La imaginación y el poder

Crónica sedentaria

Avelino Gómez

¿Cómo habrán de contar los historiadores oficiales que en México un político imaginativo llegó al poder y que luego, abruptamente, empezó a gobernar con desvaríos? ¿En qué libro de historia patria consignarán que se rifó un avión presidencial que simbolizó el abuso, y que ya después representó el delirio, la tomadura de pelo y el absurdo?

¿Cómo hacer, qué decir, qué escribir sobre un episodio de la historia de la política nacional donde la realidad sólo pudo medirse con los recursos de la ficción en un escenario continuo de muertes y desapariciones?

¿Qué diferencia hay entre un gobernante corrupto y otro que levanta su bandera de guerra para combatir la corrupción con —ay humanidad, ya me volviste a dar— boletos de una rifa? ¿Si sabemos que la corrupción mata, acaso ignoraremos que la demagogia ha echado a perder naciones enteras?

¿Qué encorvado investigador del futuro encontrará en los archivos que la normalidad del discurso oficial en el año 2020 era la anormal estigmatización a las voces disidentes? ¿Cómo señalar con dedo inquisidor a la derecha y sus excesos desde una izquierda locuazmente entronizada sin olvidar que los extremos se tocan?

¿Qué niño en el aula de la escuela del futuro leerá en su tableta digital que un presidente de la nación renunció a vivir como magnate en casa de gobierno, y optó por vivir en un palacete para concretar el sueño caduco del gobernante medieval?

¿Quién, en veinte años, recordará con nostalgia los discurso oficiales y mañanero del abuelo de la patria? ¿Qué cronista de sucesos históricos elogiará sus ocurrencias, su capacidad para evadir el problema de la inseguridad perpetua, su religiosidad para minimizar una pandemia o su simplicidad ante el tema de la economía?

¿Qué malintencionado gobernante del futuro tomará el ejemplo del primer presidente que amó a lengüetazos a su pueblo, y aplicará las mismas estrategias: imaginar que gobernar es arengar y culpar y retar y rifar, y de nuevo culpar para evadir?

¿Quién llegará otra vez en el futuro, con imaginación disparatada, a gobernar este país que ya es de por sí delirante?