Ofrecen detalles de investigación sobre el cáncer cérvico-uterino

Al no ser la vacuna la solución en este momento para el cáncer cérvico-uterino se trató de encontrar a través de marcadores moleculares las condiciones que permitan encontrar un mejor diagnóstico y poder prevenir su desarrollo, aseguró en una conferencia Juan Carlos Gómora Martínez, investigador de la División de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La Facultad de Medicina fue el escenario para esta exposición, titulada precisamente Canales de Sodio NA V1.6, Marcadores Moleculares del Cáncer Cérvico-uterino, donde el especialista describió las características principales de este trabajo, cuya meta principal, dijo, es obtener evidencias que permitan proponer a los canales de sodio como marcadores moleculares del cáncer cérvico-uterino (CaCu).

Igualmente, agregó, se trata de formar un posible banco terapéutico para el desarrollo de nuevas estrategias en el tratamiento de este carcinoma. Además, afirmó, de manera paralela se desarrolla investigación respecto al papel de los canales de sodio en la biología del CaCu.

“Para cumplir tales objetivos, utilizamos técnicas electrofisiológicas, de biología molecular, de inmunoquímica, así como experimentos funcionales para evaluar la contribución de los canales de sodio al comportamiento metastásico de las células de CaCu (cultivos primarios de biopsias de CaCu y líneas celulares)”, precisó Juan Carlos Gómora.

Más adelante explicó que los canales iónicos son moléculas de señalización expresadas en un amplio rango de tejidos, donde tienen una participación determinante en varias funciones celulares como proliferación, transporte de iones, control de volumen, actividad enzimática, secreción, invasión, expresión génica, acople excitación-contracción, comunicación intercelular, entre otras. “En consecuencia, los defectos en el funcionamiento de los canales iónicos, ya sea por razones genéticas o epigenéticas, son frecuentemente la causa de muchas enfermedades, entre ellas el cáncer”.

Como parte de su conferencia presentó algunas generalidades de este padecimiento, un panorama en el cual México registra una tasa de diez casos por cada cien mil mujeres mayores de quince años. En esta cifras, Veracruz se coloca como la entidad con más casos, y Colima tiene un promedio de 12.47 cuando la media nacional es de diez casos.

Comentó, en ese mismo sentido, que a este problema mundial no sólo influyen los aspectos ambientales sino también los culturales, y que tienen por resultado que lo convierta en la tercera causa de muerte a nivel mundial y la segunda en países como México.

“Para que se presente este padecimiento debe haber una infección previa con el virus del papiloma humano, en algunos casos contribuyen otros factores conductuales (tabaquismo, alcoholismo, tener más de una pareja sexual y elementos ambientales) a que se desarrolle el cáncer”, agregó el ponente.

Alertó sobre el hecho de que en la actualidad existen muchas reticencias en la sociedad por aplicar la vacuna a las hijas, al considerar este paso como una autorización para que inicie una vida sexual a más temprana edad. Sin embargo, prosiguió, se prevé que para el próximo año sea obligatoria la vacuna del virus papiloma humano aplicada a niños de nueve a trece años en los sistemas públicos y de manera gratuita.

Carlos Gómora Martínez es biólogo por Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM, 1992. Tiene maestría en ciencias (Fisiología, 1993) y doctorado en ciencias (Neurociencias, 1996), por el Departamento de Fisiología Biofísica y Neurociencias y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINNVETAV-IPN). Es Investigador Titular del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM desde junio de 2001.

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