El terremoto del 85 en Colima dejó un niño muerto y varios lesionados

Colima.- Fueron 37 segundos de pánico, aunque en realidad parecían minutos. El movimiento telúrico tomó a los colimenses desprevenidos, cuando apenas daban las 7:18 horas de la mañana. Fue un jueves 19 de septiembre de 1985, hace ya 33 años.

Griselda Álvarez gobernaba Colima, mientras Elías Zamora Verduzco era el gobernador electo, ambos recorrieron diversos puntos del Estado para atestiguar los daños materiales que fueron cuantiosos.

A nivel nacional, México era presidido por el colimense Miguel de la Madrid Hurtado.

Jorge, un colimense que vivió esta amarga experiencia, se preparaba un café, aún tenía tiempo para irse a su trabajo. Sus hijos se cambiaban para irse a la escuela. Colima era una ciudad en crecimiento, no como la metrópoli de la actualidad.

De pronto, Miguel, el menor de sus hijos se asustó, vio como el ropero de su cuarto se fue de un lado a otro, por fortuna no había nadie en el camino sino el mueble lo hubiera apachurrado.

Y es que el sismo que tuvo una intensidad de 7.5 grados en la escala de Richter y de 8 en la de Mercalli dejó más que un gran susto a los colimenses, los daños materiales no fueron tan impactantes pero si cobró una víctima, un niño de 9 años, J. Jesús Tirado Tinoco, de Quesería, Cuauhtémoc, a quien en su domicilio le cayó un muro encima.

De acuerdo a lo manifestado por sus familiares, de oficio «churreros», Jesús se encontraba dormido aún cuando lo sorprendió el temblor dentro de su domicilio de la calle Jorge Septién número 45.

Aunque se levantó de la cama, Jesús no emprendió carrera como sus demás hermanos, rumbo a la calle, cayendo la barda sobre él, y causándole la muerte.

En todo el pueblo de Quesería así como en Cuauhtémoc no se registraron otros derrumbes de bardas o casas y todo parecía casi normal una hora después del suceso.

Mientras en la capital, la señora Isabel Romo Pérez de 80 años sufrió la fractura en una de sus manos al caerle una barda en su domicilio; fue atendida por elementos de la Cruz Roja Mexicana.

Varias escuelas primarias resultaron dañadas como la Gregorio Torres Quintero (la cual se resintió más con el sismo del 21 de enero del 2003 y tuvo que ser reconstruida), así como la Ignacio Manuel Altamirano y la Adolfo López Mateos.

De acuerdo a notas periodísticas, en el parte rendido a la gobernadora Griselda Álvarez a las 11:00 horas de ese día por el director policíaco, capitán José del Ángel, se indicó que en las poblaciones de Manzanillo, Tecomán, Armería, Comala, Coquimatlán y Minatitlán, no ocurrieron desgracias personales, únicamente daños materiales.

Manzanillo se quedó sin servicios de Telex y Telégrafos, así como de agua y energía eléctrica; mientras en Ixtlahuacán se cayeron 2 casas y 6 bardas, y en Coquimatlán se vinieron abajo varias bardas.

Ese mismo día, pero ya en la noche, Teléfonos de México anunciaba que se suspendía su servicio de larga distancia por 2 días, debido a los daños sufridos en los equipos de la Ciudad de México, que recibió la furia del terremoto.

En la capital del país se reportó la desaparición de la diputada federal por Colima, Concepción Barbosa de Anguiano, quien se encontraba hospedada en el hotel Principado, el cual se vino abajo con el terremoto.

El café le supo amargo a Jorge, más que de costumbre, fue una mañana diferente la de ese jueves 19 de septiembre de 1985.

Han pasado 33 años y en ese tiempo Colima ha vivido dos terremotos intensos, el del 9 de octubre de 1995 y el del 21 de enero de 2003; quién sabe cuántos más vaya a atestiguar Jorge.

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