Ni yendo a bailar a Chalma, ¿has escuchado esta frase?, si tu respuesta es negativa aquí te explicamos a lo que se refiere este dicho popular.

Normalmente cuando se anhela que algo suceda o pase, quienes tienen creencias religiosas recurren a pedir un milagro, buscando algún intermediario para ello o haciendo la petición directamente a Dios; en este caso se trata del Señor de Chalma, una imagen de Cristo que data del siglo XVI que se venera en el Santuario del Señor de Chalma en el poblado de Chalma situado en el municipio de Malinalco catalogado como Pueblo Mágico, del Estado de México.

Los ritos religiosos en este lugar incluyen peregrinaciones, danzas y ferias, son parte del patrimonio cultural. Miles de personas caminan durante días y noches para visitar el santuario como señal de agradecimiento o para pedir algún milagro, algunos llegan bailando.

Se menciona que existe una leyenda que refiere que frailes agustinos Sebastián de Tolentino y Nicolás Perea, quienes evangelizaron las regiones de Malinalco y Ocuilan, se enteraron que una cueva contigua al pueblo de Chalma era un importante centro de peregrinaciones.

Ahí se veneraba a Oxtotéotl, dios de las cavernas, quien recibía sacrificios y rituales a cambio de protección para las cosechas. Al ver lo que pasaba en el lugar, los frailes agustinos destruyeron la imagen del ídolo y, al regresar al tercer día, encontraron la del Cristo Negro, que se venera a la fecha.

Quienes acuden a ese lugar, antes de llegar al templo, tradicionalmente pasan por un árbol de Ahuehuete del que brota un manantial, y cuyas aguas se dice que son milagrosas. Una vez en el atrio, los visitantes acostumbran bailar al ritmo de las bandas o mariachis.

Ni yendo a bailar a Chalma, surge cuando se piensa que el milagro que se solicita es imposible.

Foto Subsecretaría de Turismo del Gobierno del Estado de México