«Por negligencia médica murió mi bebita»: afirma pareja de Tecomán

Colima.- Luego de sepultar el cuerpo de su hija recién nacida y fallecida tras una presunta negligencia médica, Arturo Reyes Ochoa, afirma que no descansará hasta que se haga justicia y hasta que se evite que otra persona viva “el infierno” que él y su esposa padecen ahora.

Y es que hasta hace unos días, Arturo y su esposa Karla esperaban tener a su hija en brazos, pero falleció el pasado jueves 5 de mayo. Ellos acreditan la responsabilidad al médico que estuvo atendiendo a su esposa de nombre “Rubén”, pero de quien en esta nota se omiten sus apellidos porque enfrenta un proceso penal y aún no se determina su culpabilidad.

La esposa de Arturo, Karla, ya tenía 39 semanas de embarazo cuando la madrugada del domingo 1 de mayo acudieron al Hospital número 4 del IMSS en Tecomán, luego de que encontraran lo que parecía sangre en su orina.

Al llegar al hospital, le pusieron una bata, la colocaron en una silla de ruedas y la pasaron al área de tococirugía. Cerca de 30 minutos después salió una enfermera, les dijo que todo estaba bien pero que aún no era hora del parto.

“Que mi esposa había entrado en labor de parto, pero que debíamos esperar a que se le rompiera la fuente, la dieron de alta y nos regresaron a la casa, dijo que no era necesario que nos quedáramos”.

La siguiente cita fue el lunes 2 de mayo, nuevamente la revisaron, la pasaron al área de tococirugía y algunos minutos después le dijeron que su esposa y su hija estaban bien, pero que debían regresar a casa.

La consulta posterior fue el miércoles 4 de mayo por la noche, la atendió el médico del turno de nombre Rubén.

“Me explica que no me preocupe, que mi esposa está en labor de parto pero que todo está bien, que mi niña se mueve, se escucha su corazón y me mostró un electrocardiograma en el que explicó que todo estaba bien”.

“Dijo que traía un centímetro de dilatación, le dije que cómo podía ser si la ginecóloga que la atendió el lunes dijo que eran dos centímetros y con voz prepotente me dijo –un centímetro o dos para mí es igual, aquí quién es el médico, tú o yo-. Después con tono de burla me dijo –tu esposa entró casi llorando, la veo muy sensible y delicada, no creo que aguante el parto natural, lo más probable es la cesárea- le dije adelante doctor, opérela, y me dijo – no, hay que esperarnos, ven el jueves por la mañana para ver qué evolución tiene. – Como él es el médico, yo confié en su palabra, le hice caso”.

La noche del miércoles su esposa no pudo dormir por el dolor que le generaban las contracciones, volvieron al hospital. La mañana del jueves 5 de mayo la pasaron nuevamente a tococirugía, cerca de una hora después le pidieron a él ingresar a esta área.

“No había nadie, entonces toqué un timbre y salió una enfermera que dejó la puerta abierta y vi que no estaba el doctor adentro, le pregunté por él y no supo qué decirme, pero a mis espaldas el doctor salió de un cuarto con ropa de civil, el señor ya estaba listo para irse, no estaba con mi esposa revisándola, le pregunté qué pasaba y me repitió que estaba bien, que mi bebita estaba bien, me mostró un electrocardiograma que estoy seguro que era el mismo de la noche anterior”.

El médico le informó que su esposa se quedaría en el hospital para realizarle una cesárea.

“Le dije que cómo me está diciendo una noche anterior que mi esposa se aliviará por cesárea y me la regresa a la casa, por qué no me la dejó desde ayer en la noche, y sólo me dijo- sabes qué, paso a retirarme, mi turno ya se terminó, espérate a que entre el médico de la mañana, la valore y te diga qué procede”.

Arturo recuerda que apenas pasaron 30 minutos de que llegara el ginecólogo del turno matutino cuando le pidieron ingresar al área de tococirugía.

“Me da la noticia de que mi bebita falleció en el vientre de mi esposa, y le digo pero si el doctor Rubén hace rato me dijo que se movía y se escuchaba su corazón, y me respondió que mi bebita estaba muerta”.

“Mi esposa empezó a gritar, a mí se me cerró el mundo, tuve que dirigirme al ministerio público para meter la denuncia por negligencia médica. No me querían dejar ver a mi niña, exigí que me dejaran entrar, es un cuarto frío, sin ventilación, mi niña estaba en una cama de metal envuelta en sábanas, la abracé, no me dejaron estar más de 5 minutos con ella, es un infierno que a nadie se lo deseo”.

Ese mismo día interpuso una denuncia penal por presunta negligencia médica, también acudió a la ciudad de Colima para interponer una queja ante Derechos Humanos, su caso fue turnado la Comisión Nacional por estar implicada una dependencia federal.

Acudió también a la Comisión Estatal de Arbitraje Médico de Colima, pero ahí no pudo hacer mucho.

“Prácticamente me dijeron que no estaban laborando porque por el cambio de gobierno no había un nombramiento de director, que ni línea telefónica tenían”.

Personal de la delegación Colima del IMSS ya se entrevistó con él y le aseguraron que no protegerán al médico en cuestión.

“Dijeron que se hará una investigación exhaustiva para ver qué fue lo que pasó y si el médico tiene responsabilidad, que yo sé que la tiene, van a tomar medidas en contra de él que no lo piensan defender”.

“No es justo que por falta de responsabilidad de este señor, por falta de corazón, mi niña no esté conmigo y mi esposa”.

La bebé de Arturo y Karla fue enterrada el pasado viernes 6 de mayo, pero aún no le entregan el acta de defunción ni le informan la causa de la muerte. Él afirma que no descansará hasta que se haga justicia.

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