SINDICATO POR LA VIDA (El matadero como destino)

TAREA PUBLICA

Por: Carlos OROZCO GALEANA

Los crecientes decesos en el personal de salud que atiende la pandemia, ha desencadenado una impugnación con resultados impredecibles. Está en proceso la organización de una marcha nacional para el uno de julio y quizás la constitución de un sindicato nuevo que agrupará a trabajadores del sector salud que acusan al Estado de no cumplir con su obligación de proteger a esos mexicanos que con reconocidas convicciones están en el frente del campo de batalla en la pandemia que vivimos.

La Jornada del 20 de mayo reveló que hasta esta fecha habían fallecido 149 médicos, enfermeras, camilleros y otro personal sanitario por haberse expuesto sin protección adecuada en el tratamiento de pacientes por Covid 19. Si la pandemia se mantiene al alza, seguro que esta cifra aumentará las semanas siguientes pues continúan protestas en numerosos hospitales de personal que se rehúsa y protesta, justificadamente, porque no se les dota del equipo necesario y se les envía al matadero.

Ha sido Amnistía Internacional, organismo defensor de derechos humanos en América Latina, la que ha advertido que muchos países del continente americano no protegen adecuadamente las garantías básicas del personal sanitario que atiende a pacientes contagiados de Covid19, el cual trabaja “a menudo” en condiciones inseguras con equipos de protección insuficientes y se arriesga a sufrir represalias de autoridades o de los empleadores si denuncian su situación, mientras que en algunos casos, como lo difundieron ampliamente los medios en México, sufren agresiones y hasta amenazas de muerte por hacer su trabajo de salvación.

Ciertamente, las dificultades se extienden no solo en el personal médico sino también en el que se dedica a la limpieza. Este es mal pagado, reciben prestaciones de seguridad social precarias y en algunos casos laboran en empresas que no garantizan el uso de equipos de protección personal adecuado. Este personal se expone todos los días al interior de los hospitales pues recorren todas sus áreas, y además trasladan a zonas específicas desechos y otros materiales contaminantes. Simplemente, el contacto con el equipamiento usado por los médicos y enfermeros, ya es en sí mismo un riesgo superior de contagio.

En la crisis laboral que está dejando covid a su paso, se ha oído la voz de los gobiernos federal y estatales y la de los empresarios, pero no la de los sindicatos, lamentó la senadora Patricia Mercado, del partido Movimiento Ciudadano (MC). El silencio que han guardado ahora, cuando se han perdido más de un millón de empleos formales, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), es el resultado de más “de 30 años de aletargamiento en la defensa de los trabajadores”, planteó Mercado en la Cámara Alta.

Los trabajadores, en efecto, se sienten traicionados ante la falta de defensa de sus derechos, al igual que otros gremios que han sido olvidados por sus supuestos líderes. Los patrones no han tenido dificultades para llegarles al precio a líderes venales que, en promedio, duran entre 20 y 30 años en los cargos sindicales. Luego, heredan los cargos y dejan a sus hijitos, como en el caso de Napoleón Gómez. A muchos de ellos, los han tenido que echar con una patada en el trasero luego que se ha demostrado su enriquecimiento ilícito, como ocurrió con el exlíder petrolero, Carlos Romero Deschamps. Y si no han caído en la cárcel algunos de ellos es por la benignidad de la 4T hacia ellos ya que sigue repartiendo abrazos y no la debida justicia.

Desde luego que los trabajadores del sector salud están en su derecho de asociarse y luchar por sus derechos. Nada se los impide. No obstante que existe un sindicato nacional y una Fstse que a nivel nacional es casi de membrete, ellos pueden constituirse y obligar o hacer ver al gobierno federal que el sistema de salud no puede sostenerse funcional y éticamente cuando rehúye obligaciones y manda al matadero a sus más preciados soldados, médicos y enfermeras, camilleros y demás personal. Aquí en Colima, nada más se han infectado 40 trabajadores del sector salud, al decir de su dirigente.

Es deseable que aminore el número de trabajadores afectados que laboran en hospitales. México ha de reconocerles su contribución valiosa porque se han comportado como héroes verdaderos ante una burocracia impávida e incapaz de protegerlos como debe ser.