Del amorpropismo

Devenir humana 

Por: Psic. Rubi Graciano Hernández

Aclaremos algo: el amor propio no es la panacea para sanar todo el malestar emocional que la vida moderna nos regala generosamente y, de hecho, la imposición del amorpropismo en las personas y especialmente en las mujeres, es un mandato bastante agresivo para nuestra salud integral.

Me explico, un concepto que me causa recelo y bastantes problemas con las personas en consulta es ese que hace referencia al “amor propio” pues a través de este se espera que las personas logren por sí mismas, librarse de todo acto que les implique minimizaciones o francas violencias a su persona. En el caso de las mujeres, incluso se ha llegado a especular que desarrollar un amor a sí mismas les alcanzaría para librarse de las sofisticaciones de la violencia de género, por ejemplo, la manipulación, las rupturas de exclusividad en la pareja, las mentiras, etc.

Lo cierto es que las condiciones de vida de hoy en día nos dan para experimentar una dinámica de producción y consumo hiperacelerado que nos sometería a presiones importantes para cumplir con las expectativas de la nueva cultura de bienestar más asociada al consumo que a la reflexión y autoafirmación en el mundo. Por lo que es muy fácil confundir la realización de un viaje, la producción de experiencias “instagrameable”, el consumo y desarrollo de rutinas “skincare” como medios de autocuidado en lugar de procurar espacios personales de autoconocimiento, reconocimiento de los estados emocionales, y la identificación de lo que consideramos valioso para nuestra propia vida.

En este punto es importante reconocer que no se niega la importancia de las prácticas de autocuidado, sino que un ejercicio de este tipo que además nos implique el consumo y la autoexigencia desmedida y sin sentido personal, quizá está mucho más alejada del objetivo de bienestar subjetivo que del malestar emocional. ¿Cómo podríamos relacionarlo por ejemplo con la violencia psicológica antes mencionada?

En fin, a título personal me parece mucho más asimilable el concepto de “capacidad de agencia” pues para llegar a él es necesario revisar nuestra posición en el mundo e implica pasar por un proceso de reconocimiento y autoafirmación. Esa capacidad de agencia se despierta poco a poco cuando somos capaces de cuestionar nuestras dinámicas de vida y rescatar del fondo nuestros anhelos, fantasías e ilusiones manteniendo el diálogo con el entorno para así lograr una mayor capacidad de toma de decisiones poco a poco sin que esto se traduzca en un nuevo mandato y con ello un nuevo formato de sufrimiento personal.

Por tanto, sería importante revisar nuestras formas de explicarnos el mundo para evitar, en medida posible, toda narrativa de “amorpropismo” que nos exprima hasta el alma. Busquemos con mucho tacto, respeto personal y mucha autoternura, identificar eso que ya hacemos para resistir al mundo hostil y convenga aplicar un pensamiento propio de la educación: lo que funcione que se replique y lo que no, que se transforme. ¿Qué de lo que tiene usted en la vida le funciona y le acerca a la vida plena? Demos más de eso.