El tejuino es una bebida prehispánica, no es embriagante, no se elabora con maíz “acedo”, ni es antihigiénico.
Los ingredientes son una hoja de aguacate, una de rábano, una de laurel, una hoja santa y una hoja de higuera (son cinco, en nombre de las cinco llagas de nuestro Señor Jesucristo). Con ellas haces una infusión con una raja grande de canela en rama y cinco cucharaditas de anís verde, cinco clavos de olor martajados y varias ramas de hierbabuena al gusto. Agregas el agua litro por litro, hasta completar cinco, para que la canela suelte todo el sabor. Ya antes dejaste fermentar por dos días el maíz martajado, lo mueles y lo incorporas al cocimiento para que lo prepares como un atole.
La cantidad de maíz es un kilo y de panocha para endulzarlo son tres kilos; se deja hervir sin dejar de menear mientras rezas dos salves y al final agregas una cucharada grande de sal de Cuyutlán, que le sirve de conservador. El tejuino se sirve así: a una jarra de dos litros se le vierten hielos cuya bolsa previamente fue golpeada para que se despedacen. Una cucharadita cafetera de sal y el jugo de tres a cinco limones, según su gusto. Al finalizar se le agrega un litro del atole para tejuino.
A esta bebida se le atribuyen también propiedades afrodisiacas, y si habláramos de herbolaria o de botánica tendríamos mucho que decir sobre cada uno de los ingredientes del cocimiento con el que se prepara el atole, empezando por cada una de las cinco hojas mencionadas inicialmente
