LECTURAS

COLIMA, A 80 AÑOS DE SU CASA DE ESTUDIOS

Noé GUERRA PIMENTEL

Hará ochenta años Colima, nuestra entidad federativa, con poco más de 78 mil habitantes y en un entorno social semirural, cuya capital con la mayoría de sus calles empedradas y sin red de drenaje era transitada por bestias de carga y pervivía apenas comunicada vía terrestre con sus entonces nueve cabeceras municipales (Armería fue municipio hasta 1967), a una distancia de ocho décadas que le reportan aproximadamente diez veces más aquella población, con un aproximado de más de 750 mil habitantes; al sur de su acotada mancha urbana, en la hoy centenaria original residencia de una pareja de avecindados alemanes, los Müller- Fhlörgeter, casona que pasó a los Saucedo-Pérez y de estos al gobierno del estado en 1940 que ese mismo año la cediera para fundar ahí y convertirla en la primera sede de la universidad popular, así, con letras chiquitas y sin los referentes de pertenencia que por derecho propio ganado la UNIVERSIDAD DE COLIMA.

Entorno postrevolucionario y nacionalista aquel de hará ochenta años, en el que la universidad popular fue creada un 16 de septiembre de 1940, a instancias del presidente de la república Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940), orientado por el objetivo de atender las necesidades educativas que de suyo necesitaban los jóvenes de los estados vecinos de Michoacán, Jalisco y Colima, es decir, la Universidad de Colima nació con vocación regional y con una oferta educativa propia de aquel tiempo, cuyo proyecto inicial, por encargo del entonces gobernador del estado y artífice fundamental del proyecto, el coronel Pedro Torres Ortiz (1939-1943), corrió a cargo del profesor exmilitar, Rubén Vizcarra, entonces director de educación en el estado.​ La Universidad de Colima nació en una época histórica en la que el discurso político tenía como premisa la justicia social y la materialización de los postulados del ideario de la revolución mexicana a través de sus gobiernos.

A casi ocho décadas de transformaciones que se catapultaron en la década de los años ochenta y se fortalecieron en los noventas del siglo pasado, acreditada por la ANUIES y la SEP como la mejor Universidad de la región, tal y como era su inicial objetivo, con un liderazgo social regional indiscutible, mantenido desde hace cuarenta años, la Universidad de Colima, nuestra universidad, según su portal, ostenta la aprobación ISO 9001 en todas sus facultades, escuelas y programas y hasta la fecha, con una matrícula de más de 28 mil estudiantes, ofrece 9 programas de educación media superior, 66 de licenciatura y 37 de posgrado. Sus servicios educativos se distribuyen en cinco grandes campus en Manzanillo, Tecomán, Coquimatlán, Villa de Álvarez y Colima, y cuenta con espacios educativos e instalaciones culturales en todas las cabeceras municipales y en la mayoría de las principales poblaciones de la entidad.

En todo este tiempo, justo es ponderarlo, nuestra Universidad, se ha mantenido a la vanguardia en la enseñanza, la investigación y la promoción y difusión de la cultura, apegada a sus principios institucionales de libertad de cátedra y discusión de las ideas, además de paridad estudiantil, buscando contribuir permanentemente al bienestar colectivo mediante la formación de recursos humanos gestores del cambio y socialmente comprometidos, buscando responder a los retos que impone la dinámica social, mediante la construcción de una identidad caracterizada por el prestigio académico y una oferta educativa de calidad, como lo demanda Colima y lo obligan las nuevas generaciones con las que nuestra universidad ha crecido y desarrollado, para convertirse en el modelo de mucho de lo bueno que en diferentes ámbitos del desarrollo social tiene nuestra entidad y que, sin falsas modestias, debemos presumir.

Por todo ello, como ciudadano colimense, exuniversitario y padre de exuniversitarios, me resulta muy pertinente, como estoy seguro a la mayoría de los colimenses, la solicitud que hiciera el rector Eduardo Hernández Nava al legislativo local y que dicho cuerpo tuviera la congruencia política y sensibilidad social de aprobarla en sus términos, en la que en su justificación, el líder universitario señala que: “sustentado en la trascendencia que la Máxima Casa de Estudios ha tenido en la vida académica, cultural, social y política del estado, que reconoce como un ente valioso y ejemplar a la Universidad de Colima, para que en el marco conmemorativo de su octogésimo aniversario el 16 de septiembre de 2020, se declare: 2020, ochenta aniversario de la Universidad de Colima, para que dicha leyenda se inscriba al calce de la correspondencia oficial del estado a partir del 1 de enero del año entrante.” Que sea para bien y enhorabuena por nuestra Universidad.