DESVÍO EDUCATIVO  

TAREA PUBLICA
DESVÍO EDUCATIVO  ( Como nación hemos dado, otra vez, un paso más atrás en una fase de relevo institucional  )
Por: Carlos OROZCO GALEANA

El pasado uno de septiembre  sucedió el cambio en las alturas educativas al tomar el cargo de Secretaria del ramo Leticia Ramírez Amaya, una mujer “ de absoluta confianza, preparada, honesta, igual que la maestra Delfina, con convicciones” según definió el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde hacía dos semanas antes a ese hecho, ya se había anunciado el cambio de estafeta en esa Secretaría, lo que provocó críticas diversas, correctas las más, sobre la irregularidad que se asomaba por tratar de colocar ahí a una persona sin conocimientos suficientes y más experta en atender asuntos del presidente relacionados con respuestas a demandantes, que en temas educativos. En una entrevista que cualquier educador con conocimientos abordaría con suficiencia, la actual secretaria declino responder a una pregunta de  ( porque no sabía que decir), cómo aprenderían matemáticas los alumnos de segundo de primaria en base al nuevo modelo escolar.

Vista esa falta de respuesta, es válida la expresión negativa que se tiene  sobre el perfil de la nueva secretaria de educación. Es cierto que va llegando al cargo y que le costará mucho trabajo adentrarse en el universo de problemas que rodea a la educación en el  país, pero me parece que hemos dado un  paso atrás, o varios, en un tema vital para la nación.

Es evidente  la pérdida de visión en el sentido de que la educación es mucho más que una realidad viva en la dinámica de los pueblos , que es una función inherente a todas las formas de la vida social, desde las más primarias a las más elevadas, que es una misión, una meta a donde llegar, un fin a realizar.

Es palmario  también que la educación nacional no pasa por un buen momento, hace tiempo que es sacudida por intereses variopintos vinculados a la política real, electoral, sindical,  con alianzas de poder  que se deciden en los despachos presidenciales. La anterior secretaria, si bien cursó estudios en la UPN, no fue una mujer destacada, y todo esto se comprobó durante su desempeño. No resolvió problemas, los administró, es decir, les dio largas hasta que los interesados se olvidaron de ellos.  Vienen tiempos parecidos o peores en esa cartera. Ya lo verán.

Y es que se ignora que la educación es una cosa muy seria para dejarla a la deriva, para jugar con ella y usarla con fines políticos o para asegurar  clientelas electorales. Si a la maestra Delfina Gómez, ex secretaria,  se le juzgara por los resultados que obtuvo, si hubiera un discernimiento conveniente sobre los pasos que dio, seguramente no tendría oportunidad de ganar las elecciones en el Estado de México, donde se celebrará una batalla fenomenal por el significado que tiene esa entidad por los millones de votos en disputa.

Es sabido que nuestra educación, por otra parte, sufre un deterioro del que no  saldrá pronto. La pandemia arruinó el impulso que tomó al inicio el gobierno, cientos de miles  salieron de la escuela ante el riesgo de contagio y otros más no pudieron seguir por la pobre economía de las familias, por desinterés o por no saber manejar las nuevas tecnologías. El resultado no pudo ser otro que un declive más pronunciado que el ya conocido.

A eso agréguesele la desaparición de programas que habían probado su eficacia y que venían aplicándose desde 2007  (Programa Escuelas de Tiempo Completo) , mediante el cual  había jornadas ampliadas de seis y ocho horas diarias, así como servicios de alimentación para estudiantes de 3 a 15 años en educación básica y con cobertura en todo el país, particularmente en localidades de alta marginación.

También disminuyó la inversión en ciencia y tecnología, lo que sí persistió fue la entrega de becas a hijos e hijas de funcionarios del régimen, enviados a estudiar a escuelas extranjeras porque no les gustó ninguna de las que hay en México. Aquí no aplicó la “pobreza franciscana”.

Mientras, nos dicen los cables informativos, 244 millones de niños siguen sin ir a la escuela en el mundo ( Diario El Noticiero) , lo que es un menoscabo al derecho que todo menor tiene de acceder a la educación mientras en México, más 4 millones de niños, niñas y adolescentes no asisten a la escuela y   600 mil más están en riesgo de dejarla por diversos factores como la falta de recursos, la lejanía de las escuelas y la violencia, tal cual lo escribí en párrafo anterior.

México no puede dase el lujo de perder más tiempo en estructurar una educación que responda cabalmente a las necesidades de instrucción y expansión de conocimientos que se requiere en este mundo global y competitivo.  Por ahora,  atraviesa una etapa delicada en materia de educación, que se ha politizado y es trampolín ahora para fraguar  carreras políticas; no importa que todo vaya a la deriva, que cada vez nos atrasemos más y que se invierta en educación sin resultados positivos,  digo esto por tantos millones de mexicanos que truncan sus estudios e ingresan, con toda seguridad, a las filas del desempleo sin que se note el esfuerzo del Estado en ese ramo.