¿A quien acusaremos el próximo año?

¿A quien acusaremos el próximo año?

Por Raymundo Padilla Lozoya*

Me parece que la repetición de una idea, nacional e internacionalmente difundida, se ha convertido en discurso y se ha impuesto en la conciencia social, cegando la reflexión de la sociedad civil. Por medio de la prensa, funcionarios públicos y algunos académicos “coludidos”, difunden persistentemente el discurso de que Los desastres son naturales e inevitables.

Y que además, si no fuera por la oportuna intervención del gobierno, del insuperable equipo de Protección Civil y el apoyo voluntario del heroico cuerpo de Bomberos y la imprescindible Cruz Roja, las cosas serían peores. Este discurso es difundido por la prensa y es por demás excluyente de responsabilidad social e institucional, pues adjudica a la naturaleza toda la culpabilidad de los desastres detonados por amenazas de tipo natural, como sismos, huracanes, erupciones, etcétera. Parte de este discurso intencionalmente procura ocultar u omitir la reflexión respecto a los programas y planes inadecuados de prevención. Por ejemplo carencias de drenaje y alcantarillado, asentamientos irregulares aprobados por las mismas autoridades, desinformación de riesgos, incapacidad organizativa de las comunidades para enfrentar amenazas. Pero sobre todo, se procura excluir de la mirada de la opinión pública las características de un modelo de desarrollo que excluye de los beneficios económicos a amplios sectores de población y los condena a condiciones de vida míseras, desinformados, asentados en zonas de riesgos, con servicios públicos restringidos y con crecientes factores de vulnerabilidad social.

 

En el discurso difundido en los medios de comunicación, los funcionarios públicos y algunos comunicadores culpan de los desastres a la naturaleza. Por ejemplo, en El Universal, el día 5 de febrero aparecieron las siguientes cabezas de noticia: “Emergencia en DF por lluvia “atípica”, “Lluvias dejan 13 muertos en Michoacán”, “Diluvio mata a 5 y causa estragos”. En la versión en línea del mismo diario, crearon un foro titulado: ¿Cómo te ha afectado el clima?; además un mapa llamado: “Afectaciones por lluvias”; una fotogalería nombrada: “El agua devora casas y autos”; e incluyeron recursos multimedia denominados “Lluvias provocan caos vial en el DF”. Y en cambio poco se dice de la planta de bombeo que falló en el periférico norte y de las razones por las qué falló, como nulo mantenimiento, materiales desgastados y sobrecarga.

El periódico La Jornada, del día 5 de febrero difundió la cabeza: “Estragos por las lluvias, miles de damnificados”. Y en la nota agregó que “El agua alcanzó una altura de más de metro y medio, entró a las casas y estropeó muebles y enseres”. Y el jefe de gobierno Marcelo Ebrard remató diciendo que “la ciudad se encuentra en una etapa de emergencia, tras la lluvia `atípica´ que no se presentaba en febrero desde 1989”. Y aseguró que se tomarían todas las medidas pertinentes para controlar, la para él y sus asesores, lluvia `atípica´.

Me pregunto: ¿Las medidas serían para evitar que cayera más lluvia atípica? Lo cual físicamente sería complicado hasta para Superman. En su lugar, creo que las medidas deberían mejorar los desagües, drenajes y obras de alcantarillado, para que funcionen apropiadamente cuando llueve lo habitual y cuando llueve más de lo registrado según sus limitados registros de datos históricos. Pero si es habitual o `atípica´ la lluvia, eso es lo de menos, el problema es que se inundó, hubo miles de damnificados y afortunadamente llovió fuera de temporada. Porque si esto ocurriera en temporada de lluvias quizás sería peor.

También con declaraciones de la población es posible identificar un tipo de discurso. Por ejemplo tomando como corpus el blog de La Jornada, un cibernauta mencionó: “Creo que ya es tiempo de dejar de buscar un culpable y mas en estos casos de desastre por la fuerza de la naturaleza controlada por un Dios todo poderozo. Tenemos quen someternos ala voluntad de El [sic]”.

Ante esas ideas un inconforme le contestó: “DIOS NO ES CULPABLE DEL MAL GOBIERNO KE TENEMOS, LOS UNICOS CULPABLES SOMOS NOSOTROS AL SEGUIR PENSENDO KE ESTO CAMBIARA, PRIMERO TENEMOS DE CAMBIAR NOSOTROS PARA PODER CAMBIAR EL MUNDO. EL CULPAR A DIOS ES ALGO DE GENTE MEDIOCRE Y FUSILANIME [sic].”

Fuera del blog, pero en el mismo diario La Jornada, se publicaron las declaraciones del arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, para quien son claras las causas de los impactos de las amenazas y de los llamados “desastres naturales”. El arzobispo dijo “Los terremotos y desastres naturales que han cobrado la vida de cientos de personas puede ser un signo divino ante la violencia y las leyes que permiten la unión legal entre personas del mismo sexo”.

Esta serie de opiniones evidentemente se enlazan con el mensaje del funcionario público porque acusan y buscan a un culpable. El funcionario acusa a la lluvia, el ciudadano culpa a su Dios por controlar a la naturaleza y el otro culpa al mal gobierno. Y finalmente se vincula en el debate un arzobispo que culpa a quienes permiten los matrimonios gay.

Este discurso está en el nivel federal, estatal e incluso internacional. Y recientemente cuando se exime de culpa a la naturaleza, se culpa al calentamiento global o al cambio climático. Por ejemplo el entonces delegado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) en el estado de Colima, Raúl Arredondo Nava, declaró en febrero de 2010 al periódico Diario de Colima lo siguiente: “El cambio climático pone en riesgo la producción de alimentos, por lo que será determinante tomar las medidas que estén al alcance de las autoridades y la sociedad para poder revertir esta tendencia” y agregó que “además de las afectaciones sociales que el cambio climático genera al ser humano, por las variables que imprime a la calidad de vida, también modifica las condiciones en las que se cultivan alimentos, ya que los fenómenos meteorológicos se resienten con mayor intensidad, lo mismo las lluvias que el calor o el frío”.

Evidentemente el funcionario no aclara específicamente qué tipo de producción de alimentos es afectada, por lo cual ante cualquier afectación se vuelve práctico acusar al cambio climático. Y además en la declaración el funcionario acusa al cambio climático de afectar al ser humano, cuando en realidad el cambio climático es resultado del calentamiento global que el humano está causando por el uso de modelos de producción inadecuados, poco sustentables y destructivos ecológicamente. Pero para el funcionario el orden de los factores es al revés.

Yo creo que ya estuvo bueno de acusar y evadir responsabilidades respecto a los daños que le hemos causado a la naturaleza. Los humanos podríamos desaparecer como tantas otras especies de animales, finalmente somos una más. La diferencia entre otros seres y nosotros es que tenemos la capacidad de acusar a los demás para ocultar nuestros errores. Por esta ceguera fallan las reuniones internacionales y seguirán fracasando si lo que importa es el dinero y la acusada sea la naturaleza.

* Licenciado en Letras y Periodismo, maestro en Historia y doctorante en Antropología en el CIESAS DF. Integrante de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos.

Urgencias: raypadillalozoya@hotmail.com y raypadillalozoya@gmail.com

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