El salto base es uno de los deportes más peligrosos que existen. A diferencia de lo que ocurre con el paracaidismo, en esta modalidad los saltadores solo cuentan con un paracaídas. O se abre o el salto acabará en tragedia como ocurrió este martes por la mañana en Nazaré (Portugal).
Dominik Loye, un alemán de 50 años, se dispuso a saltar de un acantilado de unos 100 metros de altura en Praia do Norte. Junto a él estaba su monitor, pero algo falló en solo en su caída y no se accionó su dispositivo de seguridad. La caída contra las rocas fue mortal y nada se pudo hacer por él.
Unos amigos Loye grabaron el salto base como un recuerdo más de las vacaciones –avisamos que las imágenes son muy duras y por ello las hemos pixelado- y no podían imaginar que acabaría de la peor manera. La víctima llevaba 10 días en la zona y ya había realizado otros saltos previos de forma amateur sin ninguna incidencia.
Las primeras hipótesis apuntan a que el pilotillo del paracaídas se quedó atrapado en la burbuja que se formó debajo del cuerpo del saltador. Al no correr ahí el aire no pudo expandirse para que acabara expandiendo el paracaídas.
