Cuando el símbolo de la Cruz Roja, ya no supone protección en un conflicto

Un rebelde libio colapsa en el campo durante una pelea en la ciudad de Misrata. Las balas de una ametralladora rasgan una arteria en su pierna y él pierde sangre rápidamente. Los médicos batallan para salvar su vida y dejan el edificio que funciona como una sala de operaciones de emergencia. Pero quedan bajo el fuego y el hombre muere.

Las imágenes del fotógrafo Andre Lioh sobre la siniestra escena son una muestra de las condiciones de riesgo en las que opera el personal médico en zonas de conflicto. Antes, la cruz roja en un vehículo o edificio era sinónimo de protección. Pero ya no.

Los asaltos al personal médico y sus instalaciones se han vuelto comunes, según un reporte presentado este miércoles por el Comité Internacional de la Cruz Roja.

«La violencia contra las instalaciones médicas y su personal debe terminar. Es cuestión de vida o muerte», aseguró Yves Daccord, director general de la organización.

«El costo humano es asombroso: civiles y combatientes mueren de heridas simples porque no reciben atención médica a tiempo», agregó Daccord.

Louis Lillywhite, ex cirujano general de las fuerzas armadas británicas, dijo que en la Segunda Guerra Mundial un hospital podía funcionar incluso cuando se llevaban a cabo batallas.

«Ambos, los alemanes y los británicos respetaban la neutralidad de esa área reservada como un hospital», describió. «Se basaba en el hecho de que no participaban en ninguna actividad militar en absoluto».

Pero en estos días es un reto convencer a las partes de un conflicto sobre la neutralidad del personal médico.

Michiel Hofman, de Médicos Sin Fronteras, contó que en un lugar como Afganistán, por ejemplo, los médicos solo pueden operar si no hay presencia militar.

«Es el viejo concepto del hospital libre de balas», explicó Hofman. «Este concepto existe por una razón. Una vez que hay armas dentro de un hospital, deja de ser una zona neutral y será atacado por diferentes fuerzas militares».

La Cruz Roja reporta que millones de vidas se pudieron haber salvado si se hubiera respetado la atención a la salud.

«El hallazgo más escandaloso es que la gente muere en grandes números no porque sean víctimas directas de bombas o tiroteos», dijo Robin Coupland, cuyas investigaciones en 16 países son la base del reporte.

«Mueren porque la ambulancia no llega a tiempo, porque se evita que el personal médico haga su trabajo, porque los hospitales son objeto de ataques o simplemente el ambiente es tan peligroso que los servicios de salud no se pueden llevar a cabo».

Los trabajadores médicos se están convirtiendo en las primeras víctimas de las guerras, aseguró Daccord. Hospitales en Sri Lanka y Somalia han sido bombardeados, y ambulancias en Libia han sido tiroteadas. Paramédicos fueron asesinados en Colombia, mientras que heridos en Afganistán tuvieron que esperar por horas en puntos de revisión.

Todo esto representa «una de las más urgentes tragedias humanas que han pasado por alto», aclaró Daccord.

«El tema nos ha estado mirando a la cara por años. Debe terminar», sostuvo.

Con información de CNN

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