Las vacunas llegarán tarde

Para pensar

Por: Carlos Moisés HERNÁNDEZ SUÁREZ

#PorunPresidenteBienInformado

La epidemia actual ha dejado en evidencia la falta de expertos en epidemiología matemática en el país, una disciplina que parece pertenecer más al campo de la economía que al de las matemáticas.

Fue notorio desde el principio, cuando no se supo aprovechar la experiencia entonces reciente de los países donde la epidemia surgió primero: China, Italia, España. En ese entonces, en honor a la verdad, no hacía mucha falta saber epidemiología ni matemáticas, solo saber leer, y tomar nota de lo que acontecía en esos países. La falta de expertos en esa disciplina se evidenció ante las primaras declaraciones: “Aquí no va a pasar nada”. “El cubrebocas no es necesario”, “las pruebas no sirven”, “El pico llega el 8 de mayo”, “nada más 6 mil muertos, y ya”. Pensar que el escenario catastrófico es uno de 60 mil muertes es otro error, porque nos deja sin calificativos para el escenario muy superior a los 120 mil, que es el más probable.

Lo primero que pasa cuando te pones a estudiar un tema en detalle es la inigualable sensación de sentirte un sabelotodo. A las primeras páginas de un libro sobre temas avanzados de lo que sea, ya te sientes experto. Cuando pasa esa etapa y ves que no sabes nada comparado con lo que falta, te vuelves humilde. Esa humildad nunca existió en la cúpula de la administración de la salud pública de México. No existe todavía.

Vamos al tema de hoy: el título es categórico, lo dice todo. Las vacunas no funcionan con un “sirve” o “no sirve”, sino que tienen algo medible que se llama eficacia, que es, digamos, la capacidad protectora. Para que se dé una idea, la eficacia de la vacuna contra el sarampión es de aproximadamente 70%, pero es suficiente para erradicarla y aquí entra e juego la poco comprendida “inmunidad de grupo”. Quién sabe cual será la eficacia de la vacuna contra el virus que nos trae de cabeza, pero no importa, muy buena o muy mala, llegará en un momento en que ya no será necesaria.

La explicación es muy simple, tan simple, que es admirable que no lo estén considerando dentro de las políticas de reacción a la pandemia a nivel nacional. Muy pronto, será mejor guardarse el dinero de las vacunas para otras cosas. Tengo ideas, por si las necesitan. Estos son los cálculos:

Se sabe que, por cada mil personas infectadas, fallecen aproximadamente 1.5, este número cambia mientras avanza la epidemia, pero por ahí va. Incluso, puede ser un poco mayor.Este número es extremadamente valioso, es algo que, inexplicablemente, no se ha usado como debe ser. Le explico cómo usarlo: primero vea cuantos decesos por covid-19 se han registrado en México: 73 mil. Si de cada mil infectados fallecen 1.5 más o menos, entonces quiere decir que deben haberse infectado unos 48 millones de personas en México, para poder tener las muertes que hemos tenido. Ahora piense, que tal vez se nos pasaron unos 20 mil decesos, por cualquier causa, entonces tenemos 93 mil, lo que significa que a la fecha se han infectado 72 millones de personas.

Vea el estado de Nueva Jersey, en Estados Unidos. A la fecha han ocurrido 1.8 decesos por cada mil habitantes, y la epidemia está en niveles imperceptibles. Aunque algunos atribuyen esto al buen manejo de la epidemia, la verdad, es que el virus hizo lo que quiso en Nueva Jersey, y dejó de ser un problema hasta que se infectó la gran mayoría de las personas. En Nueva York, van en 1.7 decesos por cada mil, es decir, otro estado en el que el virus pasó como se dice “Como Pedro por su casa”. El gran negocio ahora es ir a Nueva York y Nueva Jersey y repartir vacunas de pura agua, cobrarlas y pedir además que te lo agradezcan.

Conforme nos estemos aproximando a 1.5 muertes por cada mil individuos, la vacuna se hace menos necesaria, ya habrá mucha gente inmune como para que sirva para algo. En México, Tabasco, Cd de México y Sinaloa tienen aproximadamente 1 deceso por cada 1000 habitantes, así que falta poco para salir, mientras que Michoacán, Durango y Chiapas van muy atrás. Colima tiene actualmente 0.6 decesos por cada 1000 habitantes.

Checar estos números nos puede ahorrar muchos miles de millones de pesos.