Los padres de #YoSoy132 motivan a sus hijos a luchar por sus ideales

Leonardo se reúne con otros estudiantes en la explanada principal de Ciudad Universitaria de la UNAM. Se identifica con los gritos de consigna y asiste a las mesas de debate. Los jóvenes llaman a marchas, reclaman a los políticos y conmemoran a otros estudiantes. Es octubre de 1988, recuerdan 20 años de la matanza de Tlatelolco y han pasado unos meses desde la elección presidencial en la que «se cayó el sistema» del conteo de votos y Carlos Salinas de Gortari resultó ganador.

 

Así recuerda su juventud Leonardo Bucio, padre de uno de los integrantes de #YoSoy132, el movimiento estudiantil que nació luego de la atropellada visita del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, a la Universidad Iberoamericana.

Desde el 14 de mayo, los padres de los jóvenes que integran este movimiento han visto a sus hijos convertirse en referente desde las redes sociales; ir y venir de reuniones, marchas y brigadas a favor de la democratización de los medios. Sus hijos, repentinamente, se hicieron parte central de la agenda política y mediática del país.

Algunos padres, entrevistados por CNNMéxico, piensan que este imprevisto activismo es consecuencia de la educación recibida en casa. Mientras que otros creen que nació de la información que obtienen en internet y en la escuela y no desde su familia.

Leonardo Bucio Montemayor estudió psicología en la UNAM y es padre de Sandino Bucio, estudiante de filosofía en la misma universidad y que pronunció el mensaje de bienvenida en la primera asamblea del movimiento #YoSoy132 en Ciudad Universitaria. Para él, la actuación de Sandino “es congruente con toda una vida de lucha para que este país sea mejor”. Un estilo de vida que ha intentado inculcar desde el hogar.

En 1986, pocos años antes de que Sandino naciera, sus padres participaban en el Consejo Estudiantil Universitario (CEU) integrado por estudiantes de la UNAM que protestaba contra las reformas estructurales que -según ellos mismos-, buscaban privatizar a la UNAM. Después se unieron a la conmemoración por los 20 años del movimiento estudiantil de 1968.

Sandino, de 22 años, y su hermana aún no tenían edad para ingresar a la primaria y ya asistían a reuniones de apoyo al movimiento zapatista desde el Distrito Federal, en 1994, entre otras causas en las que participaban sus padres.

Leonardo dice que hay que educar “en la marcha, para que sean chavos que ejerzan la libertad con responsabilidad, no educo con rollos ni discursos”. Por eso ha motivado a sus hijos a participar en programas de desarrollo social y a utilizar sus vacaciones para proyectos como la alfabetización en comunidades de bajos recursos. “Aprenden seguramente más de lo que enseñan, maduran mucho”.

“Es un proceso que ha vivido personalmente. Y digo: ‘caray, qué bueno que estén tratando de hacer conciencia’. Hasta donde lleguen, va a ser un logro. Lo importante es que estén haciendo la lucha”, dice emocionado Leonardo, de 48 años.

Sandra Patargo, una de las voceras de #YoSoy132 y graduada de Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana, como Sandino también utilizaba sus vacaciones de verano para asistir a comunidades indígenas de Chiapas y a los migrantes en Oaxaca, “cuando podía estar en cualquier playa disfrutando”, recuerda su madre. Ahora Sandra trabaja en investigaciones sobre derechos humanos.

“Estoy segura que, lo que hace, lo hace bien y con el gusto de ayudar a las zonas marginadas, su padre y una servidora nunca se lo inculcamos, eso nació dentro de ella”, cuenta la madre de Sandra, empresaria en bienes raíces de 61 años, quien prefirió mantener el anonimato.

Los temas políticos no eran un tema común en casa hasta que Sandra se involucró más activamente en proyectos de investigación de organizaciones no gubernamentales.

La madre de Sandra, con maestría en Negocios en la Universidad Iberoamericana, le inculcó a su hija que “siempre debía tener sueños y que había que luchar por ellos”. Está segura que la disciplina ha sido la constante con la que Sandra ha prestado atención a los temas políticos y se ha esforzado en denunciar las violaciones de derechos humanos en Atenco.

“Siempre lo que los jóvenes hacen es por sus ideales y para lograr sus sueños”, dice la madre de Sandra.

“No me espanto, no lo critico”

Sin embargo, hay padres que prefieren no comentar al respecto. “Tienen miedo”, “no están muy contentos con esto (que pertenezcan al movimiento #YoSoy132)”, dijeron algunos jóvenes como respuesta de sus padres al rechazar las peticiones de entrevista.

Mientras que, para otros, el activismo de sus hijos les genera emociones encontradas. Es el caso de Aurelia Lázaro, por un lado, cree que es un aliciente “para que haga lo que más le gusta (el cine)”.

Aurelia, de 49 años, es madre de Aldo Sotelo, recién graduado de Comunicación del Tecnológico de Monterrey y que se ha encargado de la realización de videos, además, es vocero de Voz Universitaria del Campus Ciudad de México (CCM) y pertenece a la Coordinadora General de #Yosoy132.

A Aurelia le preocupa la seguridad de Aldo y que el movimiento pueda afectar su carrera profesional. A la vez, se siente orgullosa, porque ella sólo terminó la educación básica y atribuye el activismo de su hijo a los estudios.

“Él nos da otras ideas, nos dice: ‘infórmense’, ‘entérense’. Incluso, cuando tenemos oportunidad de platicar, pues platicamos (de temas políticos)”, dice Aurelia quien, junto con su esposo, atiende un puesto de comida en la vía pública en Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México, uno de los puntos más populares de la zona conurbada de la capital del país.

Aldo suele pedir a sus padres que aprendan a navegar en internet, para conocer otros medios más allá de la televisión, les pide que lean y que lo acompañen a sus lugares favoritos, como la Cineteca Nacional, ubicada al sur de la Ciudad de México. Ella lamenta no estar más tiempo con su hijo ni compartir con él sus intereses. Sus jornadas laborales comienzan a las 5:00 y terminan pasadas las 20:00 horas. Sin embargo, asegura que, gracias a él, se ha interesado más en temas políticos y cuestiona más la información que recibe.

“Aldo está haciendo lo que a él le gusta. A él le gusta (la realización de) el cine. Eso es mucho dinero. Pero ahora lo está haciendo. Se prepara y tiene con qué defenderse”, dice Aurelia.

Federico Gómez Salgado, de 45 años y director de finanzas en una empresa, comparte la sensación de Aurelia. Dice sentirse “apenado” por no poder participar debido a su trabajo; sin embargo, asegura que es algo “que a todos nos debería importar”.

Aunque en su familia hay quienes se dedican a la política, Federico duda que su hijo haya tomado interés en el activismo con ellos. “Siento que lo que está haciendo no es malo, está procurando su futuro. Él vive en el país, y siento que aquí va a vivir y yo creo que por eso anda igual, preocupado y ocupado”.

Que el movimiento haya surgido desde una universidad privada, significa para Federico que los jóvenes están conscientes de que la crisis y las decisiones políticas afecta a todos. “Todos los estudiantes, desde su negocio propio o donde sus papás son empleados, están viviendo también esta crisis. La crisis no les pega sólo a los que no tienen; a los que tienen, les pega más fuerte”.

Federico es padre de Federico Gómez Pérez, de 22 años, estudiante de Comunicación en la Universidad Iberoamericana y uno de los voceros del movimiento #YoSoy132. Federico (hijo) ha estado involucrado en las protestas desde su origen, cuando Peña Nieto visitó su universidad.

“Lo hemos tomado a bien, no me espanto, no lo critico”, dice. “Lo apoyo, es mi hijo. Cuando vea que hay algo positivo siempre lo apoyaré”.

“Yo no soy 132, soy mamá de un 132”

En un departamento se reunieron una decena de familiares para grabar un video de apoyo a los jóvenes que participan en el movimiento #YoSoy132.

“Mi hija es una ciudadana responsable, no es terrorista”, dice una de las madres mostrando su credencial de elector que participa en el video No están solos. En él, los familiares indican su parentesco, se declaran no ser un 132 y advierten a los medios, al gobierno, a las fuerzas armadas y al próximo presidente que los estarán vigilando, porque los jóvenes “no están solos”.

Héctor Islas Leal, de 61 años, acudió al llamado de una de sus amigas para grabar el video. Él es tío de Fernando Acosta, un estudiante de la Facultad de Estudios Superiores de la UNAM en Acatlán.

“Este renacimiento fue una gran motivación, la actuación de los jóvenes vino a refrescar el ambiente que estaba condenado a lo que fuera a pasar”, relata Héctor, quien se encargó de grabar y editar el video.

Exempleado de gobierno y exsindicalista ahora jubilado, participó en las protestas por el resultado electoral de 1988 y vio la masacre de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco cuando tenía 17 años. Y, aunque #YoSoy132 le recuerda a su juventud, Héctor asegura que son momentos distintos.

“El movimiento de 1968 no era claramente identificado por la democracia, luchaba contra la cerrazón del gobierno; ahora, claramente, buscan la democratización, la información abierta a todos”.

#YoSoy132 “es un asunto que va más allá de las justas electorales”, es por eso, y por la seguridad de los muchachos, que quiere mostrar su apoyo.

Desde el lanzamiento del video, alrededor de 120 padres han respondido al llamado, dice Héctor, quien participa, junto con su sobrino, en campañas de información política difundidas en el blog de izquierda Sembrando Dudas.

“Esperamos que cada vez se unan más padres, madres, abuelos, tíos, para que (los jóvenes) sepan que no están solos”.

Con información de CNN

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