Pravedad

¿QUÉ VIENE?

Por Sean Osmin HAMUD RUIZ

Muchas veces, desde el punto de vista moral o ético, se ha intentado desmenuzar la naturaleza humana en función de su propensión a hacer el bien o el mal.

Sin duda, ello, cuando la circunstancia requiere una respuesta, puede no solamente presentar múltiples reacciones, sino también atenuantes que pueden llegar a justificarlas. Matar a un ser humano está mal, pero si es un asesino y violador confeso, entonces hay que darle una segunda pensada ¿no?

Cómo actuamos dependiendo nuestros valores, educación, costumbres, inclusive como réplica a la presión social, eso da resultados que pueden ser distintos cada vez. Madurez y carácter muchas veces significa ese actuar coherente sin importar el entorno.

Evaluar hechos que nos atañen o que provocamos, con el lente de lo correcto o lo contrario, a veces es complejo, pues insisto, las circunstancias pueden afectar nuestro juicio.

Algo sumamente difícil es tener la certeza de haber hecho el bien. En el efecto mariposa que es la vida, el cien por ciento de seguridad es prácticamente imposible.

Cuando además adquieres un compromiso de liderazgo, esa responsabilidad se multiplica, por más pequeña que sea tu área de influencia.
Ello debiera obligar a una mayor reflexión de los dichos, actos y sus consecuencias.

Sin embargo, esto funciona cuando los fines son positivos, asertivos; buscan un bien social, común. Si tus motivaciones no concuerdan con lo descrito, entonces es muy probable que el egoísmo marque la pauta. El beneficio esperado es estrictamente personal. Y entonces, todo cabe en la gris área de lo justificable. Hay que entender que hay causas que valen la pena.

Acostumbrar estirar la liga más allá de lo evidente que resultan actos corruptos, lamentablemente se está convirtiendo en costumbre hoy día.

Pasarme un alto, linchar a un asaltante, no usar cubre bocas, hacerme de recursos para fortalecer el movimiento, no nos hagamos, esto es pravedad.