El duelo amoroso: Cuando lo único que murió fue tu relación

El duelo amoroso
Por: Yolistli del Carmen Venegas Velázquez

El título puede parecer una declaración problemática para un proceso que es complejo de experimentar y quizá también de explicar. Y es que el duelo tras terminar una relación es un asunto similar, pero a la vez distinto al de una muerte.

Sabemos que, al poner fin a un vínculo afectivo, aunque realmente ninguna persona muere, muchas otras cosas sí, entre ellas costumbres, formas de hablar, sueños, planes a futuro, etc.  Y es precisamente la idea de que la otra persona seguirá con su vida sin nosotros lo que nos produce conflicto. Estas nuevas ausencias, pensamientos e incertidumbre nos llevan a experimentar una gama de emociones incómodas y dolorosas y el “corazón roto” se convierte en el síntoma que dejó la “muerte” de esa relación. Todo aquello que ya no pudo ser, es el cadáver al que le lloramos y guardamos luto mientras la “tormenta” pasa. Pero ¿qué implica en sí el duelo tras la ruptura?

Hablar de duelo implica hablar del sentimiento de “pérdida”, que, en el sentido más básico, es la sensación de vacío o de que algo nos falta porque el otro se lo llevó consigo.   Esta sensación, al prolongarse nos puede conducir a la creencia de que no lo volveremos a encontrar eso que perdimos. Alerta Spoiler: casi nunca es así.

El ser humano tiene una manera de “digerir” lo que pasa a su alrededor y en esto intervienen procesos cognitivos y por supuesto emocionales. Por lo tanto, transitar el duelo por ruptura implica varias etapas que ya conocemos: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cuanto más las comprendamos -y nos comprendamos a través de ellas- mejor podremos lidiar con sus implicaciones y convertir el duelo en un proceso de aprendizaje y con suerte, de crecimiento personal. En cuanto al sentido de pérdida, habrá que asignarle un significado diferente, ¿cómo?, identificando qué nos duele, por qué nos duele y partiendo de ahí, reconectando con nosotros mismos, descubriendo nuevas aficiones o retomando otras que habíamos dejado de lado. Suena sencillo, pero no lo es, ya que para lograrlo necesitamos trabajo interno y dar espacio a otro proceso: El autodescubrimiento.

Es importante destacar que, aunque el duelo puede ser doloroso y desafiante, también es una oportunidad para crecer y aprender sobre uno mismo, ya que es un proceso que nos permite reflexionar sobre las lecciones aprendidas en la relación y cómo podemos aplicarlas a futuro en nuestra vida.

Lo primero a entender sobre el duelo tras la ruptura es que procesarlo no se verá de manera lineal, habrá momentos en los que parezca que estamos avanzando y otros en los que podemos sentir que hemos retrocedido. Es normal. La clave es tener paciencia y compasión con nosotros mismos.

Es fundamental identificar y permitirnos sentir nuestras emociones sin intentar reprimirlas o evitarlas. Llorar, hablar con amigos y familiares de confianza, escribir en un diario o buscar la ayuda de un terapeuta son algunas de las formas saludables de expresar y gestionar el dolor, que, aunque pudiera parecer que no terminará, lo hará en algún momento.

El primer paso que tendremos que dar para comenzar el proceso de duelo por ruptura es aceptar y reconocer que la relación ha llegado a su fin, por los motivos que se haya dado. A veces, esto puede ser difícil de aceptar, ya sea porque nos aferramos a la esperanza de una posible reconciliación o porque tememos enfrentar la vida sin la persona que solíamos tener a nuestro lado. Sin embargo, solo cuando aceptamos la realidad de la situación podemos avanzar y comenzar a sentirnos mejor.

Además, es esencial rodearse de personas que brinden apoyo y comprensión. Los amigos y la familia pueden ser un gran soporte emocional durante este momento difícil, así como un profesional de la salud mental. Compartir nuestros sentimientos y preocupaciones puede ayudarnos a sentirnos comprendidos y acompañados en este viaje hacia la recuperación del equilibrio emocional “después de la tormenta”.

En conclusión, el duelo tras una ruptura es un proceso necesario para gestionar emocionalmente y crecer personalmente y no tenemos que hacerlo solos.

Yolistli del Carmen Venegas Velázquez

  • Licenciada en Psicología Clínica
  • Maestra en Terapia Cognitivo Conductual
  • Psicoterapeuta en Centro Ámbar
  • Miembro activo de Colegio Oficial de Psicólogos del Estado de Colima (COPSI).
  • Miembro del Podcast “La Sala de Espera de Centro Ámbar”.

 

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