En México, los jóvenes representan la cuarta parte de la población del país: INEGI

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentó información sociodemográfica sobre la población de 15 a 29 años en el país en donde se menciona que entre las adolescentes de 15 a 19 años que han tenido relaciones sexuales, tres de cada cinco no usaron método anticonceptivo en su primera relación sexual. Del total de defunciones registradas en 2009, 6.4% fueron de jóvenes.

 

Este viernes 12 de agosto es el Día Internacional de la Juventud y a continuación se dan a conocer algunos datos por parte del INEGI.

Del total de emigrantes internacionales, 57% tenía de 15 a 29 años de edad en su salida más reciente. De cada 100 jóvenes de 12 a 17 años, 14 consumen alcohol. De los jóvenes que iniciaron el consumo de drogas ilegales antes de los 17 años, 63.3% lo hicieron con inhalables. Cuatro de cada diez jóvenes viven con ambos padres en la misma casa.

La etapa de la juventud se sitúa entre la infancia y la edad adulta, y normalmente se caracteriza por la energía, vigor y frescura de los individuos, además de que usualmente se encuentran en una situación de dependencia económica y participación en la familia de origen. En general, entre los 15 y 29 años, los individuos salen de la escuela, se incorporan a la actividad económica, se emancipan del hogar paterno, inician su vida en pareja y su reproducción, y con ello transitan hacia la vida adulta.

En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas declara el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud, celebrándose por primera vez en el 2000. Este festejo brinda la oportunidad de concentrar la atención en los problemas que se relacionan con los jóvenes mediante foros, discusiones públicas y campañas de información.

MONTO Y ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN

Los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010 indican que en el país residen 29.7 millones de jóvenes que representan la cuarta parte de la población total. De la población de 15 a 29 años, 37.1% tienen de 15 a 19 años, 33.3% de 20 a 24 y 29.6% de 25 a 29 años de edad.

Los resultados del censo 2010 revelan que antes de los 20 años, la población del país se compone por un número mayor de hombres respecto al de mujeres, después de esa edad la relación se invierte al ganar paulatinamente mayor peso el grupo de mujeres. La menor proporción de hombres conforme avanza la edad se explica porque en general las mujeres viven más tiempo que los hombres y a partir de las edades jóvenes la emigración internacional comienza ser predominantemente masculina.

FECUNDIDAD Y USO DE MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS

El conocimiento de los métodos anticonceptivos entre las jóvenes es casi universal, 97.6% conoce o ha oído hablar de un método de control natal y 62% de las jóvenes unidas lo usan; entre las razones por las cuales las jóvenes unidas no usan actualmente algún método anticonceptivo, destaca que 43% no lo necesita o está embarazada y 19.3% no lo usa porque quiere embarazarse.

El inicio temprano de las relaciones sexuales sin la debida protección, expone a las parejas a un mayor riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual o a embarazos no planeados que pueden poner en peligro la vida de la madre y su producto. Los resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2009 muestran que del total de adolescentes de 15 a 19 años que han tenido relaciones sexuales, 61.8% declaró no haber usado un método anticonceptivo durante su primer encuentro; entre las jóvenes de 20 a 24 y 25 a 29 años este porcentaje aumenta a 66.5 y 75%, respectivamente.

A pesar del deseo expreso de querer limitar o espaciar su descendencia, una de cada cuatro adolescentes unidas (24.7%) no hace uso de métodos anticonceptivos, con lo que está expuesta a un embarazo no deseado; esta condición se identifica como demanda insatisfecha de métodos anticonceptivos; para las jóvenes de 20 a 24 el porcentaje de mujeres unidas con demanda insatisfecha es de 17.8%, en tanto que para las de 25 a 29 años de 14.4 por ciento.

De acuerdo con los datos de la muestra del censo 2010, cuatro de cada diez mujeres jóvenes tienen al menos un hijo nacido vivo, entre las adolescentes dicha razón es de una de cada ocho; conforme avanza la edad la proporción de mujeres que han experimentado la maternidad aumenta hasta siete de cada diez entre las que tienen de 25 a 29 años.

La distribución porcentual de las tasas de fecundidad, estimadas con información de la ENADID 2009, muestra que en México, en el trienio 2006-2008, las mujeres de 15 a 29 años de edad contribuyeron con 70.1% de la fecundidad registrada en el periodo, las adolescentes aportaron 15.7 por ciento. El embarazo en las adolescentes no sólo representa un alto riesgo para la salud de ella y su producto, sino que también tiene una repercusión social y económica, ya que en numerosas ocasiones la maternidad a tan temprana edad implica menores oportunidades educativas o el abandono total de los estudios, lo que puede incidir en exclusión y desigualdad.

MORTALIDAD

En 2009 se registraron poco más de 36 mil defunciones de jóvenes a nivel nacional, lo que en términos porcentuales representa 6.4% de los fallecimientos totales captados en el año. Por cada 100 defunciones de mujeres de 15 a 29 años ocurrió la muerte de 290 hombres; esta sobremortalidad masculina se asocia principalmente al patrón de causas, que para este grupo se caracteriza por el alto peso relativo de las muertes violentas.

Las tres principales causas de muerte en los varones de 15 a 29 años son las agresiones (25.1%), accidentes de transporte (19%) y lesiones autoinfligidas intencionalmente (6%), y que en suma representan 50.1% de las defunciones de hombres jóvenes. Entre los de 25 a 29, la tercera causa de muerte son las enfermedades ocasionadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), con el 6 por ciento.

En conjunto, la cuarta parte de las defunciones de mujeres de 15 a 29 años también tiene su causa en los accidentes de transporte, agresiones y lesiones autoinfligidas intencionalmente (cada una con 11.1, 7.1 y 5.1%, respectivamente). Entre las jóvenes de 20 a 24 años la tercera causa de muerte se asocia con padecimientos obstétricos directos, en tanto que en las mujeres de 25 a 29 la tercera causa es la neumonía. En 2009 más de la mitad (56.1%) de las defunciones maternas acontecieron en la población femenina joven.

El suicidio es otra forma de las muertes violentas, una decisión individual en la cual influye una multiplicidad de condiciones de orden biológico, psicológico, social, cognitivo, de género, de desarrollo, entre otras. En México la tasa de suicidios entre los jóvenes de 15 a 29 años reporta un aumento en los últimos años, de 5.8 por cada 100 mil jóvenes en 2000 a 7.1 en 2009. Del total de suicidios registrados en 2009, dos de cada cinco ocurrieron entre la población joven y de éstos, 76.5% se dio entre los hombres.

Entre las características sociodemográficas de la población joven que se suicidó destaca que 63.7% era soltera, y el 29.7% no tenía trabajo. El 79.2% empleó el ahorcamiento como medio para quitarse la vida y 74.1% se suicidó en una vivienda particular.

SALUD

Conocer los principales problemas de salud de los jóvenes es indispensable para establecer redes de apoyo que favorezcan la prevención y el manejo de dichos problemas. Acciones como brindar información fidedigna, posibilita la toma de conciencia y como consecuencia la promoción del autocuidado de la salud. En 2008, las principales causas de egreso hospitalario entre los hombres son por enfermedades de otras partes del aparato digestivo, con una tasa de 121.5 por cada 100 mil hombres, les siguen las fracturas con 100.9 y las enfermedades del aparato urinario (77.8). Mientras que entre las mujeres, las causas obstétricas directas y el parto son los principales motivos de egreso, con tasas de 2 223.6 y 2 146.5 por cada 100 mil mujeres, respectivamente, seguidos de las enfermedades de otras partes del aparato digestivo con una tasa de 205.5 por cada 100 mil mujeres.

INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (ITS)

Las infecciones de transmisión sexual constituyen un problema importante en este grupo de población, dado el inicio de la vida sexual activa y los riesgos que implica no utilizar métodos para tener sexo seguro y protegido. En 2008, otras enfermedades de trasmisión predominantemente sexual no clasificadas en otra parte fueron la principal causa de infección entre los jóvenes (79.8%), afectando principalmente a los varones (90%, contra 74.2% de las mujeres).

La segunda infección sexual de egreso hospitalario entre la población joven es por Virus del Papiloma Humano (VPH), con un porcentaje de 3.9%, siendo mayor su presencia entre las mujeres (5.7%) comparado con los hombres (0.8%). Esta situación puede ser explicada en parte por la historia natural de la enfermedad y la vulnerabilidad habitual de las mujeres ante las infecciones de transmisión sexual de toda índole, razón por la cual las acciones de prevención por medio de la vacunación va encaminada directamente a ellas.

La sífilis y el herpes genital son otras de las principales infecciones en este grupo de población y afecta a tres de cada 100 jóvenes. Las mujeres son las que tienen una incidencia mayor de herpes genital (3.6% frente a 2% de los hombres), en tanto que los hombres concentran el mayor porcentaje de infección por sífilis (4% frente a 2.7% de las mujeres).

Como se observa, las infecciones de trasmisión sexual afectan principalmente a las mujeres, pues en muchos casos el hombre sólo es portador. Por ello, es importante concientizar a las mujeres sobre la necesidad del autocuidado, el derecho a exigir el uso del condón y el poder de decisión sobre su cuerpo.

ADICCIONES

En 1978, se publicó en Alemania el libro “Wir Kinder vom Bahnhof Zoo”, conocido en español como “Christiane F., los hijos de la droga”, que describe la vida de una adolescente de 14 años adicta a la heroína y que, para mantener su vicio, recurre a la prostitución; han pasado 30 años desde entonces y las drogas han evolucionado, pero los problemas derivados del consumo no, como la violencia y la corrupción.

Se considera que los países en desarrollo son los principales productores, mientras que en los países desarrollados están los consumidores. Sin embargo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, 1.2 millones de mexicanos reportaron consumir drogas ilícitas, por lo que se puede afirmar que México ha dejado de ser un país de tránsito de drogas para convertirse en uno de consumo.

La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 muestra que de los aproximadamente 14 de cada cien jóvenes de 12 a 17 años que ingieren alcohol, nueve son “bebedores altos” y tres tienen “abuso/dependencia”. A nivel estatal, en quince de las 32 entidades la prevalencia de jóvenes con consumo de “bebedores altos” está por arriba de la nacional (9), el Distrito Federal (16.4), Hidalgo (15.6) y Aguascalientes (14.7) son las entidades con las prevalencias más altas, mientras que en Nuevo León (4.5), Oaxaca (3.6) y Chiapas (2.5) se presentan las más bajas. Por su parte, en San Luis Potosí (6.9) y el Distrito Federal (6.5) se presentan prevalencias altas de jóvenes con tipo de consumo de “abuso/dependencia”.

Asimismo, en 14 estados la prevalencia de bebedores consuetudinarios es superior a la nacional (1.5), siendo San Luis Potosí, Distrito Federal e Hidalgo (4.5, 3.4 y 3.1, respectivamente) las entidades con las más altas, en contraste con Yucatán (0.3) y Chiapas (0.2) que tienen las más bajas.

El consumo de tabaco, más que constituir un problema en sí mismo, se encuentra asociado a diversas enfermedades crónico degenerativas que tienen un elevado costo tanto para los servicios de salud como para el paciente y sus familiares. Un factor importante es la edad de inicio de consumo diario, situación que ayuda a analizar el nivel de dependencia, así como el posible consumo de otras drogas más duras.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, nueve de cada 100 jóvenes de 12 a 17 años actualmente son fumadores y seis de cada 100 dejaron de fumar. Las entidades donde se inicia el consumo de cigarrillos a más temprana edad son San Luis Potosí y Jalisco (16.2 años, en contraste con Chiapas, en donde la edad de inicio es de 19.3 años).

Otro fenómeno que afecta a los jóvenes es el consumo de drogas ilícitas. La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 señala que los jóvenes que inician el consumo antes de los 17 años, utilizan como primer sustancia inhalables (63.3%), la mariguana (55.7%) y los sedantes (50.9%); mientras que entre la población que inicia entre los 18 y los 25 años usan otras drogas (54.1%), alucinógenos (53.1 %) y cocaína (48.5 por ciento).

A nivel nacional, la incidencia acumulada de consumo de mariguana entre la población de 12 a 25 años es 3.8, de cocaína 2.2 y de drogas estimulantes tipo anfetamínico 0.6 por cada 100 personas de este grupo de edad. Al respecto, Hidalgo (10.3), Tamaulipas (7.5) y Baja California Sur (7.3) son los estados con la incidencia acumulada más alta en el uso de la mariguana, mientras que la menor se presenta en Colima (1.4), San Luis Potosí (1.3) y Chiapas (0.4 por ciento).

Respecto al consumo de cocaína, las incidencias acumuladas más altas se observan en Hidalgo (6.5), Quintana Roo (5.6) y Baja California Sur (5.2); en contraparte, las menores incidencias están en los estados de Tlaxcala (0.7), Veracruz (0.6) y San Luis Potosí (0.3).

DISCAPACIDAD

Vivir con discapacidad puede ser algo complejo para las personas, pero el ser joven con discapacidad representa una problemática singular pues implica una transición a la adultez que no siempre ocurre en las mejores condiciones.

Según el Censo de Población y Vivienda 2010, en México cerca de 5.8 millones de personas presentan alguna dificultad o limitación para realizar un conjunto de actividades consideradas vitales o con discapacidad, de ellos la población joven de 15 a 29 años representa 9.9 por ciento. A diferencia de lo que ocurre en otros grupos de edad, como los adultos o los adultos mayores, en los jóvenes con discapacidad, los hombres tienen mayor presencia que las mujeres; 57.4 y 42.6%, respectivamente.

La principal limitación reportada entre los jóvenes fue la dificultad relacionada con el movimiento (caminar, moverse, subir o bajar), 33.7%, seguida de la limitación para ver (23.5%), mental (23.8%), hablar (18.0%), aprender (9.3%), oír (8.6%) y vestirse, bañarse o comer (5.35 por ciento).

Los hombres, por su parte, presentan porcentajes relativamente más altos que las mujeres en las limitaciones para caminar y mental, mientras que las mujeres tienen mayor dificultad que ellos para ver, hablar, aprender, escuchar y el autocuidado.

La principal causa de discapacidad en los jóvenes se debe a problemas ocasionados desde el nacimiento, ya que 48% de las limitaciones que se presentan tienen a ésta como origen. Le sigue la enfermedad con 27% y los accidentes con 16.6 por ciento.

Existen diferencias importantes entre las causas de discapacidad según el sexo, lo cual podría mostrar las discrepancias de género en este grupo de población y las repercusiones que tienen para ellos. Los hombres por ejemplo casi duplican el porcentaje de las mujeres en la población que reporta como causa de su dificultad a los accidentes (20.8 frente a 11%), lo que evidencia una mayor exposición de éstos a actividades de riesgo. Las mujeres, por su parte, presentan mayor porcentaje en las causas de nacimiento y enfermedad.

MIGRACIÓN

La migración es un proceso social que es particularmente intenso en las edades jóvenes. El Censo de 2010 muestra que 3.5% de la población de 5 años y más reside en una entidad distinta a la que tenía en 2005, de éstos, 38.5% tenía de 15 a 29 años de edad. La estructura por sexo al interior de este grupo muestra que las mujeres tienen una mayor representación en la migración interna, pues la relación hombres-mujeres de los migrantes de 15 a 29 años es de 87 hombres por cada 100 mujeres.

El saldo neto migratorio interno (SNM) como resultado de la diferencia que hay entre la población inmigrante y la emigrante permite identificar a las entidades que ganaron o perdieron población por cambio de residencia. Bajo este enfoque, Baja California Sur, Quintana Roo y Colima son los estados con mayor ganancia relativa de jóvenes; en tanto que Guerrero, Chiapas y Distrito Federal son las entidades que tuvieron las mayores pérdidas porcentuales de población de 15 a 29 años.

Los resultados del censo 2010 también permiten cuantificar los desplazamientos que no involucran cambio de residencia pero que la población realiza por motivos de trabajo. De la población ocupada de 15 a 29 años, 17.7% trabaja en un municipio diferente al de su residencia, de éstos, 63.5% son hombres y 36.5% mujeres.

Otro tema que captó la muestra censal de 2010 fue la migración internacional. Del total de emigrantes internacionales del periodo 2005-2010, 57% tenía de 15 a 29 años de edad en su salida más reciente del país, de éstos, tres de cada cuatro eran hombres. Los principales países de destino de los jóvenes migrantes internacionales fueron: Estados Unidos de América (91.4%), Canadá (2.7%) y España (1.1 por ciento).

Más de la cuarta parte de los jóvenes que emigraron internacionalmente durante este periodo (28.1%) residía en México al momento del levantamiento censal (migrantes de retorno), su promedio de estancia en el extranjero fue de 21 meses, en los adolescentes de 15 a 19 años la ausencia es ligeramente mayor (23 meses promedio).

La Encuesta de la Comunidad Americana informa que en 2009 una de cada cuatro personas nacidas en México y que residía en Estados Unidos de América (EUA) tenía de 15 a 29 años de edad, la mayor parte eran hombres (134 hombres por cada 100 mujeres).

De los jóvenes que residen en EUA y que nacieron en México seis de cada diez desempeñó alguna actividad económica; casi una quinta parte (19.2%) estaba inscrito en alguna escuela pública o privada, es de resaltar que uno de cada tres de estos jóvenes cursaba la universidad; nueve de cada diez forma parte de un hogar familiar y el resto convive en hogares no familiares: 1.8% vive solo y 8.2% convive en hogares donde no hay relación de parentesco con el responsable de la vivienda.

EDUCACIÓN

La educación permite obtener los conocimientos, habilidades y aptitudes requeridas para alcanzar un mejor desarrollo individual, familiar y social, así como para lograr condiciones más equitativas en el mercado laboral. La asistencia escolar está estrechamente vinculada a la edad, día a día los jóvenes enfrentan situaciones que los obligan a abandonar la escuela.

Los resultados de la muestra censal permiten identificar que entre los jóvenes, los adolescentes de 15 a 19 años son los que presentan el nivel de asistencia escolar más alto (57%), para los que tienen de 20 a 24, el porcentaje de asistencia escolar se reduce a 22.7% y sólo continúan estudiando 6.4% de los de 25 a 29 años.

La mayoría de los jóvenes cuentan con algún grado de instrucción aprobado, no obstante, menos de la cuarta parte de los que tienen de 25 a 29 años aprobaron algún grado del nivel superior. Son las generaciones más jóvenes las que han aprovechado el incremento en la cobertura de educación básica, como se aprecia en el porcentaje de adolescentes sin instrucción (1.2%) que es menos de la mitad del que registran los de 25 a 29, cuya proporción es de 2.5 por ciento.

En este contexto, el promedio de escolaridad en los jóvenes de 15 a 29 años es de 9.7 años, respecto a los grupos con edad más avanzada resulta ser el más alto y el más equilibrado entre hombres y mujeres.

USO DEL TIEMPO

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2009, más de 40% del tiempo de los hombres y mujeres jóvenes lo dedican a satisfacer necesidades y cuidados personales. Entre la población masculina joven, 9.2% de su tiempo lo dedican al trabajo doméstico y al cuidado especial de algún miembro del hogar; mientras que entre la población femenina, dicha proporción es de 24.3 por ciento. Los hombres dedican 18.3% del tiempo al trabajo para el mercado y las mujeres 8.1 por ciento; a las actividades de estudio, esparcimiento, cultura y convivencia, los varones dedican 27.3% y las mujeres 23.5% de su tiempo.

OCUPACIÓN

La participación económica de la población joven muestra contrastes conforme a la edad, sexo y situación conyugal, lo anterior obedece a la diferencia de papeles o funciones económicas y sociales que asumen los jóvenes al transitar por este periodo de su vida. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en el segundo trimestre de 2010 más de la mitad de los jóvenes (54.4%) están ocupados o buscan empleo este porcentaje es de 70% entre los varones y de 39.4% entre las mujeres.

Conforme aumenta la edad de los jóvenes la necesidad de tener o buscar trabajo es mayor, en los adolescentes de 15 a 19 años, la tasa de participación económica es de 34.9%, en tanto que en los jóvenes de 25 a 29 años aumenta a 72.6 por ciento. Si se considera la situación conyugal de los jóvenes, se observa que entre la población masculina la tasa de participación económica es mayor en los unidos que en los solteros; mientras que en las mujeres esta situación se revierte al tener una mayor participación económica las solteras que las unidas.

La tasa de ocupación entre los jóvenes es de 91.5% respecto a la Población Económicamente Activa (PEA) de 15 a 29 años, lo que significa que 8.5% de la PEA se encuentra desocupada; 15.7% de los buscadores de empleo no cuentan con experiencia laboral, 44.4% declararon haber perdido su empleo, 35.1% renunció o dejó su empleo y 1.5% dejó o cerró un negocio propio.

El ámbito de las ocupaciones laborales muestra un panorama diferente por sexo; entre la población masculina ocupada, 33.4% son trabajadores industriales, artesanos y ayudantes, 18.4% son trabajadores agropecuarios y 14.5% son comerciantes; en tanto que en la población femenina, una cuarta parte (26.1%) son comerciantes y una quinta parte son trabajadoras en servicios personales.

Uno de cada diez jóvenes ocupados trabaja de manera independiente (11%), es decir, son empleadores o trabajadores por cuenta propia; si se considera la unidad económica donde laboran se observa que tres cuartas partes trabajan en el sector de los hogares (conformado por el sector informal y la agricultura de autosubsistencia), sólo la cuarta parte labora en empresas y negocios o en instituciones.

La mayor parte de los jóvenes ocupados (89%) laboran de manera subordinada; 86.8% de éstos reciben una remuneración por su trabajo, en tanto que 13.2% restante no la recibe (generalmente son trabajadores familiares). De los jóvenes ocupados que reciben una remuneración, 52.1% reciben prestaciones; 45.3% tiene acceso a los servicios de salud otorgados por su trabajo y 4% cuenta con otro trabajo.

SEGURIDAD PÚBLICA Y JUSTICIA

La Encuesta Nacional sobre Inseguridad (ENSI) forma parte del Subsistema de estadísticas sobre violencia integrado por el INEGI. Su objetivo es obtener información sobre la percepción que tienen los habitantes (población de 18 años y más) sobre la inseguridad en el lugar donde viven. También ayuda a estimar los hechos delictivos, denunciados y no denunciados, a nivel nacional. Lo que se pretende obtener es una aproximación de las características del delito, las repercusiones de la criminalidad sobre las víctimas y la relación de éstas con el aparato de justicia.

La ENSI reporta que en 2009, de las personas entre 18 y 29 años, 11.2% fueron víctimas de un delito; esta condición registra ligeras diferencias al considerar el sexo, la proporción de víctimas de sexo masculino es de 54.9 por ciento.

Por su parte, las estadísticas judiciales proporcionan información sobre los delitos cometidos por la población y que son registrados en los juzgados de primera instancia, debido a que ahí se define su responsabilidad ante los delitos cuya realización ha sido técnicamente comprobada con anterioridad en las agencias del ministerio público correspondiente.

En 2009 se registraron 205 mil personas a quienes el juez de primera instancia les dictó Auto de Término Constitucional relativo a los delitos por los que fueron consignados; en ese mismo año, 156 mil procesados recibieron sentencia. Casi la mitad de los procesados (46.6%) y de los sentenciados (48.3%) son jóvenes de 18 a 29 años de edad. Cabe señalar que nueve de cada diez jóvenes procesados o sentenciados son hombres.

Entre los sentenciados de 18 a 29 años, 83.6% recibieron sentencia en los juzgados del fuero común, en tanto que 16.4% fueron sentenciados en juzgados del fuero federal.

Los principales delitos cometidos por los jóvenes sentenciados en los juzgados del fuero común fueron: robo (55.2%), golpes y lesiones (14.3%), daños a propiedad ajena (4.9%) y homicidio (4.4%); en tanto que 47.2% de los delitos que recibieron sentencia en los juzgados del fuero federal fueron por narcóticos, 38.5% por actos ilícitos con armas, 2.5% por tráfico de indocumentados y 2.4% por peligro de contagio y propagación de enfermedades, en conjunto, estos tres delitos representaron 90.6 por ciento.

Entre los jóvenes sentenciados (indistintamente que hayan recibido sentencia en los juzgados del fuero común o federal) 83.3% cometieron el delito en pleno uso de sus facultades, 13.8% lo hizo drogado o en estado de ebriedad; en 54.1% de los casos fue el autor material y en 16.1% fue el autor intelectual. Respecto a sus condiciones sociodemográficas destaca que 53% es soltero; 62.8% tiene nivel de escolaridad de secundaria o más y 85.2% tenía empleo al momento de su detención.

VIOLENCIA HACIA LA PAREJA

La violencia dentro de la familia comprende aquellos actos u omisiones (intencionales o no) que son ejercidos y reiterados por parte de algún miembro de la familia, hacia la pareja, los hijos o contra alguna otra persona que comparta el mismo techo, con la finalidad de provocar daño en su integridad física, emocional, mental o sexual.

Según la Encuesta Nacional sobre Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2006 (ENDIREH), 49.5% de las mujeres de 15 a 29 años de edad casadas o unidas declaró haber sido objeto de al menos un incidente de violencia por parte de su pareja durante su última relación.

De las mujeres jóvenes casadas o unidas, 41.1% es objeto de violencia emocional (este tipo de violencia incluye menosprecios, amenazas, y prohibiciones, entre otros); 31.5% sufre violencia económica (aquí la pareja le reclama cómo gasta el dinero, no le da gasto, se gasta lo que se necesita para la casa o le prohíbe trabajar o estudiar); 20.6% fue víctima de algún tipo de violencia física (empujones, patadas, golpes con las manos o con objetos, agresiones con armas, entre otros) y 5.6% tuvo algún incidente de violencia sexual por parte de su pareja.

Por su parte, la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo 2007 cuantificó la prevalencia de violencia física psicológica y sexual que se presenta entre jóvenes solteros, mujeres y hombres de 15 a 24 años de edad que durante 2007 tuvieron relaciones de noviazgo. Uno de cada siete jóvenes (15%) declaró haber experimentado al menos un incidente de violencia física en la relación, de éstos 62.5% buscó ayuda entre las personas que conviven a diario con ellos: 33% recurrió a amigos, 14% con su mamá y 9.2% a otros familiares .

La violencia psicológica, entendida como abuso emocional, verbal, maltrato y menoscabo de la estima hacia una o varias personas, es la de mayor ocurrencia, 76% de los jóvenes se declararon víctimas de este tipo de violencia. En el ámbito sexual, 16.5% de las jóvenes declaró haber sido víctima de algún evento de violencia sexual.

SITUACIÓN CONYUGAL

Casarse o unirse y formar un hogar independiente son eventos estrechamente vinculados entre sí y generalmente ocurren durante la juventud; conforme a los datos de la muestra censal de 2010, la situación conyugal que predomina en los jóvenes es la de solteros; 11.2% de los adolescentes de 15 a 19 años está casado o unido, esta proporción es de 39.6% en el grupo de 20 a 24 años y de 62.2% en el de 25 a 29 años. En este último grupo el porcentaje de jóvenes que ya disolvieron su unión mediante el divorcio o la separación es de 4.6%; en las mujeres, esta proporción es poco más del doble respecto a la de los hombres.

Desde hace algunos años se advierte un aumento de las separaciones (legales o no) y de las uniones consensuales: las primeras se presentan en 2.5% de los jóvenes, este porcentaje es más del doble respecto al observado en 1990; un comportamiento similar se da en la proporción de jóvenes que se unen en forma consensual, la proporción en 2010 (17.4%) es casi diez puntos porcentuales mayor a la observada hace veinte años (7.8 por ciento).

En 2008, de acuerdo con las estadísticas vitales, se registraron poco más de 589 mil matrimonios, en la gran mayoría participó una persona de15 a 29 años de edad: en 77.5% la contrayente fue una mujer joven y en 68.7% el contrayente fue un hombre joven; la proporción de matrimonios donde ambos son jóvenes es de 64.8 por ciento.

A partir del número de matrimonios y divorcios donde participan los jóvenes se puede definir una relación que muestra la frecuencia en que se dan ambos eventos en un año determinado. En los hombres ocurren 39 divorcios por cada mil matrimonios y en las mujeres asciende a 63 por cada mil. Tanto en hombres como en mujeres la disolución del vínculo matrimonial se da en mayor medida en los jóvenes de 25 a 29 años (102 y 99 divorcios por cada mil matrimonios, respectivamente).

HOGARES CON JÓVENES

La salida del hogar de la familia de origen es una de las transiciones más relevantes en la trayectoria de los individuos, ya que podría considerarse como el inicio formal del cambio del rol socialmente asignado a las personas. A partir de la información de la muestra del censo 2010 se identifica que en más de la mitad de los hogares censales hay por lo menos una persona de 15 a 29 años de edad (59.3%); en términos de población significa que uno de cada cuatro integrantes (26.5%) de los hogares, es joven.

Este grupo de población se concentra principalmente en hogares familiares, 96.8% del total de población joven; a su vez, la mayoría es integrante de hogares nucleares, es decir, de aquellos que están formados por parejas solas, parejas con hijos o jefes sin cónyuge pero con hijos (59.7 por ciento). Sólo 1.5% de la población de 15 a 29 años, es parte de hogares no familiares, y de ellos la proporción más alta corresponde a jóvenes que viven solos (61.9 por ciento).

De las personas entre 15 y 29 años, se identifica que cuatro de cada diez (43.9%) viven con ambos padres en la misma casa, esta proporción difiere según el sexo, ya que el porcentaje de hombres jóvenes en esta condición (48.2%), supera al de las mujeres en poco más de ocho puntos porcentuales. Por otra parte, el grupo de mujeres que ya no residen con ninguno de sus padres (41.7%) es significativamente más alto que el de los hombres (30.5 por ciento).

La juventud es una etapa en la que las personas experimentan una mayor susceptibilidad a los cambios en el papel que juegan dentro de sus hogares y dentro de la sociedad, el reflejo inmediato ocurre en el rol que juegan en su familia, ya que es su entorno inmediato. La emancipación del hogar y la primera unión conyugal tienen como resultado la formación de hogares nuevos, en este sentido, se observa que 11.9% de los jóvenes es jefe(a) del hogar y 13.5% son esposos(as) o compañeros(as), mientras que la mayor proporción (70.5%), corresponde a quienes son descendentes del jefe, tal es el caso de los hijos, nietos, sobrinos, yernos o nueras.

Por sexo, del total de los hombres de 15 a 29 años, 20.1% son jefes de hogar y 1.4% son esposos o compañeros; situación que se invierte en el caso de las mujeres, donde solamente cuatro de cada 100 son jefas y 24.9% son esposas o compañeras.

La distinción entre los grupos de edad también ofrece contrastes en los roles que ocupan. En los grupos de edad más cercanos a la adultez (25 a 29 años) se incrementa la proporción de jóvenes que son jefes(as) y esposas(os) o compañeras(os), 25.4 y 25.7% respectivamente, mientras que en edades más tempranas (15 a 19 años) la proporción más alta se concentra significativamente en aquellos que son descendentes del jefe (91.8 por ciento).

Los núcleos familiares se forman a partir de lazos de parentesco directos entre los integrantes de los hogares, pueden ser de tipo conyugal, de filiación o de ambos. Así pues, los hogares se pueden distinguir en tres tipos principales: aquellos con un núcleo solamente (mononucleares), con dos o más (polinucleares) y en donde aunque todos los integrantes tienen algún parentesco, ninguno de ellos forma un núcleo, es decir, ninguno forma una pareja conyugal o un núcleo de padre(s) e hijo(s). En este sentido, se observa que en los hogares polinucleares es en donde hay mayor presencia de jóvenes, lo que a menudo se asocia con el hecho de que además de los padres o hermanos, en la misma vivienda residen personas de 15 a 29 años con su cónyuge, hijos o ambos, o bien, ellos forman parte de los núcleos adicionales como hijos.

En los hogares mononucleares donde hay por lo menos un integrante de 15 a 29 años destaca que más de tres cuartas partes (76.1%), corresponden a núcleos conformados por ambos padres e hijos (biparentales), el alto porcentaje que presentan estos núcleos puede deberse a que los jóvenes aún residen con sus padres, o bien, a que en estas edades ellos mismos comienzan a formar su propio núcleo conyugal o ya han tenido su primer hijo.

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