El té de kombucha es una infusión fermentada echa con té, azúcar, bacterias y levadura. Aunque a veces se le llama «té de hongos de kombucha», la kombucha no es un hongo sino una colonia de bacterias y levaduras.

El té de kombucha se hace agregando la colonia al azúcar y al té, y dejando que la mezcla fermente. El líquido resultante contiene vinagre, vitamina B y una cantidad de otros compuestos químicos.

Se dice que el té de kombucha ayuda a prevenir y controlar afecciones de salud graves, desde problemas de la presión arterial hasta cáncer. Estas afirmaciones no están respaldadas científicamente.

Hay evidencia limitada que sugiere que el té de kombucha podría tener beneficios similares a los de los suplementos probióticos, como propiciar un sistema inmunitario saludable y prevenir el estreñimiento.

Sin embargo, hoy en día, los estudios médicos válidos sobre el papel del té de kombucha en la salud de los seres humanos son muy limitados, y hay riesgos a considerar.

Se han informado efectos adversos, como malestar estomacal, infecciones y reacciones alérgicas en quienes beben té de kombucha. La kombucha a menudo se prepara en casa, en condiciones no estériles que hacen posible la contaminación. Han ocurrido casos de intoxicación por plomo al preparar la infusión en potes de cerámica que no estaban fabricados adecuadamente (los ácidos en el té pueden filtrar el plomo del esmalte de la cerámica).

En resumen, no hay suficiente evidencia de que el té de kombucha sea tan bueno para la salud como algunos dicen. Mientras tanto, se han informado varios casos de perjuicios. Por lo tanto, lo más prudente es evitar el té de kombucha hasta que se disponga de información más contundente.

Con información de Clínica Mayo