El Papa cierra su visita a Cuba con una misa y viendo a Fidel

El Papa Benedicto XVI cerrará el miércoles su visita a Cuba con una multitudinaria misa en la mítica Plaza de la Revolución de La Habana y una reunión con Fidel Castro, después de pasar tres días en la isla con un mensaje de renovación y apertura para un país que lleva cinco décadas de gobierno socialista.

El líder histórico de la revolución cubana anunció el martes por la noche que saludaría «gustosamente» al enviado de Roma como hizo hace 14 años con su predecesor, el fallecido Juan Pablo II, en un encuentro que supuso el fin a las hostilidades entre la Iglesia católica y las autoridades comunistas.

«Llegué a la convicción de que marxistas y cristianos sinceros (…) debían y podían luchar por la justicia y la paz entre los seres humanos», dijo Castro, de 85 años, en una de sus habituales reflexiones escritas titulada «Los tiempos difíciles de la humanidad».

«Así lo proclamé y así lo sostengo», agregó el ex presidente, que declaró a la nación atea.

El Papa, de 84 años, se entrevistó en la víspera con el presidente, Raúl Castro, tratando de cimentar la influencia de la Iglesia católica en el país caribeño, donde el Gobierno impulsa una serie de reformas que pretenden modernizar la economía sin renunciar al ideario socialista.

Se supo que Benedicto XVI hizo una «petición humanitaria» a Castro, lo que muchos interpretaron como una solicitud para que libere a presos políticos o al contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años por instalar conexiones a Internet consideradas ilegales en la isla.

Además, pidió restablecer el festivo de Viernes Santo, en un gesto similar al que tuvo su hermano Fidel con el Papa polaco cuando reinstauró la Navidad antes de su histórica visita en 1998.

Tras el encuentro, la televisión estatal los mostró sonrientes saludándose, entrelazando las manos antes de intercambiar regalos. Castro obsequió al Papa una talla de madera de la Virgen de la Caridad y éste le correspondió con un libro religioso decorado con coloridas ilustraciones.

Sin embargo, no está previsto que Benedicto XVI dé audiencia a los grupos disidentes acusados por el Gobierno de ser mercenarios a sueldo de Estados Unidos, pese a que los opositores denuncian que se irá del país con una visión sesgada.

SOCIALISMO, INCUESTIONABLE

La reunión del obispo de Roma con el mandatario cubano coronó un largo camino en la mejora de las relaciones del Gobierno con la Iglesia, que ha llegado a convertirse en el principal interlocutor de las autoridades en temas delicados como disidentes y presos políticos.

Raúl y Benedicto XVI, vistos como líderes menos carismáticos pero más pragmáticos que sus predecesores, pretenden afianzar una alianza clave en los tiempos de cambio que vive la isla, donde las reformas han generado ilusión y temor en un país acostumbrado a la omnipresencia estatal.

Aunque la presencia del Papa generó expectativas de una mayor apertura política en temas sensibles como derechos humanos y libertades civiles, el Ejecutivo dejó claro durante la visita papal que los cambios económicos no se trasladarán al área del sistema político de partido único.

«En Cuba no va a haber una reforma política. En Cuba estamos hablando de la actualización del modelo económico cubano que haga nuestro socialismo sustentable», dijo el martes Marino Murillo, vicepresidente del Consejo de Ministros y supervisor los cambios económicos oficiales.

Las transformaciones han permitido a los cubanos por primera vez desde el triunfo de la revolución en 1959 comprar y vender libremente casas y coches, adquirir tierras para el cultivo y ampliar el emprendimiento privado en áreas antes reservadas al Estado, como el turismo y la hostelería.

El Papa suavizó su discurso a su llegada a Cuba el lunes, con referencias más o menos veladas a los presos políticos, la necesidad de profundizar cambios políticos y renovar la sociedad, pero lejos de sus frontales comentarios sobre el fracaso del comunismo antes de su llegada.

Sin embargo, mantuvo su visión de que el país necesita nuevos modelos para avanzar y que la Iglesia tendrá un papel «imprescindible» en el futuro de la isla.

Con información de Reuters

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