Colima.- El analista jurídico, Ignacio Burgoa Llano, dijo que la partidos políticos no luchan por el bienestar de la comunidad sociedad, compatriotas o por la miseria que se vive en este país como en otras partes del mundo, sino por tener el poder político.
Señaló que esto pasa con diputados, senadores, Presidente de la República, alcaldes, gobernadores y secretarios.
“Y somos egoístas, (cuando se está en el poder) “queremos todo para mi, para nosotros, para mi equipo para mi grupo, para mi partido político”, esa es una patología social de carácter moral, es antigua como la misma humanidad misma (…) ese es nuestro diario vivir”, afirmó.
Desde su percepción hay mucha ignorancia en el sector público, politequiría y en México se vive en una partidocracia, ya que las decisiones fundamentales no se toman con la limpieza de pensamiento y sentimiento de hombres o mujeres, sino que se toman en la cúpula de los partidos políticos.
Por tal motivo, el doctor en Derecho dijo que el abogado organizado debe intervenir como factor de poder que crea y constituye una conciencia jurídica nacional y decirle a los servidores públicos que las decisiones están equivocadas y que no es el camino que debe seguir la administración pública.
“El deber ser jurídico y moral, lo obligan a actuar de tal o cual manera, lo cual es un imperativo que a todos nos lanza indefectiblemente la Constitución General de la República”, aseveró el hijo de quien fuera considerado «rey del amparo», Ignacio Burgoa Orihuela.
Sin embargo, hizo mención, que la sociedad desprestigia el trabajo de los abogados y tiene la impresión que los abogados son similares busca pleitos, que enredan las cosas y lo identifican con tranzas.
Sin embargo reconoció que quizá se han ganado esa descalificación, ya que en todo el país existen miles de Títulos de Licenciado o Derecho, ocupados por gente sin escrúpulos, inmorales y que utilizan dicho título para hacer ‘negocios’ y actuar indebidamente en beneficio propio.
“Los abogados en puridad del término de acuerdo al contenido de esta nobilísima actividad humana, pueden contarse con los dedos de la mano”, concluyó.
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