Italianos, divididos sobre el caso Berlusconi

Silvio Berlusconi aguanta, escándalo tras escándalo, y se niega a dimitir de su cargo de primer ministro italiano porque en el fondo sabe que cuenta (aún) con un increíble apoyo popular, impensable en otros países de Europa.

Cuando casi todos creían que el caso Ruby, la joven marroquí que invitó al menos ocho veces a sus juergas nocturnas cuando era menor de edad, acabaría rápidamente con su carrera, sobre todo después de perder el apoyo de la Iglesia, si fiel aliada en su década de poder, las encuestas anuncian que un 30 por ciento de los italianos volvería una vez más a votarlo para gobernante.

Si bien es cierto que la mitad de la población quiere que renuncie y convoque elecciones anticipadas, su partido, el Pueblo de la Libertad, volverá a ganar, por encima del Partido Democrático, que obtendría el 27 por ciento y confirmaría la incapacidad crónica de la izquierda para arrebatarle el poder.

Los sondeos no revelan daños graves en la intención de voto para Berlusconi, sobre todo porque la oposición sigue siendo inexistente, limitada a pedir su dimisión sin ninguna convicción, y alejada de los millones de italianos y, sobre todo italianas, que se indignan con el tratamiento del Cavaliere a las mujeres. El centro izquierda de Walter Veltroni no moviliza a casi nadie.

Llama “prostíbulo televisivo” a uno de los pocos medios que no controla

Silvio pierde los nervios

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, intervino ayer enfurecido, a través del teléfono, en un programa de la cadena de televisión privada La 7, una de las pocas que no controla el magnate de la comunicación, y que abordaba el caso de Ruby.

“Estoy viendo un programa desagradable, con una conducción despreciable, infame, repugnante. Un prostíbulo televisivo”, dijo.

El presentador le instó a calmarse y le dijo: “Ya ha insultado bastante, ¿por qué no va ante los jueces en vez de insultar?”.

Pero lejos de calmarse, Berlusconi siguió insistiendo en que se habían ofrecido tesis “falsas y distorsionadas, lejanas de la realidad” en ese programa, que abordaba la investigación de la Fiscalía de Milán al mandatario por concusión e incitación a la prostitución de menores.

El primer ministro tuvo tiempo de defender a Nicole Minetti, la higienista dental a la que llevó a ser consejera de la región de Lombardía y quien supuestamente se encargaba de las chicas que acudían a sus fiestas privadas, por lo que ella también es investigada.

“Nicole Minetti es una espléndida persona, inteligente, preparada y seria”, apuntó Berlusconi, a quien llegado un punto, en el que tanto el presentador como él se pisaban la palabra, se le oyó decir algo sobre las “por decir algo señoras presentes en el estudio”.

La vicepresidenta de la Cámara de los Diputados y miembro del opositor PD, Rosi Bindi, quien ha sufrido en sus propias carnes los ataques mediáticos de Berlusconi, denunció la “gravísima agresión verbal” de Berlusconi contra un canal que no controla.

“El gobierno está en las manos de un Cavaliere venido a menos por los escándalos, que en vez de demostrar su inocencia ante los jueces intenta deslegitimar e intimidar a quien quiera razonar sobre la veracidad de los hechos. Berlusconi se tiene que ir lo antes posible, antes de que queden comprometidas definitivamente la credibilidad de Italia y el respeto de las reglas más elementales de la convivencia civil”.

Con información de Crónica.

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