto que nuestras policías están rezagadas por carecer de elementos para enfrentar sus obligaciones. Mientras los bandoleros traen mínimo cuernos de chivos, aquellas en su mayoría usan pistolas mohosas, viejas y quizás en mal estado por lo cual hasta se justifica que rehúyan enfrentamientos. Y según algunos reportajes, es tan amplia y tan de última generación la tecnología de las comunicaciones usada por las bandas que no son los policías los que las vigilan, sino al revés.

Un factor más que impide la entrega franca a su deber de muchas policías es por los bajos salarios que reciben. Arriesgan su vida todos los días a cambio de poco. Algunos lucen un poco cansados por la edad. Es normal que antes que todo piensen en sus familias, que quedarían desprotegidas por cualquier daño físico que sufran.

Está pues cuesta arriba que México tenga cuerpos policíacos cabales. Se corrompen o son cooptados por los delincuentes que plantean el clásico “copelas o cuelo”. Y por otra parte, los ciudadanos no cooperan lo suficiente con denuncias por temor a ser ubicados por quienes están a cargo del recibo de las llamadas anónimas.
Tendrá que pasar mucho tiempo para que haya policías profesionales y rectos en todo México. Es una tarea gigantesca ésta, pero hay que comenzarla. No puede esperar porque los índices de inseguridad son de escándalo y el creciente número de muertos dan cuenta de ella.

En la contratación de nuevos policías ha de averiguarse el entorno del cual provienen. Debe ser gente con un buen historial familiar y comunitario, bien conocida, con estudios mínimos de bachillerato. Y en un alarde de exigencia, hasta podría pedírseles estudios universitarios si las funciones exigibles son de mayor complejidad a las labores de mero patrullaje y se les otorga un buen sueldo con prestaciones.

Seleccionar policías es complejo y capacitarlas y mantenerlas actualizadas es un reto aún mayor. La educación, que refuerza la moral, es el eslabón que falta en esto, pero hay que continuar. Está en juego la vida y el patrimonio de todos.

Por último, mi pésame sincero a las familias de los últimos tres policías abatidos en días pasados.