MITOS Y MITOTES.

MARCHA POR LA PAZ

Florencio Llamas Acosta.*

Por primera vez en la historia reciente del estado, la Diócesis de Colima deja su rol espiritual y  asume una postura más activa en temas  civiles o mundanos.

 

 

A través de su jerarquía eclesiástica moviliza a sus organizaciones, movimientos y grupos religiosos y convoca a sus feligreses a manifestarse públicamente en silencio con el propósito de hacer un llamado  a la conciencia y orar por la restitución de la paz y armonía en el territorio colimense.

Para tal efecto convoca a la realización de tres marchas, una en la capital del estado, otra en Tecomán y la tercera en Manzanillo, logrando movilizar entre las tres marchas unas  15 mil personas aproximadamente.

¿Pero qué significado tiene este hecho histórico? ¿Cuál es el sentido de esta acción?

La Diócesis es un distrito o territorio, en la que tiene y ejerce jurisdicción eclesiástica un prelado que puede ser arzobispo u obispo. En su interior se organiza  en parroquias, y tiene como función sustantiva atender la espiritualidad de quienes profesan esa creencia religiosa, sin embargo  como institución social, ejerce una importante influencia  en el comportamiento y  forma de interpretar la realidad de la población.

La Diócesis de Colima abarca todo el  Estado más una parte del sur de Jalisco, en su interior está organizado en  6 zonas,  la Zona Centro  con 20 centros religiosos entre parroquias y rectorías, la Zona Costera con 9 parroquias, la Zona Valle de Tecomán 9 parroquias, la Zona Montañosa con 7 parroquias, la  Zona Cañera  con 11 parroquias y la  Zona Trasvolcánica con 5 parroquias, haciendo un total  de 61centros entre parroquias, cuasi parroquias y rectorías mismas que son atendidas por 123 sacerdotes, según datos de su página oficial.

Por ello, las marchas realizadas entre el sábado y domingo pasado, es una expresión de  la capacidad de convocatoria y movilización  a través de su estructura organizativa de esta iglesia.

Pero también fue un reclamo pacifico a toda la sociedad y a cada uno de los ciudadanos, a la clase política,  a los gobernantes y a las instituciones responsables de la seguridad.

El obispo José Luis Amezcua Melgoza lo expreso en su homilía, “la marcha no busca agredir ni culpar a nadie”, dijo sino “hacer un llamado a la conciencia a quienes hacen de la violencia su razón de existir” y  aclara…”no queremos vivir en el miedo”. “La marcha en silencio es para  reclamar paz y justicia.

En este sentido, de los puntos abordados en el sermón,  destaco  la convocatoria que hace a toda la  sociedad  para juntos  atacar las causas de la inseguridad y a sumarse a la construcción de una sociedad  en armonía y a dejar la pasividad e indiferencia.

Pasividad e indiferencia que nos ha hecho mucho daño como sociedad, pues tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata. ¿O usted, como lo piensa?

*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.

Correo electrónico: sociopolitologo@gmail.com

Tweett: @llamasacosta.

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