México, DF.- Santa María Aztahuacán, uno de los 16 pueblos originarios de la delegación Iztapalapa, está considerado como uno de los sitios más inseguros de una de las delegaciones más peligrosas de la ciudad con más delitos del país. Ahí se escondía la pareja criminal más buscada de México.
Las calles de Santa María Aztahuacán están llenas de baches y topes; de grafitis y de basura; de borrachos, vendedores de droga y asaltantes. En mayo de 2012, este pueblo adquirió una momentánea celebridad por el homicidio de siete jóvenes de entre 13 y 24 años. Y luego volvió al anonimato propio de las zonas económicamente deprimidas y golpeadas por la delincuencia común que florece en Iztapalapa… hasta la madrugada de este martes 4 de noviembre, cuando el mundo volteó sus ojos a una de las típicas casas que conforman sus calles.
La casa señalada con el número 27 de la avenida Jalisco, una vivienda que denota una existencia humilde, con paredes grises rugosas, un portón blanco y un improvisado (hechizo) balcón, albergaba a José Luis Abarca y a María de los Ángeles Pineda, señalados como presuntos responsables intelectuales del asesinato de seis personas en Iguala, y de la posterior desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Raúl Burgos (conocida como Ayotzinapa).
La casa, de dos recámaras y un pequeño patio, no da ninguna pista de haber albergado al poderoso empresario joyero que entró a la política y a la principal operadora de un sanguinario grupo criminal de Guerrero. La pareja habitaba una vivienda desvencijada sin más rastros de luonj que el pelaje perfectamente recortado de los cinco perros de raza pequeña que les hacían compañía.
Tras una investigación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), la Policía Federal encontró a la celebérrima pareja y la trasladó a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), donde rinde declaración.
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